Existen tres fases concatenadas e inseparables –la percepción, la decisión y la ejecución– para llevar a cabo una tarea motriz. En ocasiones, las dos primeras cobran más importancia que la tercera. Hablemos y analicemos ejemplos de cómo el entorno condiciona, regula la incertidumbre y afecta a los movimientos.

Cualquier tarea motriz, ya sea deportiva –como lanzar un penalti, dar pedales o meter un talón– o no deportiva – coger un vaso, subir un escalón o abrir la puerta del coche–, siempre requiere de tres fases o mecanismos inseparables para su consecución: la percepción, la decisión y la ejecución (Sánchez-Bañuelos, 1986). Y todos los deportes individuales –cada cual en un medio ambiente determinado– surgen de la reglamentación de las acciones motrices: caminar, saltar, trepar, lanzar, etcétera (Olivera-Betrán, 1989). En la escalada, constantemente realizamos este tipo de acciones bajo unas circunstancias determinadas.

Analicemos estas tres fases en una tarea cotidiana como, por ejemplo, conducir. Constantemente estamos captando información a través de los sentidos (propioceptivos y extereoceptivos), principalmente a través de la vista (aunque este no sea el único medio, sí es uno de los más importantes). Imagínate conduciendo por una autovía, tienes que incorporarte al carril derecho después de ver la salida que quieres tomar, pero ¿qué haces antes de incorporarte?: seguramente mires hacia delante, detrás, por ambos retrovisores laterales, con el fin de captar la información necesaria para reducir la incertidumbre, facilitando la toma de la decisión de cuándo y cómo incorpórate al carril derecho, y, por último, te lances a ejecutar la tarea propuesta con seguridad.

Obviamente, este ciclo perceptivo-motor no es tan simple (en él interactúan más factores), pero, a grandes rasgos, estas son sus principales fases (Mann, Williams, Ward, & Janelle, 2007).

Cualquier tarea motriz se compone de tres fases o mecanismos inseparables, en el siguiente orden: percepción, decisión y ejecución.
Figura 1. Cualquier tarea motriz se compone de tres fases o mecanismos inseparables, en el siguiente orden: percepción, decisión y ejecución.

 

Es imposible ejecutar sin antes decidir y es imposible decidir sin antes percibir, es decir, la percepción, la decisión y la ejecución son tres fases concatenadas e inseparables, pero aun siendo las tres esenciales, ¿qué importancia tienen en el deporte?, ¿y particularmente en la escalada?

Deporte y entorno

Las peculiaridades del medio en el que se desarrollan las tareas deportivas conforman una de las principales características que definen al deporte (Valenzuela & Gómez-Mármol, 2016). De este modo, podemos diferenciar entre:

  • Modalidades deportivas de entorno fijo: aquellas en las que las características del medio en el que se desarrollan son estables y conocidas de antemano. Algún ejemplo de modalidades deportivas en entorno fijo son la gimnasia rítmica, la halterofilia o los 100 metros lisos de atletismo; todos ellos se llevan a cabo en un escenario conocido de antemano que permite estructurar espacio-temporalmente la ejecución con gran precisión.
El salto de altura de atletismo se caracteriza por un entorno fijo que permite al deportista ensayar su ejecución sobre condiciones invariables, pulir el modelo y reproducirlo en la competición.
Figura 2. El salto de altura de atletismo se caracteriza por un entorno fijo que permite al deportista ensayar su ejecución sobre condiciones invariables, pulir el modelo y reproducirlo en la competición.
  • Modalidades deportivas de entorno variable: aquellas en las que las características del medio en el que se desarrollan fluctúan constantemente. Como ejemplo de esta modalidad podemos citar cualquier deporte de adversario como el tenis, el futbol o el balonmano, en todos ellos las jugadas o tareas motrices deben adaptarse al contexto de la situación, pues este condiciona su ejecución y varía con gran rapidez.
El surf representa un deporte de entorno variable. Cada ola es diferente, lo que obliga al surfista a adaptar sus maniobras constantemente. © Jeremy Bishop.
Figura 3. El surf representa un deporte de entorno variable. Cada ola es diferente, lo que obliga al surfista a adaptar sus maniobras constantemente. © Jeremy Bishop.

¿Y la escalada?

