Ernestine: ‘Antes de terminar con síndrome de Diógenes decidí dedicarme al arte’

«Perspectives» es una colección de creativas obras de collage que ahora se expone en Sputnik Las Rozas. Ernestine, su autora, nos explica cómo ha sabido extraer belleza a esa manía de acumular todo tipo de material impreso y de empapelar con recortes de revistas los muros de casa.

Clémence, conocida artísticamente como Ernestine, tenía la típica afición adolescente de empapelar la habitación con posters, pegatinas, flyers y entradas de conciertos. De ahí que guardara cada revista que caía en sus manos y un montón de recortes como si fueran tesoros. Cuando se mudó de Francia a Ámsterdam, en 2010, retomó la costumbre de coleccionar revistas y, antes de acabar con síndrome de Diógenes, decidió sacarle provecho y darle la vuelta a esta situación.

Collage analógico

En Ámsterdam empezó a cambiar las paredes por papel, ya que vivía de alquiler. A ella le gustaba diseñar y tenía creatividad, pero no se le daba bien dibujar. Se alinearon los planetas y lo vio claro: el collage era su técnica perfecta y daba salida a todo ese material que ya empezaba a acumular. Ernestine se dedica al collage analógico; tiene más restricciones que la infinitud de posibilidades del digital pero le gusta el reto de los materiales únicos, encontrar el papel que quiere…

Ahora, en Madrid desde hace 12 años, es CEO assistant para pagar las facturas, pero sigue dando rienda suelta a su creatividad con el collage. Trabaja de forma muy intuitiva y casi siempre el mensaje o significado se construye en el momento de la composición o cuando está todo pegado. Pocas veces sabe con antelación lo que va a componer salvo una serie que hizo de falsos carteles de cine, publicidad o viñetas de cómics. Aunque a menudo refleja a posteriori el momento de su vida en el que se encuentra, la intuición y la emoción son sus motores.

Reencuentro con la escalada

Empezó a escalar en el instituto, en esa época se aseguraban con el ocho, y tuvo una experiencia traumática por la profe que tenía. Luego, más mayor, el resto de prácticas le encantó. En junio del año pasado retomó con un «bautismo de escalada en roca en Madrid», en la Peña del Sol, y se topó con Guille, profe en Sputnik. Desde ese día no ha parado de escalar con el mismo grupo. Viene al roco y en cuanto pueden y coinciden salen a roca. Le gusta la deportiva pero ya le está picando el gusanillo de hacer varios largos (Guille, prepárate para darle un nuevo curso).

En su tiempo libre, aparte de la escalada, patina en su longboard y hace yoga; el mix con la escalada “es estupendo”, asegura, le parece una “meditación en movimiento, te ancla al presente, aquí y ahora”. Como no le importa la competición, sino que lo practica para disfrutar y mejorar a su ritmo, se convierte en algo muy divertido. Su parte artística también se desarrolla hacia la escritura, la carpintería de vez en cuando o la restauración de muebles. Además, forma parte de un grupo de consumo y ayuda a Madrid AgroEcología porque se preocupa por su impacto en el medio ambiente. 

No quería despedirse sin agradecer a sus compañeros de cordada los ánimos desde abajo cuando sube y los tips de técnica, y a Rocío que se puso pesada (en el buen sentido) para que expusiera en Sputnik.