Asegura que lo suyo no son las palabras y que por eso se dedica a pintar y lo hace poniendo los colores al servicio de un mundo emocional poliédrico y místico. Nos citamos con Ares Zanoaga (Saços –Rumanía–, 1998) en La Cantina de Las Rozas para que nos hable del papel de la pintura en su vida, de lo que significa adentrarse en la edad adulta y lo que ha encontrado en la escalada.
En su primera propuesta pictórica, Ares pudo hablar, sin ser consciente durante el proceso, sobre su transición de género. Reconciliado ya con su propia historia, en De arquetipos, tarot y pinceladas –la exposición que inaugura el 9 de octubre en Sputnik Las Rozas–, Ares se adentra en el mundo del tarot y los arquetipos, figuras reinterpretadas a través de las cuales cuestiona al espectador y nos interpela a reconstruir las perspectiva de cosas tal cual las conocíamos hasta ahora.
Empezaste a pintar con 7 años, ¿tu familia es de tradición artística?
A mi padre le gustaba mucho pintar también. No lo practica, pero siempre lo he visto ahí haciendo alguna cosilla. De hecho, creo que lo aprendí de él.
Naciste en Rumanía (Saços) y viniste a Madrid con 4 años. Eras muy pequeño pero, ¿encuentras en tu obra algo de tus raíces?
Muy poco, la verdad. Tengo un cuadro de la casa de allí, intentando recrearla desde mi memoria pero no tengo mucho arraigo al país. Al final he creado raíces aquí, me siento más madrileño que otra cosa. He conocido a mucha gente que dice que es de Madrid, pero que no nació aquí.
Tu obra va de dentro hacia afuera, desde la necesidad de expresar sin necesidad de hablar. ¿Siempre ha sido así?
Pues yo creo que he pintado toda mi vida, aunque lo dejé durante unos años.
Siempre ha sido como un tipo de meditación para mí, aunque no me haya dado cuenta. Pero he conectado más con la pintura hace tres años. Necesito expresar lo que siento y nunca he sabido cómo. Lo mío no son las palabras, en verdad.
Entonces vi ese canal de comunicación súper válido y súper accesible para mí. Y también esa necesidad de estar solo, de meditar, de estar con mis pensamientos. Y todo eso encajaba perfectamente con la pintura. Era tiempo de soledad, tiempo para meditar, para pensar. Y mucha dedicación y rutina, al final. Y eso me da la vida.
‘La inevitabilidad del arte y su efecto en el ser’, tu primera propuesta pictórica, es muy personal. Hablas de tu proceso de transición de género.
Estaba enfocado en algo que quería transmitir y, simplemente, empecé a pintar. Y pinté, y pinté, y pinté durante meses y nada tenía sentido. La gente me preguntaba: “¿Qué significan estos cuadros?” Y yo respondía: “No sé, cualquier cosa. Lo que tú veas”.
Hasta que me vino alguien y me dijo: “A lo mejor es que todo este proceso que estás llevando de la transición la has expresado sin palabras”. ¿Qué? O sea, que todo estaba ahí. De repente todo tuvo muchísimo sentido.
O sea, que a través de la pintura pudiste hablar a tu entorno sobre tu transición.
Sí, hubo un amigo que me dijo: Tú no lo sabes pero podemos leer lo que estás pensando con estas pinturas. Hasta el momento no me había dado cuenta de que mis pinturas podían transmitir cosas también. Y para mí era una liberación pintar.
Ha sido terapéutico porque la pintura me ha acompañado en la transición. Porque ha sido difícil en algunas situaciones, pero me alegro de haber dado el paso y saber que todo va a ir mejor. Parece súper complicado, parece imposible a veces, con trámites médicos, leyes que no se adaptan y lo lento que va todo a veces. Pero a día de hoy me miro al espejo y digo: ¡Qué chico tan guapo! Parece una tontería pero en esos momentos tan duros, la autopercepción es súper importante. Son años en que tienes que trabajar la confianza hasta llegar a ese punto.
Y si en tu primera colección hablabas de género, libertad, orientación sexual e independencia, ¿de qué habla esta exposición que podemos ver expuesta en Sputnik?
En Tarot hablo de la importancia de la salud mental y del género, que siempre está presente en mi vida. También hablo de los jóvenes, que estamos en una situación muy mala socialmente, creo yo. Tenemos muchas dificultades y en el día a día hay tantísimas cosas en la cabeza y tantos problemas mentales que hablar sobre el tema es muy importante.
Entonces, ¿cómo enganchas todo esto con el tarot?
Últimamente estoy muy místico. El tarot me parece una representación de la vida misma. Las cartas se utilizan habitualmente para predecir el futuro. Pero a mí me parece también que es como el ciclo de la vida y todos sus elementos, estos arquetipos que pueden aparecer a lo largo de tu vida y que en cualquier momento pueden servir como guía.
¿Y cómo fue el proceso creativo relacionado con el tarot?
Lo he utilizado como guía. Si una carta me llamaba mucho, me leía la descripción y veía si podía sacar algo interesante sobre ella. Siempre ayuda a hacer una lectura introspectiva sobre ti.