Seguramente ya estés pensando en dónde ubicar la escalada deportiva.. Aun siendo un deporte relativamente moderno, la gran evolución que ha experimentado en las ultimas décadas (Chambre, 2015) hace que tengamos que clasificar de forma pormenorizada cada modalidad y estilo de escalada. Todos/as coincidiremos en que, principalmente, la escalada es un deporte que se lleva a cabo en entornos variables, puesto que el medio en el que se desarrolla (diferentes situaciones) genera una gran incertidumbre que impide una gran organización espacio-temporal la ejecución, es decir, al realizar una técnica, como puede ser un talón, esta se verá supeditada a las condiciones del medio en el que se aplique, como la calidad de las presas de mano, el apoyo, o no apoyo del pie restante, la altura a la que haya que colocar talón, la inclinación del apoyo, la adherencia de la roca, etc., lo que hará que cada técnica tenga unas características cinemáticas y dinámicas diferentes, adaptadas al entorno en el que se realiza (Abe, Jensen, Malin, & Watts, 2008; Laffaye, Levernier, & Collin, 2016).

Pero, ¿qué ocurre en la escalada de velocidad? Siempre se realiza en un mismo muro, con las presas colocadas en la misma posición y ante un mismo estímulo sonoro y visual que marca la salida. ¿Y cuando ensayamos una vía o un bloque? Ya conocemos ciertas características del medio, más cuantos más pegues demos al mismo problema o más información retengamos en un mismo tiempo (Seifert et al., 2014). De esta forma, podemos clasificar la escalada de velocidad como una modalidad dada en un entorno estable y cualquier modalidad de escalada en un continuo estable-inestable en función del estilo utilizado (figura 4).

Propuesta de representación gráfica de las diferentes modalidades y estilos de escalada en un continuo entre entorno estable e inestable. Si bien se puede atender a diferentes criterios para una misma modalidad como por ejemplo clásica con seguros fijos o flotantes, entiéndase la propuesta como un ejemplo clarificador.
Figura 4. Propuesta de representación gráfica de las diferentes modalidades y estilos de escalada en un continuo entre entorno estable e inestable. Si bien se puede atender a diferentes criterios para una misma modalidad como por ejemplo clásica con seguros fijos o flotantes, entiéndase la propuesta como un ejemplo clarificador.

 

Las condiciones bajo las que se realizan las tareas motrices han llevado a la distinción entre tareas cerradas o de autorregulación, propias de entornos estables, y tareas abiertas o de regulación externa, propias de entornos inestables. La incertidumbre, proveniente de los entornos cambiantes, y propia de las tareas abiertas o de regulación externa, provocará, como comenta Izquierdo (2008) que “el deportista deba buscar una rápida y continua adaptación de sus movimientos a las circunstancias variables del entorno, acomodando sus respuestas motoras en un continuo proceso de retroalimentación”.

Lo interesante de las clasificaciones propuestas, no es en sí delimitar las tareas, sino entender las necesidades de las mismas, con el fin de comprender mejor los factores que las regulan y plantear situaciones de entrenamiento acordes a estas necesidades.

Entornos estables e inestables, cuestión de incertidumbre

Como vimos al comienzo del artículo, toda tarea motriz de compone de tres fases consecutivas, perceptiva, decisional y ejecucional, independientemente del lugar en el que se sitúe la tarea en el continuo “tarea abierta-tarea cerrada” (figura 4), pero, ¿tiene cada una de estas fases la misma importancia en función de si a tarea se da en un entorno estable o inestable?, la respuesta es no, veamos el porqué.

La principal diferencia entre un entorno estable y otro inestable es la incertidumbre. En un entorno conocido, el deportista se centra en ejecutar la acción de la forma más eficiente posible, para lo cual, previamente, ha tenido que adaptar la tarea a las condiciones dadas, pero sin un límite temporal definido, puesto que estas condiciones son conocidas y reproducibles. Una vez se ha adaptado la técnica a las condiciones, la principal faena es mecanizar la/s acción/es para reproducirla/s con la mayor eficiencia posible, de modo que, en tareas de autorregulación, la fase motriz que cobra más importancia es la ejecución (figura 5). En las tareas abiertas o de regulación externa, el deportista debe ejecutar bajo unas condiciones cambiantes, desconocidas, con el objetivo de que la/s acción/es se amolde/n a las demandas del medio. El deportista, rápidamente, debe recoger la información del entorno (mecanismo perceptivo), evaluar toda esta información y tomar una decisión acertada que le permita ejecutar de forma eficiente (Izquierdo, 2008).

