Chus Recio, la fotógrafa en busca del arte

Chus Recio estudió teleco para poder trabajar y se entregó a la fotografía para poder aprehender la vida. Captar imágenes es, para ella, la manera de adentrarse en las emociones más que en los momentos y reflejar, así, una parte de sí misma. Imágenes honestas en las que la naturaleza desborda los límites del marco y que incitan, a quien observa, a detenerse por un momento y escuchar. Sí, escuchar, eso que tan poco hacemos últimamente.
El próximo jueves 18 de enero de 2024 inauguramos su exposición ‘El arte universal de sentir’ en la Cantina de Sputnik Alcobendas y en Las Rozas expondrá ‘Gri(e)tas’ en febrero. Hablamos con la fotógrafa sobre su trabajo, las referencias en las que se inspira y su forma de ver la vida.

Estudiaste ingeniería de telecomunicaciones, ¿en qué momento y cómo se cruzó la fotografía en tu vida? ¿Qué te lleva a fotografiar?
Sí, estudie teleco porque era la forma de asegurarse un trabajo. Después me doctoré en filosofía y letras y ahora estoy aprendiendo a escribir relatos y a tocar el violín.

La fotografía entró en mi vida creo que, durante mi primer gran viaje de naturaleza, un trekking por Torres del Paine, Chile. Siempre me han gustado los detalles, las cosas que pasan desapercibidas para la mayoría pero que a mí me llaman poderosamente la atención. Las fotos que veía de esos lugares eran “postales” idénticas unas a otras, y yo sentía esos lugares de otra forma: veía emociones. En un sitio tan majestuoso como Torres del Paine dónde la emoción está presente de manera constante, eso se hizo mucho más evidente.

Ese fue el momento y el lugar en el que se despertó en mí la necesidad de hacer fotografías para captar emociones; la emoción que sentía en un momento determinado, la emoción que me permitiría, más tarde, recuperar, cada que vez mirara la fotografía, ese diálogo que mantuve con el momento de tomarla y que, de algún modo, refleja una parte de mí: de lo que fui o puede haber sido, de lo que soy o lo que me gustaría ser.

¿Cómo definirías tu trabajo como fotógrafa?
Intento ser más artista que fotógrafa, aunque a veces, realizo trabajos más cercanos a una óptica documental. Mi fotografía es el medio que utilizo para crear Arte (intentarlo, al menos) diferente al concepto con el que se clasifica el arte fotográfico. Es una foto intimista, que desnuda mi alma mostrando quién soy y cómo percibo y siento el mundo. Mi fotografía, sobre todo, habla de mí. Es una fotografía minimalista, conceptual, que no se rige por reglas ni principios establecidos en la ortodoxia fotográfica y cuyo objetivo es capturar la atención del espectador; que se detenga, aunque sean unos segundos y se emocione. En mis fotografías solo hay naturaleza: diminutos y grandes paisajes y animales. Presente también otra contaste: la belleza y siempre presente la ausencia del hombre y de sus construcciones.

Es una constate presente en mis fotografías de fauna intentar reflejar el alma de los animales

‘El arte universal de sentir’ nace de varios viajes a Kenia, Tanzania, Gabón y El Congo entre 2019 y 2023. ¿Qué te llevó a estos países y cómo nació la idea de esta serie fotográfica?
África es un continente fascinante. La fauna está presente de una forma majestuosa. Yo siempre me he sentido muy unida a los seres vivos “no humanos” y de alguna forma en deuda con ellos por lo que nosotros, los hombres, estamos haciendo debido a nuestra perspectiva antropocéntrica, con esta Tierra que es de todos. Por eso, intento colaborar con diferentes ONG’s para la defensa de los animales. Esta es la razón de algunos de estos viajes; otros por el placer de estar allí.

Es una constate presente en mis fotografías de fauna intentar reflejar el alma de los animales; que se vea la presencia de emociones y sentimientos.