La primera que pinté fue El colgado. Es una persona que está colgada de un pie, de un árbol, con las manos hacia abajo. Después vino El loco, que simboliza el principio y el fin. Hace referencia a todo el potencial que tienes como individuo.
Y el colgado es la parte del viaje en la que el loco se replantear toda su moral, su ética. Ahora tiene que mirar el mundo boca abajo y desaprender todo lo que sabía hasta ese momento y tiene que volver a reconstruir su propia perspectiva de las cosas.
¿Cuál es tu relación con la escalada?
La escalada te conecta un montón con el cuerpo. Me hace estar muy presente en lo que estoy haciendo, siendo consciente de la fuerza que tienes y a dónde tienes que llegar. Y eso creo que eso es súper importante para estar bien. Por eso digo que la escalada creo que es de los mejores deportes que yo he conectado ahora.
En Instagram ocultas los likes. ¿Cómo es exponerse a través del arte y de las redes en esta época y a tu edad?
Pues en los últimos seis meses he intentado trabajar más en las redes sociales. Me trajeron por el camino de la amargura, la verdad. Me estoy reconciliando con ellas porque las estoy empezando a ver de otra manera, más para mí.
Subo cosas porque quiero también mirar mi Instagram y con el tiempo ver qué he estado haciendo, en qué momento he estado, y recordarlo de alguna manera. Es como que todos los videoblogs que hago, que hago hablando a la cámara, los hago para mí, para poder yo ser consciente de todas las cosas tan grandes que estoy haciendo a veces. Porque muchas veces pasaba de una obra a otra y pasaba y pasaba a una nueva y a la siguiente. Así puedo parar y mirar, disfrutar de algo maravilloso que he hecho.
En tu obra, además de al tarot, hay referencias al cristianismo. ¿Puede ser?
Todavía no sé muy bien por qué me salió. Vengo de una familia atea y la verdad es que la religión no ha sido importante en mi vida. Hasta hace unos años que me interesé, pero no de una manera cristiana, sino de una manera espiritual. Me interesé también por el budismo y las enseñanzas sobre cómo reconectar contigo y con el mundo.
Formando parte del mundo y pues reconectar con eso. Me apetecía conocer las diferentes religiones para tener una mejor actitud frente al mundo, con la gente y con la diversidad que existe en el mundo, ¿no? Al final somos todos tan diferentes y eso es lo divertido, ¿no?
En Hijos de la Marea empezaste a usar óleo. Aparte de las diferencias entre ambos materiales, ¿este cambio se debe también a un cambio interno?
Pues siempre me había dado miedo el óleo y el acrílico también. Me dio mucho miedo saltar del lápiz, el bolígrafo y el carboncillo al acrílico. Sentía que no estaba preparado.
Y también fue uno de los motivos por los que dejé la pintura temporalmente.
Al óleo le tenía mucho respeto porque me parecía que eso solo lo podían hacer… ¡los grandes! El óleo es como… ¿Quién pinta eso? Tienes que pintarte el retrato de tu abuela para que sea válido, ¿no?
Y luego dije, a la mierda. Pinto lo que me dé la gana. Y al final me encantó.
La verdad, ahora solo pinto con óleo. Me encanta.
¿Cómo se relacionan la luz y la oscuridad en tu obra? ¿Tienen algo que ver con ser cálido y trágico, como te han definido alguna vez?
Me encanta, es que también me dio una época por Jung –psiquiatra suizo coetáneo a Freud que incluyó la antropología, la alquimia o la actividad onírica en su metodología– y él habla mucho de la parte oscura de nosotros mismos, esa sombra que tenemos, que guardamos, que escondemos, que nos da vergüenza. Y al final también he huido mucho de eso y también lo he pintado mucho, porque hay que abrazar esa sombra. Hay mucha dualidad en mi pintura: tierra, agua, rojo, azul… Siempre hago que se le vea la introspección con ese lado oscuro, esa sombra que también nos muestra.
Ahora que hablas de los sueños, ¿qué papel cumplen en tu obra?
Me encanta dibujar a través de los sueños, interpretar mis sueños. Y lo primero que hago es escribirlos. Creo que es la manera de tener constancia de por qué zonas oscuras y brillantes pasan por tu mente por las noches. Porque luego te despiertas y te olvidas. Y haces como que no pasa nada. Y en verdad es súper importante.
Me parece súper importante conocer ese casi tercio de tu vida que te pasas entre sueños.
¿Y con qué sueñas?
¿Sueños a futuro? Pues para la comunidad LGTBI se vienen momentos muy difíciles y a veces da un poco de miedo pero sueño que en verdad pase y sea mejor. En vez de retroceder que vayamos para adelante, la verdad.

‘De arquetipos, tarot y pinceladas’
El jueves 9 de octubre de 2025, a las 19h, Ares Zanoaga inaugura su exposición en Sputnik Las Rozas.
El autor nos hará un recorrido por su colección y nos podrá hablar de su proceso creativo y del simbolismo de sus obras aunque, como él dice, él mismo descubre nuevas cosas sobre sus pinturas cuando un nuevo par de ojos visitan su colección.
Apúntate:
📆 Inauguración el jueves 9 de octubre
⏰ A las 19h
📍 En Sputnik Las Rozas. Entrada gratuita a la exposición.