Motivación y escalada. ¿Cuál es el nivel óptimo?

¿Qué es la motivación?, ¿qué estrategias nos ayudan a conservarla?, ¿cómo establecer metas y necesidades motivacionales para alcanzar un objetivo de escalada? Miguel Santolaya (psicólogo deportivo) nos da algunas claves para elegir nuestros proyectos, aprender a mantener un nivel óptimo de entusiasmo y enfrentarnos a los retos con más energía y determinación.

Lo primero de todo, ¿qué es la motivación?

Pues bien, la motivación es la fuerza que te empuja a hacer algo. Esa motivación puede ser intrínseca (lo hago porque me sale de dentro, sencillamente porque me gusta, me hace sentirme bien), extrínseca (lo hago porque hay una meta detrás, como por ejemplo ganar una competición, que te den un premio o evitar un castigo) incluso puede provenir directamente del placer por aprender algo nuevo.

En las fases iniciales de motivación interesa que afloren el gusto por el aprendizaje y motivaciones internas que nos empujan a pasarlo bien. A medida que nos vamos comprometiendo más con la escalada, esa motivación tiene que ir derivando hacia un origen extrínseco: competimos para ganar, pero no solo para ganar un premio o una medalla, sino para ganar en rendimiento.

Controlar la fluctuación

Es importante partir de una realidad: esta fuerza no se mantiene estable en el tiempo. Por ello, un deportista debe adquirir habilidades para ir jugando con los factores motivacionales (intrínsecos, extrínsecos, de logro, de aprendizaje…) y controlar la fluctuación. Se deben establecer metas (de rendimiento, de resultado…), con un enfoque a corto, medio y largo plazo, y que estas metas nos den las pautas de qué hacer en cada momento: quiero llegar a un punto y establezco un plan para alcanzar el objetivo; no puedo plantearme hacer de repente 9a si no estoy trabajando 8c+… Esto nos ayudará a mantener la motivación y, consecuentemente, a progresar.

Hay escaladores que han estado en el nivel más alto de la competición y han desaparecido de los campeonatos, pero han continuado escalando vías muy duras. ¿Por qué? Porque sus metas o sus necesidades motivacionales han cambiado. Es decir, sus objetivos de progresión en la escalada se han desvinculado de la competición y se han centrado en otros objetivos, como encadenar una vía en la roca.

En definitiva…

Delimitar bien las metas (tanto de trabajo, como de rendimiento y de resultado), siempre que estas se encuentren al alcance del deportista, generará compromiso y autoconfianza, dos actitudes directamente relacionadas con la motivación: si cada vez puedo confiar más en mis habilidades, me comprometo a desarrollarlas más, lo consigo y eso dispara mi motivación.

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