La alpinista, escaladora y, ante todo, aventurera Sílvia Vidal presentó en Sputnik Las Rozas su libro Hay luz entre las cuerdas (Ediciones Desnivel, 2025) un viaje autobiógrafico a través de sus expediciones y experiencias vitales. Durante el encuentro charlamos con Sílvia y le preguntamos un montón de cosas sobre sus vías y experiencias en las grandes paredes de todo el mundo.
Sílvia ha abierto vías en paredes remotas de Alaska, Canadá, Chile, Estados Unidos, India, Paquistán, Perú… Muchas de ellas en solitario, asumiendo un gran compromiso y no solo en el aspecto técnico de la escalada (A4 y A5 son graduaciones extremas de la escalada artificial), sino porque Sílvia viaja prescindiendo de teléfono (de hecho, no tiuene móvil), comunicaciones vía satélite, partes meteorológicos… Y portea y baja su material de la montaña muchas veces sin ninguna ayuda.
Ha recibido premios del Consejo Superior de Deportes, del Ayuntamiento de Barcelona, de la Federación Española, de la Sociedad Geográfica, de festivales internacionales de cine de montaña, y un Piolet de Oro internacional, la máxima distinción del alpinismo, un premio muy importante que reconoció en 2021 no solo su carrera repleta de aperturas muy difíciles y comprometidas, sino una forma de entender la escalada que siempre pone el foco en el cómo por encima del qué.
Dejando a un lado la escalada, es admirable cómo Sílvia se integra y transita el territorio al que viaja. Lo hace de forma cuidadosa, no se apropia de los espacios. Sílvia deambula por los valles, las selvas y los glaciares como invitada, no como conquistadora. Nos cuenta que pide permiso para entrar en el territorio, permiso para escalar la pared y la roca y permiso para transitar esa naturaleza. Habla con la piedras, las plantas, los animales y el viento, asegura que así logra tranquilidad y una sensación de estar más protegida. Leemos en el libro: “No son lugares inertes, sino que están vivos y al pedir permiso solicito ser aceptada”. Y a partir de esta cita comenzamos la charla con Sílvia.
