Técnica corporal: escalada de frente

EL LABORATORIO DEL GESTO

En capítulos anteriores del Laboratorio del Gesto hemos hablado de diferentes técnicas de pie. Con este artículo abrimos la veda a las técnicas corporales: gestos que implican la colocación del torso y la cadera en relación a la pared y que nos van a permitir movernos con soltura por las tan temidas placas de adherencia.

Parece de cajón, pero nunca está de más señalar lo obvio: la manera en que colocamos nuestro tórax mientras escalamos afecta tanto a nuestro centro de gravedad como a la distribución de nuestras extremidades. ¿Y para qué quieres tú aprender algo sobre la escalada frontal? Porque implica una serie de técnicas muy útiles para progresar en terrenos sin grandes apoyos.

Para desmenuzar los movimientos de esta nueva herramienta, vamos a dividir las extremidades en los conjuntos pie-pierna y mano-brazo, además de las caderas. También te vamos a contar los tipos de inclinación y agarres que llaman a esta técnica. Y, por último, las técnicas que podemos combinar con la escalada frontal y que nos ayudarán a aumentar nuestro repertorio gestual.

Te advertimos de que después de leer esta nueva entrega, es posible que te den ganas de irte a buscar placas verticales para probar esta nueva técnica y poner en práctica tus nuevos recursos. ¡Allá vamos!

Como mencionábamos hace unas líneas, las tres partes principales implicadas en la escalada frontal son:

El conjunto pie-pierna

En la escalada frontal es fundamental mantener la cadera pegada a la pared. Para eso nos va a ser útil el empleo adecuado del canto interno y las puntas del pie de gato, que ya te contamos anteriormente. Siempre que la progresión nos lo permita, vamos a intentar colocar los pies a diferente altura para evitar que nuestro centro de gravedad se desplace hacia fuera, y sacaremos la mano del pie que se encuentre más alto, dejando el máximo de peso posible sobre ese mismo pie.

Respecto a las fuerzas que ejercen las piernas, recapitulemos: son las encargadas de impulsar nuestro centro de gravedad desde el tren inferior. Además, recuerda la importancia de “agarrar” las presas con el pie para traccionar de manera que, al dejar los pies a diferente altura, podamos liberar el pie de la pierna más estirada y utilizar esta pierna, en la segunda parte del movimiento, como ayuda para equilibrarnos.

Al tenerlo en el aire, colocaremos este pie en la siguiente presa, consiguiendo así que el movimiento y nuestra escalada sea más fluida y rítmica…. ¡La danza de la escalada!

Las caderas

Las vamos a mantener siempre paralelas y sin girar. El motivo es que así lograremos pegar el centro de gravedad a la pared lo más posible. Aquí, brazos y piernas juegan un papel crucial, porque nos van a permitir desplazar el centro de gravedad, mantenerlo cerca de la pared y hallar una postura donde estemos en equilibrio.

 

El conjunto mano-brazo

La escalada de frente vendrá determinada por un determinado tipo de agarres: presas romas y volúmenes. La razón: pues, como ya hemos dicho, el centro de gravedad debe permanecer pegado a la pared y las caderas en paralelo. De esta manera conseguiremos progresar evitando que este tipo de presas nos expulse hacia fuera.

Respecto a cómo emplear de manera más eficiente nuestros brazos, hemos de tener en cuenta que, con esta técnica, vamos a tenerlos más separados del cuerpo, al contrario de lo que pasa cuando hacemos una bicicleta, por ejemplo, que los brazos se pegan al pecho.

La consecuencia directa es que las palancas que vamos a generar serán mayores y esto nos va a ayudar a realizar la fuerza necesaria para cargar el peso sobre los pies y en dirección de la presa que tenemos por objetivo, descargando así los brazos.

¿En qué inclinaciones es útil?

Ahora ya solo nos queda la mejor parte: escalar y escalar buscando distintas inclinaciones. Verás que en placas tumbadas si sitúas el centro de gravedad entre los pies descargarás el peso de brazos y manos, pudiendo incluso llegar a prescindir de ellos (todo un arte del equilibrio).

En placas verticales también vas a encontrar la utilidad de esta técnica, pues será necesario tener nuestro centro de gravedad y caderas más pegadas a la pared. Donde este recurso no es tan efectivo es en los desplomes, a no ser que lo combines con presas romas, combinación de agarres laterales y apoyos donde puedas “montarte” y descargar todo el peso de tu cuerpo.

¿Qué otras técnicas puedes usar?

Con la escalada frontal te resultarán muy útiles movimientos como el pie-mano, los dinámicos, punto cero y estáticos, el uso de talones y empeines, cruce y cambios de pies que, dentro de poco, serán objeto de estudio del Laboratorio del Gesto. Mientras tanto, ¡a practicar!

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