La noticia ha ocupado titulares de los grandes medios de todo el mundo: ‘El dueño de Patagonia dona la empresa para combatir el cambio climático’. Esta es la carta en la que Yvon Chouinard, fundador de la histórica marca que factura más de 1300 millones de dólares al año, explica su decisión y el futuro de la firma.
En junio de 2016 Sputnik era una nave sin tejado en un polígono industrial. Faltaban cuatro meses para inaugurar Alcobendas. En medio de aquel campo de batalla de grúas y escombro recibimos la visita de Sergio, en aquel momento responsable de Patagonia en España. Durante toda la mañana hablamos de por qué Patagonia había sido inspiración para nosotros cuando nos imaginábamos cómo construir un negocio honesto. Recuerdo que hablamos mucho sobre el propósito, activismo y responsabilidad corporativa.
Semanas después, Patagonia se convirtió en nuestro compañero de viaje. Un partner exigente, muy celoso de su camino y con un propósito que no admite atajos ni soluciones a medias. Seis años después seguimos orgullosos de continuar aprendiendo y seguimos sorprendiéndonos de lo radical de su posicionamiento ante el futuro.
Esta semana han vuelto a hacerlo, han abierto una nueva ruta porque las que existen no eran suficientes. Y otra vez nos han dado la vuelta a la cabeza. Os compartimos la carta que Yvon Chouinard ha escrito para explicar qué tipo de compañía va a ser Patagonia en los próximos 50 años. Ojalá que en Sputnik podamos seguir participando de esta forma única de hacer negocios.

Carta de Yvon Chouinard: ‘El planeta Tierra es ahora nuestro único accionista”
Yo nunca quise ser un hombre de negocios. Empecé como artesano fabricando material de montaña para mis amigos y para mí, y más tarde me dediqué a la ropa. A medida que comenzamos a ser testigos del alcance del calentamiento global y la destrucción ecológica, y de nuestra propia contribución, Patagonia se comprometió a cambiar la forma en que se hacían negocios. Si pudiéramos actuar de forma honesta a la vez que ganamos lo suficiente para pagar las facturas, podríamos influir en los clientes y otras empresas, y tal vez cambiar el sistema durante el camino.
Primero empezamos con nuestros propios productos, utilizando materiales que causaban menos daño al medio ambiente. Donamos el 1 por ciento de las ventas cada año. Nos convertimos en una empresa con certificado B Corp [un documento que acredita que una empresa cumple con altos estándares de compromiso y transparencia en aspectos sociales y medioambientales] y en una Benefit Corporation de California [las corporaciones de beneficio reciben mayor amparo administrativo al emprender objetivos sociales y ambientales], e incluimos nuestros valores a los estatutos. Recientemente, en 2018, cambiamos el propósito de la empresa a: “Hacemos negocios para salvar nuestro planeta”.
A pesar de estar haciendo todo lo posible para abordar la crisis ambiental, no es suficiente. Necesitamos encontrar una manera de invertir más dinero en la lucha contra la crisis climática a la vez que mantenemos intactos los valores de la empresa.
Digámoslo claro: no había buenas opciones donde elegir, así que creamos la nuestra propia.
Una opción era vender Patagonia y donar todo el dinero. Pero no podíamos asegurarnos de que un nuevo propietario mantuviese nuestros valores y a nuestro nuestro equipo de trabajadores en todo el mundo.
Otra fórmula posible era convertirla en una empresa pública; esto hubiera sido un desastre. Incluso las empresas públicas con buenas intenciones están bajo una gran presión para generar ganancias a corto plazo a costa de la energía de las personas y la responsabilidad a largo plazo.
Digámoslo claro: no había buenas opciones donde elegir, así que creamos la nuestra propia.
En lugar de dirigirnos hacia lo “público”, se podría decir que avanzamos hacia el “propósito”. En lugar de sacar provecho de la naturaleza y transformarlo en riqueza para los inversores, usaremos la riqueza que genera Patagonia para proteger la fuente de toda riqueza.
Esto es lo que va a pasar: el 100 por cien de las acciones con derecho a voto de la empresa se transfieren a un fideicomiso (Patagonia Purpose Trust) creado para conservar los valores de la empresa. El 100 por cien de las acciones sin derecho a voto se habían dado al Holdfast Collective, una organización sin ánimo de lucro dedicada a combatir la crisis ambiental y defender la naturaleza. La financiación vendrá por parte de Patagonia: cada año, el dinero que ganamos después de reinvertir en el negocio se distribuirá como dividendos para ayudar a combatir la crisis.
Esto es lo que va a pasar: el 100 por cien de las acciones con derecho a voto de la empresa se transfieren a un fideicomiso (Patagonia Purpose Trust)
Han pasado casi 50 años desde que comenzamos nuestro experimento como negocio responsable, y apenas hemos empezado. Si tenemos alguna esperanza en un planeta próspero –y ya no digamos un negocio próspero–, dentro de 50 años, será necesario que todos hagamos lo que podamos con los recursos de que disponemos. Esta es la manera que nosotros proponemos para hacer nuestra parte.
A pesar de su inmensidad, los recursos de la Tierra no son infinitos y está claro que hemos excedido sus límites. Pero el planeta también es resiliente. Podemos salvarlo si nos comprometemos a ello.
Yvon Chouinard
Lee aquí la carta original en inglés