Lo llevas todo bien planeado, te has empollado los manuales de los gurús y hasta te has tragado 20 tutoriales en internet. Todo va perfectamente hasta que, oh, sorpresa, el Reverso se pierde en el abismo, la cuerda se engancha o el colega se cae de segundo en el único tramo desplomado y no alcanza la pared… ¿Y ahora qué? Pues ahora toca atender a los que ya han pasado por todo esto y descubrieron soluciones para salir airosos del incidente. Dani Márquez te explica siete maniobras de emergencia –sí, siete, el número de la sabiduría, la espiritualidad y la conciencia…– que te pueden salvar el culo en una pared.
Casi seguro que todo empezó así…
—Oye, José.
—Dime, Pablo.
—Vamos a rapelar, que quiero pasar por el pueblo a comprar…
—Espera, date media vuelta un segundo, que llevas algo suelto.
¡Clin!, ¡clinnn!, ¡clinn! (sonido de vacío) y un mini clín en la lejanía.
—¡Mierda! ¡Joder! El Reverso.
—¿Y ahora?
Y ahora es nuestro turno. Vamos a salvar el culo a José y a Pablo, y, de paso, compartir contigo unas cuantas maniobras que pueden sacarte de algún que otro apuro en las vías de varios largos.
Siete situaciones, siete soluciones
Antes de emprender una escalada es importante llevarlo todo bien planificado y protocolizado para no depender de la suerte o la improvisación. Y también hay que tener en cuenta que jugamos en un territorio donde no todo está controlado al 100 por cien (quizá sea esto la pizca de sal y pimienta que hace que nos guste tanto escalar). Por lo tanto es más que conveniente conocer maniobras de fortuna, alternativas a las técnicas que enseñan los manuales y que aprendemos en los cursos convencionales. Aquí os dejamos siete que nos han funcionado y nos han salvado de alguna buena.
- Perdemos el asegurador-descensor
- No podemos soltar las manos del reverso para deshacer un lío de la cuerda
- Nos caemos de segundo en un desplome y no llegamos a la pared
- Tenemos que abandonar una vía
- Se nos lían las cuerdas en las reuniones
- La cuerda se enreda en árboles y otros obstáculos
- Nos quedamos sin mosquetones de seguridad
Perdemos el asegurador-descensor
Se nos ha caído el descensor o asegurador (seguro que andabas en ese momento con varias cosas en la mano) y tenemos que rapelar o asegurar a alguien. Tranquilidad: hay varias soluciones posibles. Una de ellas es un nudo dinámico sobre un mosquetón HMS. Este nudo te permite hacer las dos maniobras, es bidireccional y además produce bastante fricción, lo que permite regular la velocidad de deslizamiento de las cuerdas. En el caso de que te toque rapelar, hazlo con un sistema de autobloqueo (Machard, prusik), acompañando al dinámico.
Soltar las manos de la cuerda inactiva mientras aseguramos
Vale, nunca debes soltar la cuerda inactiva cuando aseguras, pero a veces no te va a quedar otra por alguna razón de fuerza mayor (por ejemplo, deshacer un enredo de la cuerda, desengacharla…). Debes entonces bloquear esa cuerda de manera rápida y segura y que luego se desbloque fácilmente. En el caso de un Grigri, puedes ahorcarlo con la propia cuerda introduciendo un bucle de abajo arriba por el mosquetón de seguridad para, posteriormente, trabarlo con ese bucle desde el lado de la palanca hacia el lado contrario.
En el caso de que estés usando un Reverso, debes hacer un nudo de fuga. Como las cuerdas tienen tensión, es importante hacer la fuga por dentro del mosquetón; si la haces por delante, las cuerdas quedan paralelas y no podrás sostener la tensión. OJO.