Cualquier error o carencia en una fase se verá reflejado en la/s fase/s posteriores, de modo que, en las tareas de regulación abierta, podemos afirmar que la ejecución es el resultado de un proceso perceptivo-decisional, siendo, en muchas modalidades o situaciones deportivas, ambos estadios incluso más importantes que la propia ejecución.

Importancia de cada mecanismo o fase motora en función del tipo de tarea, nivel de incertidumbre o entorno en el que se realiza (Izquierdo, 2008).
Figura 5. Importancia de cada mecanismo o fase motora en función del tipo de tarea, nivel de incertidumbre o entorno en el que se realiza (Izquierdo, 2008).

 

Veamos un ejemplo de escalada en bloque. En el vídeo, la escaladora realiza un primer pegue a vista y un último pegue en el que consigue encadenar tras varios ensayos.

 

El bloque es el mismo en ambos intentos, no cambia, por lo que nos encontramos ante un entorno fijo, pero el nivel de incertidumbre no es el mismo en ambos casos. En el primer pegue a vista la escaladora básicamente cuenta con la información visual que recoge antes de comenzar a escalar y, según va escalando, obtiene más información, información que rápidamente va evaluando para tomar una decisión sobre qué hacer en cada movimiento. Una vez ha tomado la decisión, trata de ejecutar el movimiento y obtiene, de nuevo, información que vuelve a introducir en el ciclo motor.

A diferencia del primer pegue, en el último, tras un tiempo de ensayo, la escaladora ha sido capaz de recopilar mucha más información. Ha experimentado con diferentes decisiones y ejecuciones, lo que le lleva a minimizar la incertidumbre (Boschker, Bakker, & Michaels, 2002), pudiendo escalar de forma más eficiente (movimientos justos y precisos), poniendo la atención en los aspectos clave de cada movimiento, afrontado el problema con más seguridad en sí misma, autoeficacia y autoconfianza (Sánchez & Torregrosa, 2005).

Decisiones que nos llevan al top… o no

Si nos fijamos en el primer pegue, vemos cómo a mitad de bloque la escaladora comienza a dudar en cuál es la mejor combinación de pies (figura 6) y hace un par de tentativas de colocar un talón derecho en la presa lateral. En el primer intento, rápidamente parece que percibe información (no sólo visual) que le lleva a dudar de la decisión tomada, rectifica, vuelve a evaluar y decide volver a intentar a colocar el talón. Pero igualmente, en mitad de la ejecución, rectifica, decide buscar otro camino o reafirmar sus apoyos y/o colocación antes de volver a intentarlo. Toda esto sucede en escasos tres segundos.

Intentos de colocar un talón derecho en el primer pegue al bloque. Las imágenes 1 y 2 corresponden al primer intento y la 3 y la 4, al segundo. Ambos intentos se dan en un breve espacio de tiempo de apenas 3 segundos.
Figura 6. Intentos de colocar un talón derecho en el primer pegue al bloque. Las imágenes 1 y 2 corresponden al primer intento y la 3 y la 4, al segundo. Ambos intentos se dan en un breve espacio de tiempo de apenas 3 segundos.

 

Sin una segunda opción clara, la escaladora trata de percibir y evaluar, de nuevo, la información con el fin de encontrar un camino alternativo o una mayor calidad en los apoyos y/o colocación. En la figura 7 vemos cómo fija la vista en las diferentes presas antes de tomar cualquier decisión.

 

En escasos 3 segundos, la escaladora fija su mirada en 5 presas, captando información del entorno como hace un jugador de fútbol al mirar la posición del resto de jugadores en el terreno.
Figura 7. En escasos 3 segundos, la escaladora fija su mirada en 5 presas, captando información del entorno como hace un jugador de fútbol al mirar la posición del resto de jugadores en el terreno.

 

Tras abrir el pie izquierdo y recolocar los agarres (figura 8), la escaladora vuelve a intentar, por tercera vez, colocar el talón derecho en la presa lateral. Esta vez lo consigue sin aparente complicación.

