Tiroides, la glándula que regula tu vida

Por la doctora Begoña Ruiz Núñez

La tiroides es una glándula de dos lados (izquierda y derecha) que se encuentra en el cuello, alrededor de la garganta, y tiene la función de regular el metabolismo, todos esos procesos que se encargan de dar energía a diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, si tenemos más estrés o vivimos una situación en la que está en juego la supervivencia, la tiroides se encarga de mandar energía al cerebro y al sistema inmune para protegernos de ese atacante (real o ficticio); o, si estamos haciendo deporte, dirige la energía al aparato locomotor.

Detectar problemas

La analítica es la forma objetiva de determinar alteraciones de la tiroides. Mediante la medición del valor, en principio, de una hormona llamada TSH o tirotropina sabremos si padecemos hipotiroidismo (la glándula no produce la cantidad suficiente de la tiroxina –la famosa T4 u hormona tiroidea, y derivadas) o hipertiroidismo (secreción excesiva de la mencionada tiroxina, que por norma general, acelera el metabolismo).

También hay algunos síntomas que nos alertan de problemas con la tiroides. Son los siguientes:

  • Problemas de termorregulación (pasamos frío o calor en condiciones de temperatura exterior óptima).
  • Problemas de peso (de ganancia o de pérdida).
  • Ansiedad, irritabilidad y dificultad para gestionar el estrés.
  • Mala regeneración de los tejidos (los escaladores tendrán problemas para recuperar la piel, entre otros, y serán más propensos a sufrir tendinopatías, rotura de poleas, codo de tenista…).

Las causas

Distinguimos tres causas principales del origen de las afecciones de la tiroides:

  • La primera causa de un hipotiroidismo, de un problema de tiroides primario, es la alimenticia. Para formar la hormona tiroidea necesitamos que nuestra alimentación aporte proteína (en especial un aminoácido llamado L-tirosina), iodo y selenio. 
  • La segunda, más compleja y también más común, tiene un origen ambiental, emocional, de estrés… Es decir, la suma de múltiples circunstancias que fatigan el metabolismo y agotan la glándula tiroides. Esta situación deriva muchas veces en un un hipertiroidismo que no se detecta al principio que con el tiempo se convertirá en un hipotiroidismo por agotamiento de la propia glándula, que es lo que suele detectarse.
  • Como tercera causa citaremos la idiopática (que no se sabe la causa, pero que puede ser por una predisposición genética), que puede sumarse a las dos anteriores.

Prevención y recuperación

Atendiendo a todo lo que acabamos de explicar, estas serían las pautas para prevenir y recuperarnos de una afección tiroidea: una adecuada gestión emocional y del estrés; cuidar la alimentación y que garantice la proteína, el iodo y el selenio (abundante en productos del mar); dormir las horas necesarias… En definitiva, hacer todo lo que esté en nuestra mano para ese metabolismo no esté hiperactivado, hipersaturado o hiperestimulado.

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