Sentía la necesidad de mostrar la riqueza de sus sentimientos y emociones para luchar contra los malentendidos fundamentales que tenemos sobre la forma de sentir de los otros seres vivos: esperamos que los animales expresen sus emociones de la misma manera que nosotros, los humanos. Si bien nuestras expresiones faciales y comportamientos pueden ser fácilmente reconocidos entre nosotros, el reino animal utiliza una gama diversa de señales más sutiles y específicas para comunicar sus estados emocionales. Esto ha llevado a que pasemos por alto la complejidad de la vida emocional en especies que difieren significativamente de nosotros en su biología y comportamiento.

El hecho de que no siempre podamos interpretar o reconocer estas expresiones no debería llevarnos a la conclusión errónea de que los animales carecen de sentimientos. Más bien, requiere una mayor sensibilidad hacia las señales emocionales específicas de cada especie y un cambio en nuestra perspectiva antropocéntrica.

En última instancia, explorar y comprender los sentimientos en el reino animal no solo enriquece nuestra relación con otras formas de vida en la Tierra, sino que también despierta un sentido más profundo de responsabilidad hacia su bienestar. Al superar la barrera de la apariencia humana en la expresión de emociones, estamos mejor posicionados para respetar y proteger la rica vida emocional que existe más allá de nuestras propias experiencias.

Gran parte de tus trabajos son abstractos, en cambio, en ‘El arte universal de sentir’ representas la mirada animal, ¿te sientes más cómoda en ese registro con que miras más allá de la realidad, más que lo figurativo?
Mi objetivo es mostrar lo que siento; no lo que ven mis ojos. Quiero transmitir emociones; no imágenes. Eso me lleva, de manera habitual, a hacer una fotografía conceptual, abstracta, figurativa, pero a veces, sobre todo cuando trabajo con ONG’s, o estoy desarrollando un proyecto cuya finalidad es la defensa animal, mis fotografías deben ser más fáciles; más universales; aun así, intento poner mi sello personal en todas ellas. Esto, para mí es muy importante. Muchos de los alumnos de los talleres de fotografía que imparto me dicen que podrían identificar mis trabajos entre los trabajos de otros fotógrafos. La razón es que en todas mis fotografías estoy yo presente, ya sean fotografías documentales o conceptuales.

En Gri(e)tas hablas de la complementariedad de la luz y la sombra, de cómo ambas son necesarias, para hablar de un proceso de quiebra interior. ¿Crees que hoy en día huimos de la oscuridad como sociedad?
Qué pregunta más complicada de responder sin sacar la filósofa que me habita. Voy a intentarlo.

Sí, creo que la búsqueda de un «mundo feliz» nos hace decantarnos por narrativas optimistas y contenidos positivos, creando una dinámica en la que evitamos la confrontación directa con los aspectos más difíciles de la existencia. Dejamos a un lado la importancia de abordar y comprender plenamente la complejidad de la vida para un crecimiento personal y colectivo significativo en pro de no pasar “malos momentos”.

Y no puede existir luz si no existe oscuridad, ni bien sin mal, ni odio sin amor. Los marcos referenciales son imprescindibles para una correcta comprensión de la vida y, por supuesto, para un mayor disfrute de la misma. Así lo afirma el relativismo, perspectiva filosófica cuyos comienzos pueden situarse en el siglo V a.C., de la mano del filósofo Protágoras y ya sabemos que los griegos eran muy listos…

Sueles trabajar con fotografía en color aunque tus fotos son casi bicromáticas, ¿cuál es el motivo?
Sí, suelo trabajar con fotografía a color. El color es otra herramienta más para expresar lo que siento a través de lo que están viendo mis ojos. Es cierto que mis trabajos tienen muy poca variedad cromática: dos o tres colores como máximo en cada composición. Me gusta mucho trabajar en clave baja/clave alta, por varios motivos: busco siempre aislar el elemento principal de la composición para otorgarle todo el protagonismo y eliminar todo marco referencial que permite identificar si el contenido de la foto es una montaña o un grano de arena.