La escaladora experimenta nuevas posiciones que le permiten reajustar sus agarres.¿Es esta la razón por la que decide volver a intentar de nuevo el talón?
Figura 8. La escaladora experimenta nuevas posiciones que le permiten reajustar sus agarres.¿Es esta la razón por la que decide volver a intentar de nuevo el talón?

 

Una vez ha conseguido colocar el talón derecho, este apoyo le permite soltar la mano derecha, situación que aprovecha para percibir nueva información y decidir realizar algunos ajustes en los apoyos.

Llegados a este punto, parece que solo le queda progresar hasta el top. Nos da la sensación de que sabe lo que debe hacer para alcanzarlo: solo le queda tomar la decisión y decidirse a ejecutarlo. Pero nada más comenzar la fase inicial de impulso en el último movimiento al top, la decisión parece que flaquea, la ejecución se detiene, podemos ver cómo el pie izquierdo no se separa de la presa, impidiendo cargar el peso en el talón derecho, rápidamente cambia de opción, dando por terminado el pegue al agarrarse a una presa de otro bloque (figura 9).

En el último movimiento, la escaladora parece que sabe lo que tiene que hacer (1), inicia el movimiento de impulso, se decide a progresar hacia el top (2), pero... ¿es la toma de la decisión la que flaquea e impide la consecución de la ejecución? El pie no se despega del apoyo (3) y la decisión, y en consecuencia la ejecución, se modifican (3).
Figura 9. En el último movimiento, la escaladora parece que sabe lo que tiene que hacer (1), inicia el movimiento de impulso, se decide a progresar hacia el top (2), pero… ¿es la toma de la decisión la que flaquea e impide la consecución de la ejecución? El pie no se despega del apoyo (3) y la decisión, y en consecuencia la ejecución, se modifican (3).

‘¿Por qué no prestar atención a la fase perceptiva y decisional?’

Si en el primer pegue no encadena pero al cabo de un tiempo de ensayo, en esa misma sesión, es capaz de resolver el problema, ¿de qué índole ha sido el factor limitante en este primer pegue?: ¿físico?, ¿técnico-táctico?, ¿psicológico? Esta pregunta es difícil de contestar, más siendo conocedores de la interrelación que estos tres factores tienen entre sí (Giles et al., 2014; Magiera, Roczniok, Kempa, Placek, & Mostowik, 2018)

Pero, ¿ha mejorado su fuerza de dedos de un pegue a otro?, ¿quizá su fuerza de tracción para alcanzar la siguiente presa?, ¿o ha sido la movilidad de cadera la que le ha permitido colocarse mejor en el talón?… Seguramente no, de hecho, es probable que la mayoría de factores físicos, como la fuerza de dedos o la fuerza de tracción, disminuyan a lo largo de la sesión debido a la fatiga (Deyhle et al., 2015; Matsouka et al., 2019), pero seguro que sí ha mejorado la eficiencia en la aplicación de estos factores físicos, es decir, “en cada pegue se gasta cada vez menos energía” (Seifert et al., 2014), lo que provoca que, en cada pegue, el estrés físico y psicológico disminuya (España-Romero et al., 2012), en parte, gracias la disminución de la incertidumbre al escalar sobre un entorno estable que ha permitido minimizar la atención dedicada a factores perceptivo-decisionales gracias a la repetición.

El análisis anterior responde a una serie de apreciaciones e interpretaciones personales, cuyo principal objetivo es llamar la atención sobre la importancia de los factores perceptivo-decisionales en cualquier modalidad de escalada. Cualquier apreciación o interpretación al respecto será bienvenida.

En conclusión, el entorno en el que se da la acción deportiva (estable/inestable), caracteriza las tareas (cerradas/abiertas) que, aun teniendo una misma estructura compuesta por tres fases o mecanismos inseparables (perceptivo, decisional y ejecucional), hace que cada fase tenga una importancia diferente en el resultado final de la tarea, siendo en las tareas de regulación abierta (características de entornos inestables) donde más importancia cobran los mecanismos perceptivo y decisional.

