No importa la hora, incluso de noche la Pedriza sigue despierta. Dani Sanz, fotógrafo afincado a los pies de este laberinto de granito, se levanta de madrugada para captar lo que sucede mientras el resto dormimos. Aprovechamos la exposición Planeta Pedriza –en Las Rozas del 25 de enero al 24 de marzo– para conocer a este montañero nocturno y descubrir la cara oculta de la Sierra.
Su infancia transcurrió en Alcorcón y fue una niñez típica de barrio obrero: se pasaba el día en la calle rodeado de multitud de críos que, como él, curioseaban todo lo que podían. A veces se dedicaban a construir cabañas de palos en los descampados, otras, a colarse en edificios en obras, con el aliciente de ir esquivando las jeringuillas que tapizaban el suelo. ¡Lo típico de los años 80! De haber podido elegir un superpoder, el suyo habría sido parar el tiempo.
Su primera cámara le llegó cuando tenía 12 años y se la regaló su tío. Él también era fotógrafo y le entregó la compacta de la que estaba a punto de deshacerse. Ahí empezó todo. Desde entonces, todos sus trabajos han estado relacionados con la fotografía.
Descubrió la montaña a los 18 años, «un poco tarde» para su gusto. Mientras estudiaba fotografía, Dani trabajaba también en un cine. Su jefe era un pedricero empedernido y, tras echar el cierre de las salas, subían directamente a dormir al Yelmo para poder escalar al día siguiente.
Se estableció como fotógrafo independiente dedicado a la fotografía de moda, publicidad y al retrato. Era normal ver su casa anegada de productos cosméticos, ropa o cualquier otro objeto que fotografiar. ¡El sueño de cualquier Diógenes! En aquella época se inspiraba en Mario Testino, Eugenio Recuenco y Tino Soriano.
Un cáncer le obligó a cambiar su ritmo de vida. Cambió las calles de Alcorcón por la sierra de Madrid y se mudó con su familia a Manzanares el Real. Entonces no conocía aún la fotografía nocturna pero los planetas estaban alineados para que eso sucediese.
Conocer a Alfredo Ares lo cambió todo. No se sabe si Alfredo fue pedricero antes que fotógrafo o es que todo se le junta en su obra. También es un poco poeta. El caso es que levantó una noche a Dani para que viera lo que se perdía por andar durmiendo y ya le dejó envenenado. «Subí a lo alto de la Pedriza, disparé hacia arriba sin encuadrar ni nada y en cuanto vi la Vía Láctea en la pantalla sentí un flechazo», dice Dani. En aquel momento comenzó su viraje profesional.
Es muy de frikis –lo dice el propio Dani– lo de pasar la noche en vela para cazar un asteroide o retratar una súper luna. El mérito lo comparte con Hada, la schnauzer que lo acompaña en cada salida y que levanta poco más de un palmo del suelo. A él le llena como nada el andar por la montaña de noche, el silencio o descubrir los ojos luminosos de las cabras apostadas en un risco (aunque a veces pueda resultar un poco inquietante). Es como una meditación activa, dice. Y si encima se lleva alguna imagen impresionante, entonces ya no se puede pedir más.
Tenía la inquietud de aunar lo que más le gusta: la fotografía y la montaña. Así que se sacó el TD1 con Sputnik Formación y ahora imparte talleres de fotografía nocturna por el monte. «Desde entonces la mochila ha crecido bastante. Ahora, además del equipo fotográfico, llevo botiquín, walkies, cartografía… y el doble de todo por si viene alguien con poca experiencia».
Un sitio para volverte loco
Islandia. La define como Naturaleza en estado puro. «Es un país increíble para quienes amamos estar al aire libre. Tan pronto estás en un glaciar como en un volcán, como bajo una cascada increíble o viendo una aurora boreal».
Los móviles no llegan
«A día de hoy la tecnología móvil no es capaz de captar por la noche lo que sí puedes sacar con una réflex». Puede que sea cuestión de tiempo, dice Dani, pero de momento, para sacar fotos nocturnas, puedes dejar el teléfono en casa.
Trucos de noctámbulo
En su perfil de Instagram puedes seguir sus últimas incursiones nocturnas a la Pedriza, conocer lugares recónditos de la sierra y, además, aprender de foto. Con cada publicación explica cómo ha sacado la imagen y en qué condiciones.
Idealista
«Siempre he pensado que todas las personas deberían intentar dedicarse a su pasión. La mía, desde que cogí la primera cámara, fue la fotografía. Y no se me ocurre nada más provechoso que inmortalizar momentos».