¿Es la primera vez que vienes con peques a Sputnik? ¿Escalas habitualmente pero hoy has decidido traer a tus sobrinos? ¿O quizás sueñas con que algún día tu progenie te ponga las cintas en los proyectos? Sea como sea, habéis venido en familia y seguro que os apetece pasar un divertido día de escalada. Josevi Ruiz, responsable de Crecer escalando (y padre), nos cuenta algunos trucos para que escalar con peques sea una experiencia que todos queráis repetir.

Lo primero que debes saber es que la escalada es una práctica deportiva –os sorprenderá pero todavía hay gente que piensa que es hacer el indio por las paredes– y, como tal, debemos preparar nuestro cuerpo para ello. A ninguno se nos ocurre correr una maratón sin haber calentado antes, ¿verdad? Pues con los peques y la escalada ocurre igual.

Es posible que nada más entrar al roco los más pequeños comiencen a salivar al ver tantas presas de colores, pero hacer un buen calentamiento es fundamental antes de empezar a trepar. Y si en lugar de una serie de ejercicios infumables se lo planteas como si fueran juegos, les tendrás en el bolsillo desde el principio. De esta forma, además, crearemos un hábito saludable entre esos pequeños escaladores y nosotros podremos coger la taza de café al día siguiente sin que se nos rompa el brazo por las agujetas.

Lo que sigue son unas cuantas ideas para jugar antes de escalar y que siempre puedes adaptar a tu gusto.

Comenzamos a jugar

Equilibrio más movimiento

Nos colocamos a la pata coja y en círculo, para vernos mejor. Desde esta posición movemos los dedos de los pies durante unos segundos (de la pierna que está al aire, claro). Después movemos los dedos de los pies y el tobillo, a continuación los dedos, el tobillo y la rodilla, y para terminar movemos los dedos, el tobillo, la rodilla y la cadera.

El objetivo del juego es mover todas las articulaciones mientras mantenemos el equilibrio. Podemos facilitar el juego si nos damos la mano o complicarlo aún más si lo hacemos individualmente en las colchonetas o incluso subidos a un bosu.

Escalar familiares está llamado a convertirse en la próxima modalidad olímpica.

King Kong

Seguro que os suena la palabra acrosport, un término muy fino que viene a significar escala a mamá o súbete a la cabeza de papá o cualquier adulto que se haya atrevido a ir al roco con alguna fiera. Pues bien, vamos a aprovechar para practicar esas posturas que nos dan pánico en casa y que encima de la colchoneta podemos hacer sin miedo. El propósito es que te trepen y destrepen todo lo que quieran y que tu bazo o riñones no se lleven ninguna patada.

Pasamos por el aro

Este es un juego interesante para grupos de cuatro personas en adelante y para el que necesitaréis uno de los aros que tenemos en la zona infantil. Se lo podéis pedir al personal de Sputnik y os lo facilitaremos sin problema.

Vamos al lío. Para este calentamiento tendréis que poneros en círculo y agarraros de la mano, con el aro agarrado del brazo de uno de los participantes. Tendréis que pasar un aro de un brazo a otro sin usar las manos, pasando todo el cuerpo por el hula hoop. Importante: no podéis soltar las manos pero podéis ayudaros de vuestros pies, cadera, cabeza o imaginación.

Maremoto

Comenzamos cogiéndonos todos de las manos y moviendo nuestros brazos imitando las olas del mar. Empezamos con olas pequeñas para terminar con un maremoto donde las olas nos arrastran y nos mueven por toda la sala. No tengas vergüenza: si tú no lo haces, no esperes que ellos lo hagan.

Rescatar al peluche

Para este calentamiento necesitamos un juguete al que nuestro peque le tenga cariño. Podemos ir colocando el peluche en distintas presas para que lo puedan rescatar escalando. Podemos ir aumentando la dificultad del rescate progresivamente.

Otra opción interesante es que seamos nosotros quienes rescatemos al peluche. Ojo con este juego y las posibles frustraciones que se puedan generar con él: podéis convertiros en la súper estrella que salva la vida al peluche o terminar como el villano que quiere acabar con el mundo.

Golondrino el unicornio ha subido demasiado alto y necesita que alguien acuda al rescate.

 

Qué hacer (o no) cuando escalamos con peques

A continuación te dejamos algunas reflexiones que la experiencia como padre escalador me ha ido brindando –a veces en forma de iluminación y otras a modo de bofetada de realidad–:

• Para mí, lo primero y más importante es respetar los ritmos. Con el tiempo he aprendido que los peques ni van a escalar cuando nosotros queramos ni van a estar tranquilos cuando nosotros escalemos. Tenemos que buscar un punto en común.