Al igual que en cualquier sesión de escalada nos centramos en mejorar la fase de ejecución conscientemente, ¿por qué no prestar atención a la fase perceptiva y decisional?, ¿por qué no realizar entrenamientos enfocados al desarrollo de estos mecanismos?, ¿qué factores regulan estos mecanismos?, ¿cómo se pueden mejorar?…son muchas las preguntas en este sentido, esperemos ir dando respuesta a algunas en futuros artículos.

Ekhiotz Alsasua
Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y responsable de SputnikEntrenamiento

Referencias

  • Abe, S., Jensen, R. L., Malin, P. L., & Watts, P. B. (2008). Joint angle change with varied foot positioning in rock climbing. En Motor Performance and Control (pp. 390-392).
  • Boschker, M. S. J., Bakker, F. C., & Michaels, C. F. (2002). Memory for the functional characteristics of climbing walls: Perceiving affordances. Journal of Motor Behavior, 34(1), 25-36. https://doi.org/10.1080/00222890209601928
  • Chambre, D. (2015). El 9o grado 150 años de escalada libre. Madrid: Desnivel.
  • Deyhle, M. R., Hsu, H. S., Fairfield, T. J., Cadez-Schmidt, T. L., Gurney, B. A., & Mermier, C. M. (2015). Relative Importance of Four Muscle Groups for Indoor Rock Climbing Performance. Journal of Strength and Conditioning Research, 29(7), 2006-2014. https://doi.org/10.1519/JSC.0000000000000823
  • España-Romero, V., Jensen, R. L., Sanchez, X., Ostrowski, M. L., Szekely, J. E., Watts, P. B., & Ward, S. A. (2012). Physiological responses in rock climbing with repeated ascents over a 10-week period. European Journal of Applied Physiology, 112(3), 821-828. https://doi.org/10.1007/s00421-011-2022-0
  • Giles, D., Draper, N., Gillivier, P., Taylo, N., Mitchell, J., Birch, L., … Hamlin, M. (2014). Current understanding in climbing psychophysiology research. Sport Technology, 7(3-4), 108-119. https://doi.org/10.1080/19346182.2014.968166
  • Izquierdo, M. (2008). Biomecánica y Bases Neuromusculares de la Actividad Física y el Deporte. (Panamerica, Ed.) (Panamerica). Madrid: Panamerica.
  • Laffaye, G., Levernier, G., & Collin, J. M. (2016). Determinant factors in climbing ability: Influence of strength, anthropometry, and neuromuscular fatigue. Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports, 26(10), 1151-1159. https://doi.org/10.1111/sms.12558
  • Magiera, A., Roczniok, R., Kempa, K., Placek, O., & Mostowik, A. (2018). The Effect of Physical And Mental Stress on the Heart Rate , Cortisol and Lactate Concentrations in Rock Climbers. Journal of Human Kinetics, 65(December), 111-123. https://doi.org/10.2478/hukin-2018-0024
  • Mann, D. T. Y., Williams, A. M., Ward, P., & Janelle, C. M. (2007). Perceptual-Cognitive Expertise in Sport: A Meta-Analysis. Journal of Sport and Exercise Psychology, 29(4), 457-478. https://doi.org/10.1123/jsep.29.4.457
  • Matsouka, O., Nani, S., Papadimitriou, K., Astrapellos, K., Beneka, A., & Malliou, P. (2019). Time course changes in hand grip strength performance and hand position sense in climbing. Journal of Human Sport and Exercise. Recuperado de http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/89028
  • Sánchez-Bañuelos, F. (1986). Bases para una didactica de la educacion fisica y el deporte. Madrid: Gymnos.
  • Sánchez, X., & Torregrosa, M. (2005). El papel de los factores psicológicos en la escalada deportiva: un análisis cualitativo. Revista de psicología del deporte, 14(2), 177-194.
  • Seifert, L., Orth, D., Boulanger, J., Dovgalecs, V., Hérault, R., & Davids, K. (2014). Climbing skill and complexity of climbing wall design : assessment of jerk as a novel indicator of performance fluency. Journal of Applied Biomechanics, 30, 619-625.
  • Valenzuela, A. V., & Gómez-Mármol, A. (2016). Los Deportes Individuales. Sus Características Y Taxonomía. EmásF. Revista Digital de Educación Física, 7(42), 38-48. Recuperado de http://emasf.webcindario.com

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