Nos caemos de segundo en un desplome y no llegamos a la pared
Si te caes por debajo de un desplome escalando de segundo (ya te podía haber dejado el compañero una ayuda como una cinta larga, un cordino…) se puede dar la circunstancia de que no llegues a tocar la pared para volver a intentar el “pasazo” de la vía. El compañero nos debe bajar un poco hasta que alcanzar la pared y volver a darle un pegue al maldito desplome. Con algunos frenos semiautomáticos esto no es un problema, pero si usas el Reverso debes improvisar un embrague para desbloquearlo (dependiendo del peso de la persona que esté en apuros, esto puede ser desde una tarea ligera a otra de sudar más que en una comunión en el desierto…).
Te damos tres opciones. Una solo con el mosquetón de seguridad del Reverso, otra con un mosquetón en el ojal pequeño del dispositivo y la última para compañeros pesados (cordino de 2,2 m en el ojal pequeño, reenvío a uno de los mosquetones de la reunión). En los tres casos es necesario hacer un reenvío a nuestro arnés con un nudo dinámico para controlar la velocidad (como vemos en la última secuencia).
Tenemos que abandonar una vía
El saber no ocupa lugar; un cordino y un maillón, tampoco. Así que cuando prepares tu arsenal para hacer la vía que se te ha metido entre ceja y ceja acostúmbrate a llevarlos en algún lugar del arnés que no estorben. Nosotros somos muy fans de los “porsiacas” y llevamos un mosquetón HMS con algunas cosillas en la parte trasera del arnés, al que añadimos o quitamos artilugios en función de la vía (deportiva, autoprotección…).
Se nos lían las cuerdas en las reuniones
Cuántas y cuántas veces hemos perdido un tiempo valioso desenredando cuerdas en una reunión como si estuviéramos en 4º de Macramé… Unas pocas, ¿verdad? En vías largas, donde el tiempo es determinante, se imponer arañar minutos donde se pueda y ser especialmente ordenado en las reuniones. Si la reunión es en una repisa te ira bien hacer un montón según caen las cuerdas y, en el relevo, si el que viene de segundo comienza el siguiente largo, las cuerdas saldrán bien, y si viene con la lengua pegada a los ojos y te toca salir de nuevo a ti, solo tienes que voltear el montón de una vez para evitar líos. Si la reunión es colgada, haz unos bucles largos (unos 10 m) y anúdalos con una gaza normal a un mosquetón en la reunión; tendrás como resultado 5 gazas largas ordenadas para ir administrando según vaya haciendo falta (requiere práctica para no descuidar el aseguramiento).
La cuerda se enreda en árboles y demás obstáculos
Tiramos las cuerdas súper bien, con un flow que ya quisiera Genma Mengual, y ¿qué pasa después?, pues que van ¡directas al árbol de abajo! No mires a otro lado, te ha pasado, seguro. Para evitar situaciones embarazosas, puedes colocarte las madejas de cuerda en el arnés con un cintajo (o una cinta exprés larga) e irlas soltando según vayas necesitando. Si llevas una de cada color, ponlas una a cada lado para compensar el peso.
Se te acaban los mosquetones de seguridad
Tendrás entonces dos opciones. Una, desmontar dos cintas exprés –o una si has llegado tan justo que solo te queda una–, y colocar los dos mosquetones con los gatillos contrapeados; pero imagina que ese mosquetón tiene que estar en una chapa…, pues mala combinación: se pueden producir palancas peligrosas. En este caso tendrás que optar por la opción dos, que es tan simple como poner un mosquetón convencional en el lugar que menos se manipule y duplicar la precaución.
Sí es sí, no es no…
Recuerda que la simple lectura de artículos como este, incluso de sesudos manuales, no capacitan a nadie para irse directamente a escalar una Rabadá-Navarro. Es necesario una formación práctica tutelada por un buen profesional y también la práctica en zonas controladas (rocódromos, en el suelo…). No es del todo conveniente ponerse a improvisar a 200 metros del suelo.
Quiero acabar con la frase de un gran compañero: ”Sí es sí, no es no, y puede es no”. Vamos, que lo tengas claro en el momento. Aplícatelo.