Para celebrar el Día de la Mujer, hemos preparado un taller sobre Empoderamiento de la mujer en la escalada. El encuentro tendrá lugar el jueves 10, en Sputnik Alcobendas, en colaboración con Girls on the wall, una asociación cuya intención es promover la cultura de la igualdad en el mundo de la montaña. Os contamos quiénes son, cuál es el objetivo de este monográfico y nos asomamos al debate acerca de las actividades solo para mujeres.

Si nos conocéis desde hace un tiempo, sabréis que en Sputnik somos curiosos, nos hacemos preguntas y de tanto en cuanto nos gusta hacer cosas arriesgadas como esta o esta. En particular, sentimos mucho interés por construir espacios de igualdad, no solo dentro de nuestra organización sino también en el entorno que ofrecemos como centro deportivo.

Esta inquietud tomó bastante forma con la consulta sobre sobre «Microagresiones en rocódromo» que hicimos en enero de 2021. Gracias a ella supimos que muchas de nuestras escaladoras denunciaban situaciones de desigualdad y por ello este año apostamos por la idea de realizar un taller en el que las mujeres que así lo quisieran tuvieran un espacio donde preguntarse por los miedos a los que se enfrentan en la escalada, cómo les gustaría situarse ante ellos y cuáles podrían ser sus estrategias para conseguirlo. Todo eso en un espacio sin interferencias.

Curso de escalada GOW. Imagen: @climbingimage
Curso de escalada GOW. Imagen: @climbingimage

 

Adiós al ‘¿Estáis solas?’

Ahora te vamos a contar otro acontecimiento dentro de la comunidad y es que hace poco que se ha constituido una asociación llamada Girls on the wall (GOW) y que resulta bastante novedosa, al menos en Madrid. Su propósito es el de «promover y extender el conocimiento de los deportes de montaña con un enfoque transversal de género», poniendo mucho énfasis en la formación como base del cambio, tal y como nos revela Emilia Debska, una de las tres cofundadoras de GOW. Para ello echan mano de Paula Fajardo, TD2 de escalada y encargada de la parte técnica.

La novedad que ofrecen respecto a la oferta ya existente es que acompañan los cursos, tanto de iniciación como avanzados, con sesiones de coaching a cargo de Celia Díaz –otra de las cofundadoras–. En estas sesiones abordan aspectos transversales como la definición de los objetivos personales en la escalada, tanto emocionales como técnicos, o la identificación de creencias limitantes en la práctica.

¿Están estos cursos cerrados solo a mujeres? Emilia nos explica que no obligatoriamente: quieren ir adaptando los cursos a las necesidades de quienes asisten, priorizando siempre la creación de espacios seguros y cómodos para todas las personas. «Las tres –ella misma, Celia y María Pardo, la otra responsable de GOW– hemos trabajado con grupos de todo tipo, pero sí percibimos una necesidad de crear algunos espacios solo para mujeres. Desde luego estos espacios evolucionan, cambian y no son cerrados», nos explica Emilia.

¿Su sueño más disparatado? Que dos mujeres en la montaña no tengan que escuchar nunca más eso de ¿estáis solas?

La montaña es mi reino

Sin pedir permiso, tomamos prestado el nombre de la obra del alpinista Gaston Rébuffat para darle nombre al taller que celebramos en conjunto con GOW: que las mujeres continúen haciéndose su hueco en la montaña. ¿Y cómo? Con un taller que tendrá lugar en Sputnik Alcobendas el próximo jueves 10 de marzo (puedes reservar tu plaza aquí). La propuesta consiste en una serie de dinámicas en grupo que nos hagan reflexionar sobre las siguientes cuestiones:

  • qué sentimos cuando escalamos y qué pensamientos e ideas tenemos asociadas a la escalada
  • cómo nos gustaría sentirnos y dónde queremos situarnos
  • qué caminos podemos trazar para alcanzar ese lugar
Marta Berenguer, TD2 de escalada, en unas prácticas de cabuyería en la Sierra de Madrid.
Marta Berenguer, TD2 de escalada, en unas prácticas de cabuyería en la Sierra de Madrid.

