Si escalar significa vencer miedos y superarnos constantemente, más todavía si eres mujer. Las mujeres hemos estado histórica y culturalmente excluidas de esferas como la ciencia, el arte, los puestos de responsabilidad y, por supuesto, el deporte. “¿Cuántas veces te han dicho que no puedes? ¿Y en el mundo de la escalada?”. Por los roles que nos han impuesto es más difícil que nos creamos capaces de ciertas hazañas destinadas por tradición a los hombres. Pues ya está bien de sentirnos incompetentes. “Soy mujer, ¡claro que puedo!” es el taller que propone la psicóloga Marta Martín desde Mujer Autoestima para reflexionar sobre nuestras falsas creencias aprendidas e instalar unas nuevas.

Marta, eres psicóloga, ¿qué opinas tú de los que dicen que sois los más locos?
[Risas] ¿Locos? En realidad… ¿quién no está un poco loco? Todos tenemos nuestros traumas.

Bromas aparte, ¿por qué elegiste esta profesión?
Yo creo que venía conmigo. Desde pequeña siempre ayudé a los más vulnerables y tenía un sexto sentido para la gente, para ver cómo se sentían y conectar con su sufrimiento. Y por la función que tuve que hacer en mi familia. Las personas cuidadoras suelen tener esa función desde niños. 

¿Y esta metodología de abordaje, el EMDR, en qué consiste?
El EMDR [Eye Movement Desensitization and Reprocessing] es una terapia de tercera generación. Lo que aprendes en la carrera es lo cognitivo conductual, y aunque sirva, como en todas las ciencias hay que ir actualizándose. Consiste en encontrar la relación entre lo que le pasa a la persona en el presente y la historia de su vida. Normalmente, cuando hay un bloqueo en una situación presente suele tener relación con algo del pasado. Buscamos que el cerebro haga ese enlace y luego reseteamos determinados recuerdos para eliminar ese bloqueo que se produce en el presente y, por supuesto, en el futuro.

[El EMDR] Consiste en encontrar la relación entre lo que le pasa a la persona en el presente y la historia de su vida. Normalmente, cuando hay un bloqueo en una situación presente suele tener relación con algo del pasado.

Qué impresionante, parece magia…
Bueno, no es tan fácil, la mayoría de los problemas no se solucionan en una sesión ni en dos. Pero es un abordaje que limpia varios planos del recuerdo: cognitivo, emocional, sensitivo, psicosomático… Y más eficaz.

¿Cómo surge este proyecto de talleres para mujeres que se llama Mujer Autoestima?
Llevo mucho tiempo enfrentando en terapia el trauma y es un trabajo muy cansado, porque te metes al fango para trabajar a fondo con la persona. Necesitaba algo fresco. Inicié un trabajo personal de nueve meses en el que se cultiva el proyecto personal de la mano del profesional. Así gesté y parí “Mujer Autoestima”.

¿Por qué lo ves necesario?
Primero por mí misma, porque como mujer siempre he sentido que había una carencia de autoestima, lo veo en consulta a diario y en todas las mujeres de las que me rodeo. Es lo que yo hubiera necesitado hace unos años. Esa carencia de autoestima nos viene de muy lejos.

Además, eres escaladora, ¿qué relación le encuentras a esta práctica con la salud mental?
La relación es bidireccional. Por un lado es un recurso, como todos los deportes, una manera de sublimar el estrés, y concretamente la escalada te obliga a estar muy en el presente: haces mindfulness sí o sí. Y, por el otro, depende de la psicología, no solo en la gestión del miedo, sino en la tolerancia a la frustración, nivel de exigencia, recuperación somática de lesiones y muchas más cosas.

¿Cómo se te ocurrió este taller “Soy Mujer ¡Claro que puedo!” y proponerlo para escaladoras?
Cuando empecé había menos mujeres en la escalada y muchas conductas negativas, actitudes paternalistas de los hombres dando por hecho que aprietas menos que ellos. Además, las mujeres tenemos que luchar contra todos los miedos que nos han inculcado cuando somos niñas, a los niños se les educa para afrontarlos y a nosotras, no. Por eso hay mujeres que, a pesar de estar en alta competición, dudan de sí mismas.

A veces que duden de tu capacidad puede ser un revulsivo, un “no hay…”
“No hay cojones…”, sí, es una frase muy mía, que mis amigas me han dicho muchas veces para que terminara demostrando que sí que podíamos.

¿Cuál ha sido la experiencia que a ti te ha disparado las inseguridades, en cuál te has focalizado para resetear?
En el deporte, fútbol, baloncesto, incluso, voleybol…, en el colegio. Me decían que no podía por ser una chica.

Cuando empecé había menos mujeres en la escalada y muchas conductas negativas, actitudes paternalistas de los hombres dando por hecho que aprietas menos que ellos.

¿Y cuál es la creencia positiva que te has instaurado tú?
Que sí que puedo. Mi padre siempre me ha dicho que podía hacer lo que quisiera. Mi madre es de las del no puedes, pero mi padre compensó eso animándome siempre.

En qué otras herramientas te apoyas cuando te encuentras una barrera o un “no eres capaz”?
Respirar, calmarme, el abrazo de la mariposa, repetirme la duda. En lugar de no eres capaz… ¿y si soy capaz?

En Sputnik ya casi estamos en igualdad de socias y socios, ¿qué crees que se está haciendo bien para que se den estos casos?
Sputnik, en concreto, siempre ha ido por delante en cuanto a otros rocos, pero en general por la visibilidad de las mujeres en redes, en medios, en la vida se han ido creando más referentes de mujeres escaladoras y capaces.

¿Qué se podría mejorar para conseguirlo?
Que haya programación, talleres y material específico por y para mujeres, para conseguir más mujeres en instalaciones deportivas. Como los entrenos según el ciclo menstrual, por ejemplo.

¿Cuándo nos vas dar ese taller “Soy mujer ¡Claro que puedo!” en Sputnik?
Cuando me digas ¡Aquí estoy!

¿Qué otros proyectos tienes en mente a futuro?
Actualmente estoy creando una red de mujeres autoestima, y me gustaría extenderlo al mundo de la escalada. Mujeres conscientes, despiertas, capaces… Construir comunidad.