Ahora consumimos singles en Spotify y estamos sobreexpuestos a imágenes, ¿qué sentido tiene una serie fotográfica?
Otra vez mi alma de filósofo… Con esta pregunta me haces pensar en Bauman y su sociedad líquida y en Byung-Chul Han y su sociedad del rendimiento.

Creo que intentar que las personas se detengan y sientan, al menos por un instante, es un deber moral del artista en su tentativa por hacer una revolución contra “las prisas”, la vida superficial, la somnolencia del espíritu y de la razón. Una serie fotográfica como la que presento en “El arte universal de sentir” busca, por medio de la repetición de imágenes que ponen de manifiesto la presencia de emociones en los otros seres vivos, despertar una conciencia que parece estar dormida.

Un proyecto fotográfico lleva mucho tiempo de preparación entre que das a luz la idea, vas generando el proyecto, haces las fotos, editas… Como artista, ¿cómo enfrentas todo este proceso? ¿Lo compaginas además con otro trabajo?
Sí, desgraciadamente aún no puedo vivir de la fotografía, pero estoy en ello.

Soy bastante creativa y tengo la suerte de que sobre mi cabeza siempre hay ideas revoloteando. Hay proyectos cuya semilla nace pero que tardan mucho tiempo en materializarse, y otros, sin embargo, son de “crecimiento” rápido, como el caso del proyecto “Gri(e)tas”.

Gri(e)tas […] es la forma de “sanar” una herida: construir belleza, a partir de ruinas.

En cuanto a la forma de abordarlos, depende. En algunos, una vez que le doy forma a la idea pienso en las fotos y a continuación las hago; otros nacen de una manera diferente: revisando mi portfolio fotográfico se despierta una idea que andaba dormida en mi cabeza y que alimento con fotos que ya he tomado; en otros casos, una situación personal me provoca la necesidad de investigar profundamente una emoción para expresarla a través de fotos. Esto me permite, como es el caso de “Gri(e)tas” crear algo bello a partir de una experiencia negativa. Gri(e)tas me permitió transformar una experiencia que se reveló como el vaivén de los caprichos de un narcisista sin escrúpulos, en belleza. Es la forma de “sanar” una herida: construir belleza, a partir de ruinas. Es ver la luz en la oscuridad. En estos casos, una vez que nace la idea reviso mi portfolio para identificar fotografías que me permitan materializar el proyecto y también hago fotografías nuevas.

¿Cuál es el proyecto que estás deseando hacer?
Muchos, la verdad es que en mi cabeza hoy habitan varias ideas que están deseando que les otorgue forma.

En este momento estoy trabajando intensamente en dos proyectos que me apasionan y a los que les tenía muchísimas ganas.

Uno es un proyecto que inicié hace algo menos de un año pero que he tenido parado hasta diciembre del año pasado. Es “la fotografía como Arte”. Me interesa mucho investigar cómo aproximarme al mundo del Arte (con mayúsculas) desde la fotografía.

El otro es un proyecto que acaban de aprobarme, de colaboración con una ONG’s de animales salvajes rescatados de circos, casas privadas, zoos abandonados o sin medios, como por ejemplo los zoos de Ucrania que se han visto severamente afectados por la guerra.

Estoy muy ilusionada con este proyecto. Quiero reivindicar el derecho de estos seres vivos a una vida digna, poner de manifiesto nuestra responsabilidad para con ellos, sus derechos y quiero hacerlo a través de la belleza. Quiero también enseñar cómo todos podemos mejorar su vida y no contribuir a su utilización como si de objetos se tratasen. En muchas ocasiones, apoyamos de manera inconsciente el abuso de animales salvajes y paradójicamente, lo hacemos convencidos de que estamos haciendo un bien, por ejemplo: ¿sabías que los papiones que se utilizan en el norte de África para fotos con turistas han sido arrancados de los brazos de sus madres cuando eran bebes después de matar brutalmente a sus progenitores?, ¿que están permanentemente drogados para que no hagan daño a los turistas y que una vez que crecen, como dejan de ser atractivos para las fotografías, son sacrificados y sustituidos por nuevas crías?