 

Una herramienta para la igualdad

Los espacios no mixtos suelen ser un tema que levanta ampollas así que aprovechamos la ocasión para debatir –al final se trata de eso: probar, fallar, compartir visiones– sobre qué aporta la celebración de un taller solo entre mujeres.

Dejémoslo claro: es solo un taller. No vamos a dividir la sala de boulder con cinta americana para marcar una zona para mujeres y otra para hombres. Nos gusta juntarnos con todo el mundo y nos parece fundamental avanzar en la igualdad en equipo. Así que dejemos a un lado las expresiones polarizadas. Estamos probando a hacer un taller para mujeres, porque queremos ver si este espacio sirve para que, quienes participen de él, puedan compartir experiencias, enfoquen sus propósitos en su deporte y generen recursos propios para tomar decisiones a la hora de escalar. Eso es todo.

Dicho esto, queremos darle un poco de luz a este debate, y para ello echamos mano de la consultora de igualdad, Ana Fernández de Vega, que, para nuestro gusto, lo explica de una manera sencilla y conciliadora. Según su experiencia, los espacios no mixtos tienen tres razones de ser:

Una identidad en común:

Los espacios no mixtos reúnen a gente con un rasgo común que las identifica y que es motivo de un trato desigual o discriminatorio en la sociedad. «Esta identidad común hace que las personas tengan ciertas experiencias de vida compartidas o que enfrenten situaciones de discriminación semejantes», explica Ana Fernández. El ser negro, mujer, tener una orientación sexual distinta a la heteronormativa o tener una discapacidad pueden conformar la identidad de un grupo.

Yendo al caso de la escalada, sentir que sus conocimientos se menospreciaban por ser mujer o recibir consejos sin haberlo solicitado son experiencias que comparten un 46% de nuestras encuestadas, en el primer caso, y un 33% en el segundo.

Crear nuevos recursos:

«En los grupos no mixtos las dudas, experiencias o traumas se comparten con más confianza», explica Emilia, quien también ha realizado un extenso trabajo con mujeres refugiadas. «Eso te ayuda a afrontar los retos de otra forma, a coger carrerilla y partir de una posición de más igualdad frente a tu compañero», señala. Y eso es importante, porque el objetivo fundamental de estos espacios es que las personas se comprometan con actitudes que fomenten la igualdad.

Puede ser que, al ponerlo en común, las participantes sientan necesario tener más compañeras de escalada o tomar el compromiso de escalar de primeras o descubran que desean organizar un viaje de escalada. Esa toma de conciencia es el motor que va a movilizar a poder crear otras dinámicas en su entorno.

Tener referentes de otras mujeres abre las puertas a futuras escaladoras
Tener referentes de otras mujeres abre las puertas a futuras escaladoras

 

Llevarlo al día a día:

El paso final se completa cuando las personas logran llevar estas nuevas actitudes o recursos a la sociedad, transformando su entorno y las dinámicas más arraigadas. Es decir, se comprometen con la creación de espacios de igualdad.

Emilia hace una última reflexión al respecto y menciona la responsabilidad compartida: «Nosotras, que somos blancas y tenemos recursos y tiempo, también tenemos privilegios. Por eso, cualquier espacio o asociación que trabaje la igualdad facilita que esa responsabilidad no recaiga solo en unas pocas. Las personas que asistan a este taller también pueden aportar su esfuerzo al cambio de una sociedad más igualitaria», concluye. ¿Y no es eso acaso lo que buscamos todos?

¿Cómo que no me dejan ir?

