Cada vez que se proyecta un nuevo Sputnik, el listón sube unos centímetros, la máquina de las ideas se dispara y enseguida comienza a resonar aquello de “vamos a dar un paso más”. Eso, además de colocar muy altas las expectativas, provoca una explosión de energía y un conflicto infinito entre lo funcional y lo conceptual. El resultado de la batalla se acaba reflejando en todos los ámbitos del proceso de construcción y, muy especialmente, en el del diseño interior. Te contamos qué está ocurriendo en el corazón de Sputnik Legazpi.
Todo arranca con una primera visita a la nave que albergará Sputnik Legazpi. Es un día emocionante para medir, distribuir ámbitos, imaginar, prever y vomitar cualquier genialidad que a cualquiera se le pase por la cabeza (algunas ciertamente ridículas, también hay que decirlo…).
“Después de un paseo largo por la nave comienzan a brotar las ideas. Lo primero es tener en cuenta los condicionantes que marcarán la distribución de espacios”, explica Clara, del equipo de Arquitectura de Sputnik. “Fer [director de Sputnik] ya tiene claro cómo se van a repartir las zonas de escalada, donde irán las vías cortas, el área de familias, el gimnasio, el rincón de las máquinas tipo campus, Kilter… Y Dani [arquitecto] y Juanma [aparejador] aterrizan las propuestas con un criterio más técnico”.
Sigue contándonos Clara: “La funcionalidad de los espacios deportivos y el diseño de los muros de escalada, a cargo de Walltopia, determina el trabajo posterior, y también es muy importante la ubicación de La Cantina. Desde el principio tuvimos claro qué espacio se iba a destinar a hostelería y que este debía lindar con la calle Hierro. Hay otro aspecto significativo en Legazpi y es que, aunque la cantina va a estar conectada con la sala de atención al cliente, existirá la posibilidad de acceder directamente a la entrada de la zona de escalada”.
A la vez, comienza un intenso brainstorming en el que va apareciendo el resto de detalles, como la personalización del mobiliario, la señalética, los materiales, la tipografía… El interiorismo, la experiencia en los espacios de encuentro, adquieren el mismo protagonismo que la propia escalada o la hostelería.
Elementos singulares
En Sputnik Las Rozas se pusieron sobre el plano algunas ideas que tenían que ver con el color, los espacios diáfanos, el mobiliario y la distribución muy meditada de los ámbitos, entre otras. En Berango, además, entraron en juego aspectos como la luz y la fabricación de elementos exclusivos que conectaran el centro con su entorno; en este caso, el Cantábrico y el sol. “Tendemos a huir de la imitación y a apostar por aproximaciones más abstractas y geométricas que indagan un poco en la estructura y la matemática de las cosas”, nos contaba entonces Sebas, de Nooba, un estudio de interiorismo –“hacedores de cosas”, se denominan ellos– que colabora con el equipo de arquitectos de Sputnik. “Simplificamos la estética del Cantábrico mediante dos propuestas de teselas que, por adición, evocan ese mar en movimiento”, apuntaba Sebas.
Este proyecto piloto puesto a prueba en Sputnik Berango tiene continuidad en el nuevo centro de Legazpi. El diseño y la fabricación de piezas de mobiliario singular serán herramientas para aportar un valor diferencial a los espacios no deportivos. “Estamos trabajando codo con codo con el equipo de Arquitectura de Sputnik para sacar el máximo partido a los distintos espacios. Queremos ser capaces de generar una atmósfera identificable con Sputnik pero que al mismo tiempo el centro tenga un carácter diferencial”, nos cuentan en el taller Nooba entre retales de madera, sillares de cantería y barras retorcidas de hierro forjado.
Industria y naturaleza, la conexión imposible
En Sputnik Legazpi hay algunas cuestiones que aún hacen el proyecto más interesante y complejo. La nave de Sputnik Legazpi es una de las últimas construcciones industriales que sobrevive en este barrio, uno de los puntos de abastecimiento y manufacturas más importantes de la capital hace décadas. Conservar ese ambiente y transformarlo en un moderno centro de escalada ya es un reto por sí mismo, aunque aún se puede complicar.
“Nos hemos propuesto además que la vegetación inunde el espacio industrial”, arranca Sebas, de Nooba. “Apostaremos por plantas naturales en los espacios que lo permiten, combinándolas con objetos diseñados con el mundo vegetal en mente. Pero no lo consideremos únicamente un recurso ornamental, la idea conecta directamente con el proyecto reforestador de Sputnik junto a Retree”.
Esta apuesta por la naturaleza colonizando la arquitectura evolucionó a un concepto de ida y vuelta mucho más conceptual. Escalamos en estructuras artificiales, sobre madera y polímeros… ¿Y si devolvemos la roca natural al rocódromo? “Nos divertía que el siguiente paso fuese darle la vuelta al orden de los materiales: hagamos los bancos de piedra, vamos a generar un paisaje a base de descartes de cantera y que los escaladores regresen de alguna forma a sus experiencias al aire libre”, nos dice Diego, otro “hacedor” del equipo Nooba.
La experiencia de la luz
La iluminación juega un papel protagonista y también se integra en esa idea conceptual de conectar la naturaleza con el carácter del edificio. “En la nave se han usado dos sistemas: uno de relleno, con plafones descolgados, para que no queden espacios de penumbra, y otro, a través de proyectores de luz cálida, para las zonas de escalada”, nos explica Clara. “También hemos usado la luz para incorporar sensaciones que tenemos en la naturaleza. Por ejemplo: se están instalando unos puntos de luz colgantes junto a unas hojas verdes diseñadas por Nooba que generarán sombras, como si fueran los rayos de sol en un bosque”.
“Hay otra idea interesante –continúa Clara–: un risco que destaca, una pared que sobresale, una montaña grande adquiere una iluminación especial que la hace destacar aún más, y también puede pasar en un entorno indoor con una proa del panelado, un volumen grande o un bloque estrella y muy visual (lo que en routesetting se denomina eye catch). Los propios setters tendrán un trabajo extra: pueden intervenir los dispositivos de iluminación y jugar con las distintas ópticas para introducir un elemento visual más a los bloques que equipen. En definitiva, la iluminación también va a generar una experiencia”.
El proceso está en marcha, una decena de oficios trabaja a diario en la nave y en pocas semanas vamos a poder sentir el resultado. Como decíamos cuando anunciamos el nuevo centro, suceden muchas cosas en los espacios donde no se escala, en los lugares de intercambio, de encuentro, de conversación, de descanso… de estar. Vamos a darles la importancia que se merecen.