En tus trabajos haces referencia no solo a pintores como Rothko, también a escritores como Sándor Márai, ¿en quién te inspiras, fuera del mundo de la fotografía?
La naturaleza, en sí misma, es la mayor fuente de inspiración para mí. No la única, pero sí la más importante. Mis sentimientos y emociones también son fuente fundamental de inspiración. La conexión conmigo misma, escucharme, identificar qué siento y materializarlo con mis fotografías. Mis fotografías son el resultado de un proceso de ingeniería del yo más que un trabajo inspirado en artistas. Es un proceso creativo interno, de conexión conmigo misma, de diálogo interior más que algo que provenga del exterior.

Como medios que me facilitan ese proceso introspectivo, la música. Mis sesiones fotográficas son, siempre, en solitario. Solo unos cascos y música me acompañan (además de mi equipo fotográfico).

Me encanta leer, tengo en casa una biblioteca con más de dos mil libros y supongo que, de alguna forma, también indirectamente me inspiran.

La fotografía de otros fotógrafos y sobre todo de pintores (ellos tienen más siglos de experiencia en la gestión de la luz, y la fotografía es luz) me permiten descubrir otras maneras de materializar sentimientos, pero cuando estoy en una sesión fotográfica el dialogo siempre es, únicamente, conmigo misma.

Cuando imparto talleres, habitualmente no llevo mi cámara y mis alumnos se sorprenden. Además de parecerme una falta de profesionalidad hacia ellos (estoy para enseñarles; no para hacer fotos), sé que no haría buenas fotos porque el diálogo conmigo misma sería imposible.

Para alguien que quiera adentrarse en el mundo de la fotografía, ¿a qué fotógrafos le propondrías que conociera?
En primer lugar, le diría que debe identificar qué tipo de fotos le gusta hacer: de calle, de naturaleza, retrato, macro, submarina, nocturna… y qué tipo de fotografía quiere trabajar: documental, fine art…

Le aconsejaría también, que viese muchas fotos, de muchos fotógrafos y con diferentes estilos para que pueda identificar su propio estilo personal.

Creo que la clave de un buen fotógrafo está, no en la técnica (hoy en día con la calidad y facilidades que ofrecen los equipos fotográficos hacer buenas fotos, técnicamente hablando, está prácticamente garantizada) sino en su capacidad para identificar qué quiere transmitir con su foto y saber hacerlo, por supuesto con su estilo personal.

Le diría que, además de fotógrafos, como Ansel Adams con sus paisajes en blanco y negro de Yosemite, Frans Lanting por sus imágenes de vida silvestre, Nick Brandt y su capacidad para capturar la grandiosidad de la fauna de África, Paul Nicklen con sus impactantes imágenes submarinas, Cartier-Bresson, pionero del fotoperiodismo y la fotografía callejera, analizara a pintores. Los pintores nos llevan (a los fotógrafos) siglos de experiencia plasmando imágenes.

Te retiraste hace tiempo a vivir al campo, ¿cómo es tu relación con la naturaleza actualmente?
Sí, vivo en el campo y, aunque tengo que bajar a Madrid a trabajar, vivir aquí me ofrece la posibilidad de estar en continuo contacto con la naturaleza, y eso es, maravilloso: y lo es por las presencias: escuchar el canto de los jilgueros, ver el día que las golondrinas vuelven para habitar sus nidos, oler a tierra mojada, ver, con relativa facilidad gamos y jabalíes en mis paseos entre encinas y enebros, mi chimenea, mis perros (convivo con tres perros) y lo es también por las ausencias: no escucho el motor de los coches, no respiro aire contaminado, no me contagio de las prisas y el estrés de la ciudad…

¿Alguna otra cosa que te gustaría compartir con nosotros?
Agradeceros la oportunidad que me habéis dado para mostrar mi trabajo y mi deseo de que gusten las fotografías.

Para mí sería maravilloso que estas fotografías consiguiesen que, al menos, una persona parase por un instante para escuchar su voz interior y se emocione. Me encantaría por supuesto que, si sucede, me lo contara (correo electrónico, Instagram, en persona…).