No hemos desaprovechado la ocasión de abrir este debate en nuestro propio centro y hemos hecho partícipes a todos los equipos acerca de la celebración de este taller. Estas son algunas de las ideas y críticas que más nos han llamado la atención y a la que hemos tratado de encontrar una respuesta. Quizás te identifiques con alguna de ellas:

Los espacios no mixtos son discriminatorios

Esta es una crítica habitual, que argumenta que los espacios no mixtos son iguales a la discriminación pero a la inversa. Bueno, hay varios argumentos en contra de esta visión. Según lo explica Ana Fernández, esto se debe a que no somos capaces «de ver las discriminaciones que nos son ajenas: cuando no vivimos una experiencia de discriminación tendemos a creer que dicha discriminación no existe». Sería como decirle a un hombre negro, siendo blanco, que el racismo en España no existe.

Por otro lado, en el caso de la discriminación por género, este análisis equipara el crear un espacio para mujeres con toda la estructura de opresión que el patriarcado ha ejercido históricamente sobre la mujer.

¿Por qué no me dejan ir, si yo quiero participar?

Sí, es cierto, los espacios no mixtos son excluyentes. Sin embargo, si se celebrara un taller para personas de origen africano, ¿pondríamos el grito en el cielo por no poder participar por ser blancos? «Quedarse fuera de los espacios no mixtos no significa ser una persona maltratada, ni violentada, ni minusvalorada», explica Ana Fernández. Es decir, los espacios no mixtos no oprimen a los hombres, sencillamente no son los protagonistas. Es más, estos espacios son herramientas –una más– para continuar avanzando en el cambio.

En Inglaterra siempre llueve, claro. Eso no detiene el Womens Trad Festival, que quiere acercar la escalada de autprotección a las personas. Imagen: Roxanna Barry (WTF).
En Inglaterra siempre llueve, claro. Eso no detiene el Womens Trad Festival, que quiere acercar la escalada de autprotección a las personas. Imagen: Roxanna Barry (WTF).

 

Me siento rechazado

En palabras de Shelma Jun, creadora de Flash Foxy, una comunidad de escaladoras asentada en Estados Unidos: «Si eres parte de un grupo marginal, estos espacios pueden ser muy importantes. Quienes no pertenecen a esos espacios no deberían sentirse ofendidos por ello. Deberíamos poder entender y respetar que no pertenecemos a esos espacios». 

¡Pero si yo soy un aliado!

La activista inglesa Kelley Temple lo expresó así: «Los hombres que quieren ser feministas no necesitan tener espacio en el feminismo. Necesitan tomar el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista».

Pues montamos un espacio no mixto para hombres

La verdad es que ya existen y desde hace un montón de tiempo. Los primeros grupos de hombres se remontan a finales de los años 70 y, según el I Congreso Internacional sobre Masculinidades e Igualdad, «Su razón de ser es la de debatir y profundizar sobre las contradicciones, inseguridades y certezas que crea tener un compromiso con la igualdad de género y cuestionar(se) muchos de los elementos constitutivos de su propia identidad». A esto añadimos una reflexión que nos ha parecido interesante: «¿Para qué deberíamos reunirnos entre nosotros si ya tenemos la fuerza suficiente sin hacerlo?». La firma un hombre en este artículo.

María Francisca Riera, autora de Escalantes
María Francisca Riera, autora de Escalantes, escalando en Ahedo (Burgos). Para ella es fundamental  tener un grupo de escalada en el que sentirse segura y apoyada.

 

¿Y de verdad sirven para algo?

«Partimos de la base de que el conocimiento de escalada sigue estando en manos de los hombres. Hemos tenido que esforzarnos mucho para encontrar una TD2 que guíe nuestros cursos», explica Emilia, «no hablemos ya de guías de alta montaña». De hecho, actualmente Miriam Marco es la única guía de alta montaña titulada en España. La formación, por tanto, es fundamental para crear comunidad, referentes y seguir avanzando.

Por otro lado los talleres que trabajan con las experiencias de sus asistentes tienen un potente beneficio: al buscar nuevas respuestas a situaciones de dificultad, las personas pueden experimentar que tienen más maneras de actuar y eso facilita que puedan desbloquearse. Una vez que hemos encontrado nuevas estrategias, será más fácil llevarnos esta experiencia a la vida diaria.

