Ayer, en nuestra entrega periódica de “Bloques que enseñan”, Simón y Nacho diseñaron un boulder perfecto para practicar el llamado movimiento “Yaniro”. Vamos a bucear en el origen de la escalada deportiva para conocer la historia de esta curiosa técnica.
El escalador norteamericano Toni Yaniro encadenó el primer octavo del mundo en 1979. La vía –un diedro ciego desplomado– se llama Gran illusion, se encuentra en Sugarloaf (California) y está cotada como 5.13b/c, lo que equivale a nuestro 8a/a+. Lo que hoy nos resulta un mérito incontestable, a finales de la década de los setenta no mereció el reconocimiento de los escaladores punteros de la época. Toni había entrenado para conseguir su objetivo y, peor aún…, ¡ensayó los movimientos con la cuerda por arriba!
La hoguera de los herejes
Aunque Kurt Albert había empezado cuatro años antes a pintar un punto rojo (el célebre rotpunk) en la base de las vías que resolvía sin agarrarse ni colgarse de las protecciones, en 1979 esta variante de la escalada libre (aunque practicada paralelamente por escaladores en otros puntos del planeta: Reino Unido, Francia, Estados Unidos…) no estaba asentada y, por supuesto, quedaban unos cuantos años hasta que la comunidad escaladora asimilara que la nueva tendencia implicaba nuevos método de trabajo en las vías, y también lejos de ellas.
Los escaladores californianos, quienes entonces marcaban el ritmo de la escalada, si caían en un paso (siempre escalando de primero) bajaban al suelo y, como máxima licencia, volvían a intentarlo con un yoyó desde el último seguro premosquetoneado. Por supuesto, ensayar una sección con la cuerda por arriba se consideraba motivo de excomunión, y entrenar fuera de la roca te conducía directamente a la hoguera en la que ardían brujas, herejes y disidentes.
Dominadas y presas de madera
Toni se salió de la corriente y, aconsejado por Jim Erikson (escalador adelantado a su época y, entre otras cosas, inventor de las modernas cintas exprés), comenzó a hacer dominadas como un loco en el marco de la puerta, a traccionar de presas de madera que había instalado en su casa para reproducir los movimientos de Grand illusion y a visitar el gimnasio asiduamente. Además, en sus intentos a la línea, muchas veces se descolgaba para ensayar, en top rope, las secciones más complicadas. Los escaladores californianos contemporáneos se creían “superiores al resto del mundo y muy intransigentes con lo que se saliera de su forma de entender las cosas”, declaraba Yaniro en El 9º grado, el extraordinario libro de David Chambre que recoge la historia de la escalada libre.
El ‘Yaniro’ o ‘movimiento del 4’
En 1986 una foto llama la atención a los lectores de revistas de escalada. Se trata de nuevo de Yaniro, esta vez en la Provenza francesa y haciendo una de las rutas punteras de los ochenta: Chouca (8a+), en Buoux. En la imagen vemos a Toni retorcido, cruzando la pierna sobre el brazo y haciendo en estático el paso largo de la vía. El movimiento se empieza a conocer como “Yaniro” y se extiende su uso en techos y desplomes grandes con buenas presas de mano.
El “Yaniro” va perdiendo fuelle entre los escaladores de roca, cada vez más habituados a pasos dinámicos y lanzamientos, pero vuelve a ponerse de moda en 1994, cuando Jeff Lowe lo emplea para hacer Octopussy (Vail, Colorado), el primer grado M8 (mixto). En los últimos años se ha convertido en un gesto muy habitual para los escaladores de drytooling y también motivo de controversia entre los asiduos de la escalada con piolets “en seco”.
También conocido como “movimiento del 4”, el paso “Yaniro” es un recurso interesante para escaladores con cierto nivel (exige adaptación de los miembros superiores para evitar lesiones) y, aunque poco frecuente, puede convertirse en la llave de ese movimiento maldito que te deja con los pies al aire sin posibilidad de apoyarlos en ningún sitio.
Ah, y lo más simpático de todo: un día le preguntaron a Toni que cómo se le había ocurrido el movimiento “Yaniro”. Contestó que él se lo había copiado a unos escaladores americanos…
Redacción El Cohete
Los más puristas, en esto del «dry tooling», reniegan de la «figura del 4″… por cierto que también está la del 9 y que se diferencia de aquella en que se monta la pierna sobre el brazo del mismo lado, en muchas ocasiones el 9 le sigue al 4.
Los amantes del DTS (estilo dry tooling) incluso han conseguido que éstas posturas no se acepten en algunas competiciones ¡Ay, Señor!
Un abrazo.