Si escalas con gente diminuta, este artículo te interesa. La diferencia de pesos entre escalador y asegurador es un aspecto clave a tener en cuenta para escalar con seguridad. Te contamos qué materiales y estrategias te permiten dinamizar las caídas, compensar pesos y no tener sustos a la hora de compartir cordada con peques.
La escalada es una disciplina deportiva increíble. Tiene muchos beneficios físicos y mentales que ayudan a los menores a desarrollarse, adquirir habilidades y extrapolar lo aprendido a otras facetas y situaciones de sus vidas. Pero si no tenemos ciertas precauciones podemos tener algún que otro susto. El riesgo de que tengan lesiones tanto físicas como psicológicas también es muy real y es interesante trabajar desde la prevención para disfrutar al 100 por cien de la escalada con peques.
Aparentemente no existen muchos riesgos cuando escalamos con chavales, pero hay un aspecto que puede provocar daños tras una caída: una enorme diferencia de peso entre quien escala y quien asegura (con una diferencia de peso de solo 10 kg ya pasan cosillas…). Daños que fácilmente son evitables si tenemos las habilidades, conocimientos y material para dinamizar las caídas de forma segura. Si por el contrario no se dinamiza la caída correctamente, quien escala recibirá un fuerte impacto. Esto ocurre en más ocasiones de lo que imaginamos y suele ser uno de los miedos que nos acechan cuando observamos a menores escalando primero. Una mala experiencia puede hacer que no quieras repetir.
Los medios tecnológicos nos permiten solucionar diferencias de peso de entre 10 y 40 kg.
Con peques y personas adultas, la diferencias de peso muchas veces supera con creces los 40 kg. Es importante tener muy en cuenta esta cifra porque los medios tecnológicos nos permiten solucionar diferencias de peso de entre 10 y 40 kg. Cuando la diferencia de peso es mayor, estos dispositivos ya no ejercen su labor y el sentido común y la responsabilidad entran en juego.
A la hora de escalar con peques –o cuando haya mucha diferencia de peso– podemos asegurar con frenos más dinámicos, dinamizar las caídas o usar cuerdas de escalada más finas con fuerzas de choque menores –es decir, que se elonguen más cuando en caso de caída–. Todo esto, sumado a nuestras habilidades como aseguradores dinámicos, disminuye el riesgo de lesiones.
Al final, lo que queremos es que no cojan miedo por una mala experiencia, que sigan queriendo escalar y que podamos seguir compartiendo esos momentos con nuestros hijos e hijas. Por eso, el arte de dinamizar caídas merece toda nuestra atención y cuidado. Si quieren peinarse como Cristiano Ronaldo o ser campeones de curling, eso ya es decisión suya.
¿Qué pasa si aseguramos sin tener en cuenta estos factores?
Lo cierto que la mayoría de las lesiones ocurridas en menores en escalada (como por ejemplo el estrés del cartílago de crecimiento y la sobrecarga de los tendones) no suceden por culpa de una caída o impacto. Eric Hörst ha escrito un artículo muy interesante al respecto y da algunos consejos sobre cómo disminuir los riesgos de lesión.
Sin embargo, si no aseguramos de forma correcta para disminuir la fuerza de choque, también puede haber accidentes y lesiones.
Las lesiones que más se producen cuando hay caídas en escalada deportiva suelen ser los esguinces de tobillo, rotura de calcáneos y daños de rodilla. Si a esto sumamos que pueden ser caídas muy estáticas si no dinamizamos correctamente, a esta lista hay que añadir lesiones musculares en el tren superior, concretamente en la espalda.
Qué tener en cuenta cuando asegura el adulto
- Usa dispositivos de freno manuales o, si son semiautomáticos, opta por los que actúan de forma más dinámica. Por suerte, nuestro deporte evoluciona a un ritmo que va de la mano de las necesidades de los deportistas por lo que hay un gran número de dispositivos en el mercado.
- Haz aseguramientos muy dinámicos y frenadas progresivas. Es muy importante que la persona que escala tenga esta información para que no se asuste si ve pasar alguna cinta de más. Hablar sobre esto a pie de vía ayuda a escalar tranquilos y disfrutar durante la escalada.
- Usa cuerdas más finas, con menor fuerza de choque, que sean más dinámicas, esas de “efecto chicle”. Este valor en kN viene siempre en el etiquetado de las cuerdas (junto con otros datos que merecen nuestra atención, no solo el diámetro y la longitud).
- Escoge bien las vías. Huye de alejes entre seguros y que esté acorde al nivel del escalador. Probar vías en top rope no es pecado y también hay que hacer fuerza. Si la vía no está clara para ir de primero o existe la posibilidad de sufrir caídas potencialmente peligrosas, podemos coger la caña y dejar la vía en top rope para que la pruebe sin riesgos.
Qué tener en cuenta cuando asegura el peque
Lo primero, tira de sentido común: quizás no sea la persona que debe asegurarte en una vía compleja con una dificultad por encima de tu nivel. Si queremos probar el proyecto de nuestra vida, debemos usar todas las herramientas para triunfar y una de ellas es la seguridad. Buscar a una persona que esté a la altura en todos los aspectos es clave. Eso incluye un peso más o menos equitativo y que tenga las habilidades y experiencia necesarias para este reto.
Tira de sentido común: quizás no sea la persona que debe asegurarte en una vía compleja con una dificultad por encima de tu nivel.
Si es un peque el que nos va a asegurar, podemos usar una pértiga para chapar el segundo seguro de la vía (siempre que sea suficientemente larga y no quede en entredicho la seguridad en caso de caída).
Si la diferencia entre quien escala y quien asegura está entre los 10 y los 40 kg, Edelrid tiene un dispositivo llamado OHM que actúa como disipador y absorbe parte de la fuerza de choque de la caída. Además, no solo funciona en el ascenso de la persona que escala, sino en el descenso –que parece que esto no es importante, pero si que lo es–. Controlar esos pesos desde abajo se convierte en una tarea titánica cuando no disponemos de este aparatito. Presta atención a la hora de colocarlo, es fundamental.
TRUCOS DE FAMILIAS ESCALADORAS
Algunos papás y mamás, para tratar de ayudar y sensibilizar sobre el tema, nos han contado sus experiencias que, quizás, puedan guiarte a la hora de escalar con tu propia descendencia.
Luis Miguel suele escalar con sus hijos y su truco para asegurarles es hacerlo de rodillas. De esa manera, si el peque se cae, hay mucho más recorrido para dinamizar. Y, a no ser que estés asegurando sobre la colchoneta de un roco, hazle un favor a tus rodillas y búscate algo blandito para no destrozártelas.
Marikilla, habitual de Sputnik, intenta coincidir con otras mamás o papás en sectores con vías para todo el mundo. Así los peques están con sus iguales y pueden compartir la experiencia al ritmo que demanden. “A veces montamos un columpio con la vía montada en top. Escalan hasta la altura que ellas deciden y luego les balanceamos”, nos cuenta. Esto les ayuda a habituarse a la cuerda, a estar en el vacío… “Y siempre son ellas las que mandan. Si deciden que quieren bajar, les bajamos. Nunca les presionamos para seguir”, añade.
Luis, compañero de profesión y padre de dos fieras, nos cuenta que no suele escoger vías demasiado tumbadas porque el descenso se complica. El rozamiento de la cuerda por la pared y las cintas, sumado a su peso mosca, hace que los peques no bajen.