Hay mañanas en que las noticias son tan malas que no hay más solución que tomarse una Azpirina, la propuesta de Ana Azpilicueta para «arrancar una sonrisa buscando el lado bueno de las cosas malas». Con el humor como legado familiar, Ana trae a la Cantina de Sputnik Alcobendas su exposición ‘Monstruos de las alturas: Tengo miedo a caer’, su particular manera de poner nombre y reírse de ese tembleque que la mayoría sentimos cuando escalamos. Aprovechamos la ocasión para hacerle algunas preguntas sobre su trabajo y visión de la vida (y la verdad es que nos hemos reído un rato con sus respuestas).

Dices que eres humorista por herencia familiar. Así que como dicen en los pueblos: ¿Y tú de quién eres?
De los Azpilicueta de Donosti. Mi abuelo se dedicaba a escribir chistes, mi padre los cuenta muy bien y yo me dedico a dibujarlos.

Cuéntanos un poco sobre tu relación con la escalada. ¿Cuánto tiempo llevas escalando, cómo empezaste?
Si consideramos escalar como encaramarse a una pared y hacer lo posible por subsistir, desde los 18 años. Jamás he sido constante con la escalada, me ha llegado a caducar el bono de 10 del Sputnik. Desde hace unos 5 años empecé a ser más constante y ahora soy feliz haciendo cuartos de primera.

¿Cómo empezaste a dar vida a los Monstruos?
Escuchándome a mí misma cuando escalaba, observando y analizando mis miedos.

¿Cómo son esos Monstruos de las caídas? ¿Tienen pelo, huelen mal?
Pues los majetes son esponjosos, suaves y tiernos. Huelen muy bien. El monstruo negro (Munstro Beltza en euskera) es tenebroso y muy difícil de vencer. Pero aparece muy poco.

¿Qué te susurran los monstruos de las caídas cuando escalas? ¿Son tan temibles como se dice?
“Te vas a hacer daño”, “Hay mucho aleje”, “¿Qué hacemos aquí que no estamos en el bar?… No son temibles, es como tener a un padre hiper protector gritando “¡¡¡Cuidado!!!” cada dos por tres.

¿Por qué resulta tan necesario ponerle cara y voz a estos Monstruos? ¿Tienes menos miedo desde que te ríes de los Monstruos?
Es necesario, como todo en la vida, reírnos de nosotros mismos. No perder la perspectiva de que este deporte es para divertirnos y disfrutar. En un proceso de aprendizaje nos enfrentamos a nuevos miedos e ir superándolos poco a poco es muy satisfactorio. Pero a la vez aprender a no frustrarnos si no lo conseguimos, porque no somos profesionales, no nos va la vida es esto. Con eso en la cabeza tienes medio camino hecho.

Los Monstruos de las alturas también se manifiestan para que se escuchen sus demandas.

 

Si tu amígdala hablara en ese momentito justo antes de caer, ¿qué diría?
“Hazte daño donde quieras menos en la mano derecha, que nos quedamos sin dibujar”.

¿Alguna vez has pensado que mejor abandonabas la escalada y te hacías competidora profesional de Scrabble?
Y campeona de macramé. Más de una vez he pensado que no es lo mío, ese es el Monstruo Negro, el que te dice que no puedes. Pero no sé cómo, al final, compro la entrada de día del Sputnik y vuelvo a intentarlo.

Dices que se habla mucho de encadenar y poco del miedo a las caídas, ¿el postureo está llegando a la escalada o esto es así de siempre?
El postureo está en todos los deportes y más ahora en redes sociales. Vender que has encadenado la piedra del parque de casa como si fuera la norte Eiger es el pan de cada día. A mí me gusta hablar del proceso hasta llegar ahí y contarlo con humor, porque es mi hobby.

Queda poco para que tu próximo libro ‘Azpirinas’ vea la luz. Dices que lo has creado con un café y las noticias puestas, como una forma de digerir el mundo actual. ¿Tan mal está la cosa que hay que tomar aspirinas para quitarse el dolor de cabeza?
La cosa está muy malita, trabajo en servicios informativos, y muchos días leyendo las noticias te dan ganas de llorar. Mis viñetas buscan arrancar una sonrisa buscando el lado bueno de las cosas malas.

¿Qué temas son los que más te preocupan, los más recurrentes en tus viñetas?
En lo que respecta a montaña me gusta hablar sobre seguridad. Hay mucha gente que se acerca al monte de forma muy inconsciente y yo tengo una ventana muy grande para intentar formar y educar con el humor.

Dinos la verdad, en el campamento base del Manaslu con la expedición de Álex Txikon en 2021, ¿se te congelaba la tinta de los bolis? ¿Cómo es eso de dibujar bocetos con los dedos congelados?
Sarna con gusto no pica. Fui tan feliz esos meses de invierno que borras las cosas malas. Las horas de frío malo tiraba de lápiz y por las mañanas, con el sol, calentaba los bolis y entintaba. Aprendes a dibujar con guantes metida en el saco hecha un ovillo, tiene poca épica.

 

Ana Azpilicueta Manaslu Sputnik Alcobendas
La batería de la tablet dura poco en el campo base del Manaslu, adonde Ana acompañó a la expedición de Álex Txikon en 2021

 

¿Hay algo de lo que no hagas bromas?
Por ahora, no.

En estos tiempos en que el humor no siempre es bien recibido, ¿te has visto alguna vez afectada por la censura?
Me he autocensurado alguna vez, pero muy pocas veces. Por miedo a herir sensibilidades. Una vez hice humor usando el Síndrome de Tourette y me escribió gente con esa enfermedad que muy amablemente me dijo que no tenía ninguna gracia. Desde entonces pienso siempre antes de publicar.

Dices que eres más corredora que escaladora. Si hubiera algún runner arrepentido en la sala, ¿por qué le dirías que se metiera a escalar?
Le diría que son deportes muy compatibles. Si corres mejoras mucho tu capacidad aeróbica, te costará menos hacer largas distancias y por lo tanto llegarás a pies de vía más lejanos donde haya menos gente. Son todo ventajas.

Y a ti, ¿por qué te renta tanto escalar? ¡Con el miedo que da! 😉
Porque soy una señora de 40 años que se siente joven diciendo: “‘Bro’, me renta escalar para ser feliz”.

Hablando de tu faceta como ilustradora dices lo siguiente: si me dejas un mantel de papel soy feliz en la sobremesa así que te proponemos un reto para el próximo día 7: te dejamos un mantel y un boli, a ver qué nos dibujas. ¿Aceptas?
Trato hecho.

Las aventuras de Iñaki en el Himalaya

Durante la cuarentena, SosHimalaya contactó con Ana con la idea de que ilustrara un cuento que contara la historia de Iñaki de Olza en el Himalaya.

Encontrar la manera de contárselo a los peques «fue fácil en el sentido que seguía mucho a Iñaki en vida y leía sus artículos. Difícil por representar la muerte de una forma bonita», nos cuenta Ana.

El cuento, editado en castellano y euskera por SOSHimalaya, está escrito por Elena Sagaseta de Ilúrdoz y cuenta con un prólogo de Álex Txikon.

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