Una nueva generación

María Francisca Mas Riera (Palma, 1993) es la autora de Escalantes, un ensayo en el que recopila la experiencia de 20 escaladoras entre los veinte y los cincuenta años y donde se pregunta por cómo la identidad de género afecta a la escalada. Aprovechamos que está presentando su libro para preguntarle por la perspectiva de género que tienen las generaciones más jóvenes: «La juventud de ahora tiene un punto a su favor y es que tenemos mas herramientas», comenta María Francisca. «Hablar de estos temas crea facilidades para que las personas pueden verse identificadas». Es decir, abrir debate facilita que la gente más joven tenga una visión más igualitaria de la sociedad.

Nadie en su familia escala pero ella se enganchó al deporte con 15 años y estuvo a punto de dejarlo por las situaciones machistas que vivió. En lugar de eso, comenzó a buscar otros espacios en los que poder sentirse segura escalando: “En el momento en que pasas a escalar con un grupo que te refuerza, que te acompaña, que te ayuda a gestionar tu ansiedad, tu miedo,…, la manera de afrontar esa vía cambia por completo. Tu manera de escalar es otra”, admite.

Encuentros solo para chicas

Los eventos donde solo asisten mujeres no son cosa nueva, tampoco en el mundo de la escalada. En España, en 2013, la escaladora Esther Priego convocó, junto con dos compañeras, el Albarracín Only Girls. Esther nos cuenta cuál fue la motivación que provocó la realización de esta reunión: «Echábamos en falta más compañeras para escalar, así que decidimos organizar un evento para conocer a más chicas». Originalmente la escalada era un deporte predominantemente masculino y la falta de mujeres en particular o de diversidad en general era palpable en los sectores de escalada.

La última concentración de Albarracín Only Girls congregó a 110 escaladoras.
La última concentración de Albarracín Only Girls congregó a 110 escaladoras.

 

La necesidad de encontrarse con más mujeres como compañeras de cordada fue lo que espoleó la creación de este encuentro que, edición tras edición, fue reuniendo más participantes: «El primer año fuimos 20», nos cuenta Esther, «el último –cinco años más tarde–, 110. Aquella fue una forma también de que las chicas ganáramos en autonomía, atreviéndonos a ir a una concentración o enfrentarnos a un proyecto sin tener que ir acompañadas de un chico», comenta.

En Peak District, Inglaterra, tiene lugar desde 2016 un festival sugerente no solo por su propuesta de inclusividad –abierto a todos los géneros, capacidades y edades–, sino también por su contenido: ambicionan acercar a la gente a la escalada de autoprotección, una modalidad ya de por sí minoritaria. Resulta llamativo que en la web del Women’s Trad Festival no se hace mención a que sea un requisito ser mujer para asistir al encuentro, ¿quizás la coexistencia de espacios mixtos y no mixtos esté más normalizada en otros países? «Las mujeres aún representan menos del 25% de los técnicos cualificados en actividades al aire libre», subrayan las promotoras del festival, cuyo objetivo es el de «apoyar a las mujeres y otros géneros marginados en el liderazgo de las actividades outdoor».

Escaladora. No binaria. Autista

Con esas palabras se define Zofia Reych en su blog, desde luego un perfil poco habitual dentro de la comunidad escaladora. Después de haber abandonado la escalada durante 10 años «en parte debido al machismo del colectivo», Zofia retomó la actividad en 2013 gracias a un encuentro, el Women’s Climbing Symposium, donde pudo comprobar que la escalada había comenzado a ganar en diversidad. Fruto de esa revelación y con la experiencia propia de colocarse en una postura más «débil y pasiva» en compañía de hombres, dejando que fueran ellos quienes tomaran el liderazgo en la escalada, Zofia fundó en 2018 el primer encuentro para bloqueras en Fontainebleau. Su experiencia al respecto resulta enriquecedora puesto que sostiene que los espacios no mixtos no deberían ser la única alternativa a los eventos basados en la masculinidad heteronormativa. En opinión de Zofia, el camino va más por la creación de «espacios libres de sexismo, racismo o microagresiones. Estos ‘espacios seguros’ nos protegen no de los hombres, sino de la masculinidad tóxica y las normas de género sofocantes».

