En esta nueva entrega del Laboratorio de Gesto estudiaremos cuándo y cómo usar el canto interno y el canto externo del pie de gato. Junto a lo que aprendimos en el capítulo anterior, esta técnica debería ocupar muchas de las horas que invirtamos en el desarrollo de la técnica.
Si ya vimos en la entrega sobre la punta del pie de gato que el trabajo de pies tiene el objetivo fundamental de descargar el mayor peso posible sobre estos, ahora profundizaremos en la importancia de la compenetración pie-pierna y en la segunda de sus funciones principales: “agarrar la presa” para desplazar el centro de gravedad y el cuerpo por la pared.
¿Agarrar la presa?
Decimos “agarrar la presa”, sí, como si se tratase de una mano, para realizar unas de las fuerzas más olvidadas entre los neófitos: la de tracción, de la que hablaremos más adelante. Si no agarramos la presa con los dedos del pie, entonces solo podremos apoyarnos e impulsarnos, perdiendo así una manera de ahorrar energía en los músculos de nuestros brazos, siempre más pequeños y débiles que los músculos de las piernas.
La pierna es la encargada de generar la fuerza para movilizar el cuerpo y el centro de gravedad y de descargar al resto del cuerpo de esta función. De ahí la frase más clásica de la técnica de pies: “Deja todo el peso que puedas en el tren inferior y estira los brazos”. Piensa en ello y sabrás cuál es la postura inicial más eficiente.
Es necesario asimismo encontrar una posición intermedia entre lo anterior y estar separado de la pared con los brazos estirados (siempre según lo que nos permitan las presas) para poder bascular sobre ellos, que las piernas realicen la fuerza necesaria y ejecutar un movimiento eficiente. Pero, atención: si separamos demasiado el centro de gravedad de la pared, someteremos los brazos (ahora flexionados) a una fuerza excesiva.
Fuerza con las piernas
Durante un movimiento de escalada, las piernas realizan dos funciones. Una, la principal (y que suele coincidir con la mano que vamos a mover) y otra, la secundaria, que es la acción de ayudar en la dirección del movimiento y la de ejercer fuerza a lo largo del movimiento. Por ejemplo, cuando escalo de frente y comienzo el movimiento, tracciono (acción principal) y luego me monto sustentándome (acción secundaria). Una acción terciaria sería la impulsión.
Distinguimos cuatro fuerzas:
- Tracción: fuerza que atrae un objeto hacia nosotros.
- Impulsión: fuerza que aleja un objeto de nosotros.
- Sustentación: fuerza necesaria para sujetar un peso.
- Equilibradora: no es una acción en sí, ya que interviene ninguna presa, pero ayudará a realizar algunos movimientos de forma más equilibrada.
Vamos a pensar, a sentir y a reflexionar en cada movimiento cuál de esas cuatro acciones tenemos que realizar. Hay que saber cuál es la acción principal y si hay alguna otra acción que realizar durante el movimiento. Ten en cuenta que no siempre tener los dos pies colocados será siempre la mejor opción y que además acabar con un pie fuera de las presas nos ayudará a equilibrarnos mejor y a escalar fluidamente ya que podremos ser más rápidos a la hora de progresar por la pared a la hora de colocar los pies y unir un movimiento con otro en las transiciones.
Canto interno – canto externo
Y llegamos por fin al quid de la cuestión. ¿Sabes distinguir el canto interno del canto externo del pie de gato?
El canto interno funciona bien sobre regletas y mal en agujeros, romos y presas muy pequeñas, donde debemos usar la punta. Este apoyo debe combinarse con la técnica de frente para mantener el centro de gravedad cercano a la pared en placas, movimientos en los que haya que subir mucho los pies y pie-manos.
El canto externo lo usaremos sobre agarres en regleta y presas alargadas. Lo combinaremos sobre todo con la técnica de cadera de la bicicleta para descargar el máximo peso posible facilitando así el movimiento.
En ambos agarres hay que mantener el talón lo más bajo posible, sin perder contacto y adaptación, y formar un ángulo de entre 15 y 45° respecto la pared al inicio del movimiento. Esto nos ayudará a adaptar y acceder a los agarres para entonces terminar el movimiento, con la fuerza del gemelo poniéndonos de puntillas para alcanzar una presa más lejana.
No hay una norma que indique qué canto usar en cada situación. Generalmente, en placa, si escalamos de frente, tendemos a usar el canto interno; en desplome es habitual hacer la bicicleta, colocando la punta, girando y usando canto externo, y con la técnica de cuerpo girado, canto externo directamente.
El maldito Ericsson
Y no nos vamos a cansar de reivindicar la máxima del psicólogo Anders Ericsson: si queremos convertirnos en verdaderos especialistas de cualquier técnica, debemos dedicar al menos diez mil horas de práctica y perfeccionamiento.
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