En un mundo en el que los niños y niñas están expuestos a un torbellino de estímulos, especialmente digitales, la escalada emerge como un deporte que aporta múltiples beneficios tanto en el plano físico como en el social y el emocional, convirtiéndose en una poderosa herramienta para su desarrollo integral.
En el aspecto físico, las ventajas de la escalada infantil son evidentes: trepar les permite trabajar habilidades motoras fundamentales como son la fuerza, la coordinación, la orientación espacial, el equilibrio o la propiocepción. En cada paso, cada apoyo, los peques aprenden a reconocer y coordinar su pies, sus manos y todo su cuerpo, desarrollando fluidez y precisión de sus movimientos. Además, de forma natural, están aprendiendo a usar su fuerza de forma eficaz, potenciando su resistencia muscular y su flexibilidad. Este beneficio que aporta a su psicomotricidad no solo ayuda a que los peques se sientan más seguros y confiados al escalar, también mejora su desempeño en otras actividades físicas.
La escalada para superar miedos y aprender de las derrotas
Al escalar, los peques han de afrontar el miedo a las alturas, a caer, a no alcanzar el objetivo… Y en ese proceso aprenden a concentrarse, a mantener la calma, a relajarse… En definitiva, están manejando un poderoso instrumento de gestión emocional.
Además, la escalada les enseña a aceptar el error y la derrota como parte del aprendizaje. No siempre van a llegar a un agarre, o al punto más alto del muro, ni harán un determinado paso al primer intento… y eso está bien. Lo importante es que, de forma orgánica, están interiorizando el mensaje de que cada error es una oportunidad para mejorar. Fomentar una actitud positiva y la perseverancia son por tanto otros de los beneficios de la escalada infantil.
La escalada infantil como ejercicio mental
Al enfrentarse a un reto como es el de subir o progresar por un muro de escalada, los niños y niñas deben analizar el mejor camino para alcanzar su objetivo, valorando las distancias y calculando sus movimientos. Este proceso fomenta una actitud resolutiva ante los obstáculos, enseñando a edades tempranas a descomponer problemas complejos en pasos alcanzables y a tomar decisiones rápidas y
efectivas.
Estas capacidades no solo resultan beneficiosas para los más pequeños en el contexto del deporte, sino en cualquier ámbito de su vida. La escalada estimula su creatividad y capacidad de improvisación, ya que muchas veces han de adaptarse a situaciones inesperadas o buscar nuevas formas de resolver problemas. Al lograr sus metas, desarrollan su agilidad mental, además de fortalecer su autoconfianza y su sentido de logro, algo que es crucial en su desarrollo emocional.Los peques fomentan su autonomía y autoconfianza escalando
La escalada es un deporte individual, donde cada uno progresa a su ritmo y en función de sus capacidades y objetivos. Esta característica fomenta un ambiente donde los niños y niñas pueden trabajar en su propio desarrollo, sin sentir la presión de compararse con sus iguales. Esto contribuye a que se sientan autónomos y responsables de sus logros, motivándolos para celebrar sus avances y superar sus propias
barreras. Este camino de experimentación y descubrimiento personal permite que reconozcan sus fortalezas y trabajen en sus debilidades, mejorando su autoestima y su autoconfianza.
La escalada infantil también es trabajo en equipo, confianza y respeto
Aunque, como ya hemos dicho, la escalada es un deporte que se realiza sin rivales, el aspecto social es fundamental en su práctica. Al escalar, los peques aprenden a confiar en los demás, especialmente en sus compañeros/as y en los monitores, quienes muchas veces los aseguran y los animan. Esta confianza en el otro y en el equipo es clave para desarrollar la empatía, la comunicación y el respeto a los demás, habilidades esenciales para su integración social.
También hay trabajo en equipo cuando los pequeños escaladores y escaladoras observan a los demás y, de forma conjunta, buscan el mejor camino para ascender o progresar, intercambiando opiniones sobre cuál es el método más eficaz. Entre ellos se escuchan y se aconsejan, aprendiendo a expresar sus necesidades y a comunicarse de forma asertiva.
Por otro lado, muchas veces la escalada se practica en espacios naturales y entornos de gran belleza que los niños y niñas disfrutan y admiran. Esto les lleva a valorar, respetar y cuidar la naturaleza, valores que están intrínsecamente asociados a este deporte.
Escalada y educación: un desarrollo integral
La inclusión de la escalada como contenido en algunas asignaturas de Educación Física en la enseñanza secundaria de distintas comunidades respalda el valor pedagógico de este deporte. Sus beneficios – especialmente para niños con hiperactividad– son innegables, ayudándolos a canalizar su energía, a mejorar su concentración y atención o a reducir el estrés y la ansiedad, entre otros beneficios.
La escalada no solo es una actividad física intensa, sino que contribuye al desarrollo de las habilidades sociales, cognitivas y emocionales en los peques. Les impulsa a conocer su propio cuerpo, a enfrentar desafíos de manera autónoma, a gestionar sus emociones y a valorar el trabajo en equipo y el respeto hacia los demás y el entorno. En definitiva, la escalada proporciona a los niños y niñas las herramientas
necesarias para convertirse en individuos autónomos, seguros de sí mismos y respetuosos, tanto en la montaña como en el día a día.
Otras actividades infantiles y en familia:
Para consultar la oferta de actividades para peques y familias, puedes consultar nuestra web, elegir centro y después “Actividades”.
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