La propia Emilia confirma que la oferta de cursos de GOW varía dependiendo de las necesidades que vayan planteando las asociadas y asistentes a las formaciones. De este modo las propuestas van avanzando de manera orgánica, al mismo paso que marque la comunidad escaladora. En esa línea Flash Foxy está a la escucha de estos cambios. Si bien en 2016 celebraron su primer festival con las mujeres CIS como centro, en las consecutivas ediciones se han ido abriendo a «todas las expresiones de género no dominantes», según aclaran en su web. Pues bien, en 2019 y dado que en las últimas ediciones habían vendido todas las entradas, prepararon otro festival más en el que abrían sus 350 plazas a personas de todos los géneros (esta vez incluyendo hombres CIS). Eso sí, todos los talleres y cursos fueron liderados por mujeres.

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La montaña es mi reino
La montaña es mi reino

Más sobre el taller ‘La montaña es mi reino’

 

Cuándo ?: el jueves 10 de marzo a las 19h

?️ Entrada gratuita hasta completar aforo.

?? Es necesaria la reserva de plaza, puedes hacerlo escribiendo a alcobendas@sputnikclimbing.com o por whatsapp al 655 725 267. Si eres socia puedes hacerlo a través de tu perfil de usuaria.

?? Si no vas a asistir, por favor, háznoslo saber para que podamos ofrecerle la plaza a otra persona.[/vc_message][vc_message]

¿Quiénes son Girls on the wall?

Emilia DebskaEmilia Debska

Forma parte de la familia Sputnik desde los inicios. La conocimos escalando y en seguida nos interesamos por el proyecto en que andaba involucrada: la creación de espacios seguros para mujeres que vivían en campamentos de refugiados. Y para ello utilizaba el deporte y la escalada. Entre otras cosas, en mayo de 2021 colaboró en la construcción de un rocódromo en Katsikas, Grecia.

Celia Díaz

Celia Díaz

Es arquitecta y coach deportiva. Su padre le transmitió el amor por la montaña pero su muerte en un accidente alpino la separó de la escalada. Necesitó bastantes años para reconciliarse con la actividad, esta vez con su propia mirada: la montaña como un espacio donde trabajar por la igualdad.

María Pardo
María Pardo

María Pardo

Estudió trabajo social, sociología y es experta en violencia de género, entre otras cosas. También se está formando como técnico deportivo y su proyecto es trabajar como técnico de escalada para vincular su experiencia en igualdad de género con la actividad en montaña.[/vc_message]

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2 COMENTARIOS

  1. Alucinado me quedo ,volvemos a los colegios de franco , chicos por un lado y chicas por otro , vaya generación frágil que estamos creando , es toda una ofensa que te pregunten “ estáis solas “ . Espero que a mi me pregunten siempre

    • Hola Pepe,

      Creemos que hay una gran diferencia entre la segregación por sexos y la creación de un espacio de confianza donde las personas que lo necesiten puedan hablar con libertad sobre sus experiencias sin recibir comentarios reprobadores.

      El contenido del taller que ofrecimos, ya que te interesas por ello, fue el de encontrar estrategias para responder de una manera más libre en el día a día a esas situaciones de discriminación y hacer que nuestra comunidad sea más diversa e igualitaria.

      Es normal que siendo hombre no hayas vivido discriminaciones por ser mujer, sin embargo, eso no significa que no existan. Afortunadamente existen distintos tipos de sensibilidades, confiamos en que eso nos enriquece como comunidad.

      Acercarse a visiones distintas del mundo no siempre es sencillo, pero tampoco lo es enfrentarnos a una vía y ahí estamos.

      Gracias por leernos (hasta el final).

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