• Si escalas habitualmente seguramente has soñado con ver a tu peque con un arnés y subiéndose por las paredes. Pues siento decirte que eso que a ti tanto te gusta es posible que a tu descendencia no le interese ni lo más mínimo cuando sea adolescente. No te frustres. Lo importante es crear recuerdos positivos. Quién sabe, puede que esas semillitas algún día se transformen en un árbol gigante.

No desprecies una buena sesión de volteretas con tu peque: el mundo se ve diferente cuando giras.

 

• No vale de nada tratar de imponer nuestros gustos sobre los suyos porque, aunque estemos seguros de que la escalada es lo más increíble que existe en este planeta, es probable que consigamos que piensen justo lo contrario. Si vienes pensando que le va a encantar trepar pero resulta que lo que le apetece es hacer volteretas en la colchoneta pues… relájate y a disfrutar y ya puestos, recuerda cómo se hacían las volteretas pero con cuidado ¡que ya tienes unos años!

Incluso el Increíble Hulk se toma un rato para evitar caer sobre los pequeños seres.

• Estas colgado en la pared de dos dedos, el pie derecho detrás de la oreja y la rodilla izquierda clavada en el esternón, ¿crees que en esa posición vas a pensar que hay un peque debajo tuya? Te recomiendo que antes de escalar eches un vistazo a tu alrededor y compruebes que no hay ningún niño andando por la colchoneta cual zombi. Te aseguro que es preferible caer en la colchoneta que encima de uno de estos pequeños seres, aunque tengan los huesos blanditos. Si eres tú el progenitor, procura que tenga algo de diversión entre pegue y pegue o te puedes llevar un buen susto.

• Este truco es de perro viejo: puede que odies el bloque pero sea la pasión de tu pequeño acompañante. Mi recomendación es empezar por aquello que más le guste a ella o él y terminar por lo que menos. Podrás escalar tranquilamente lo que tú quieras, siempre y cuando nuestro peque tenga un entretenimiento.

• ¿Eres de los que vienen en pareja acompañados de pequeños? Una buena opción es utilizar los autoaseguradores. Podrás hacer vías de manera individual mientras el otro adulto juega en la zona infantil. Mira el lado bueno, podrás hacer reposos activos. Hay estudios que demuestran que se recupera más rápido.

• La escalada es un deporte individual de experimentación, descubrimiento y superación, cada uno tenemos un ritmo, características y motivaciones diferentes. Una cosa es motivar para que suban hasta la cadena y otra muy diferente es que suban para no escuchar nuestros gritos de ánimo. Puedes dejarlos para el próximo partido de fútbol que veas.

• Cuando se suben a la pared tendemos a sujetarles la espalda o el culo. ¿Cómo no voy a hacerlo? ¡Es mi hija! Lo que he encontrado es una manera más cómoda: cuando voy a acompañar a mi hija en su escalada, me centro en sus pies y, cogiendo sus talones, le voy moviendo los pies de presa en presa. Hay un momento inicial de desconcierto por parte de nuestro peque pero pasado este momento veremos cómo fluyen por la pared. Al colocarles y sujetar sus pies impedimos que se les escurran de las presas. Para que no se caigan hacia atrás podemos colocar nuestro hombro detrás de ellos pero sin llegar a tocarlos.

Al principio hay un momento de desconcierto, pero luego el movimiento será más fluido. Palabra del Señor Miyagi.

 

Espero que lo paséis genial en vuestra primera visita a Sputnik con peques o viendo encadenar a tu sobrina ese 8a de presas verdes que ni en sueños te meterías pero ella lo hace en pocos pegues. Y por último y no menos importante: si consigues cansar a los pequeños y no morir en el intento, piensa que podrás disfrutar de una velada tranquila. Si tú también caes derrengado en la cama de puro cansancio, eso ya es cosa tuya.

Actividades infantiles y juveniles para el verano

Campamento infantil y días sin cole: de 5 a 11 años.
Campamento juvenil: de 12 a 16 años.
Curso de iniciación joven: de 17 a 25 años.

Del 23 de junio al 8 de septiembre.

1 COMENTARIO

  1. Enhorabuena por el articulo! Yo añadiría un par de cosas a la lista de cosas de NO hacer. La primera es no forzarles en absoluto a que suban más y más arriba. Al principio, como a todo el mundo, tienen miedo y tendemos a forzarles a superarlo. Así que tranquilidad y hasta donde lleguen, hasta donde quieran. La segunda es que yo yo por lo menos tendía a súper animarles desde abajo con comentarios tipo “vengaaa”, “cojeeee la azuuul”, “bieeeen”…. Hasta que baja y me dice un dia “Papa, no me gusta que me grites desde abajo…”. Así que evitad dirigirles y animarles en exceso para que se sientan como uno más!

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