Los chavales y chavalas son de goma. Se estiran de maneras en que nosotros nos romperíamos y la relación entre su fuerza y peso hace que escalen un nivel que ya quisiéramos los mayores. Sin embargo, un entrenamiento demasiado duro o que no tenga en cuenta sus pautas de desarrollo puede causarles lesiones fácilmente evitables. Os hablamos del estrés del cartílago de crecimiento en los dedos, una lesión específica de los escaladores adolescentes.

Cada vez hay más gente que escala. También entre los más jóvenes: niños y adolescentes son habituales ya de los rocódromos. Este aumento de la popularidad de la escalada tiene su reflejo también en las competiciones, donde la media de edad ha disminuido ostensiblemente. Así mismo, las lesiones entre los escaladores más jóvenes también se han incrementado. Pero, ¿son sus lesiones las mismas que las que sufren los adultos?

A continuación mostramos dos tablas. En la primera podemos comprobar el porcentaje de lesión en función de la extremidad corporal afectada (tabla 1) y en la segunda, el porcentaje de lesión en función de la parte específica del cuerpo afectada (tabla 2) en escaladores menores de 18 años.

 

Tabla 1: Porcentaje de lesión en función de la extremidad corporal afectada. Adaptada del estudio de Schöffl et al. (1)

Schöffl et al. (2015) Schöffl et al. (2003) Woollings, McKay, Kang, et al. (2015)
Número 26 54 142
Extremidad superior 24 (92%) 38 (70%) 80 (56%)
Extremidad inferior 2 (8%) 8 (15%) 40 (28%)
Cabeza y cuello 3 (2%)
Tronco 8 (15%) 14 /10%)

 

Tabla 2: porcentaje de lesión en función de la parte específica del cuerpo afectada. Adaptada del estudio de Schöffl et al. (1)

Schöffl et al. (2015) Schöffl et al. (2003) Woollings, McKay, Kang, et al. (2015)
Número 26 54 142
Mano/dedos 17 (65%) 25 (46 %) 30 (21%)
Muñeca 3 (12%) 1 (2%) 11 (8%)
Hombro 2 (8%) 6 (11%) 22 (15%)
Rodilla 1 (4%) 8 (15%) 13 (9%)
Pie/dedo del pie 1 (4%) 4 (3%)
Antebrazo 1 (4%) 2 (4%) 3 (2%)
Espalda 8 (15%) 14 (10%) (incluye esternón, costillas, pelvis y sacro)
Codo 1 (4%) 4 (7%) 9 (6%)
Tobillo 13 (9%)
Cuello/columna cervical 5 (4%)
Brazo 5 (4%)
Pierna/tendón de Aquiles 4 (3%)
Cabeza/cara 3 (2%)
Cadera/ingle 3 (2%)
Muslo 3 (2%)

 

Si analizamos estas dos tablas podemos ver, por un lado, que la zona del cuerpo que mayor porcentaje de lesión tiene es la extremidad superior y, por otro, que la mano/dedos es la parte del cuerpo donde más lesiones se producen. Esta distribución es similar a la de los adultos (2, 3), como hemos ya visto en un artículo anterior.

En lo que sí se diferencian los escaladores jóvenes de los adultos es en el tipo de lesión que sufre cada uno. Mientras que la lesión más típica de los adultos es la lesión de polea (3), las fracturas por estrés del cartílago de crecimiento son las lesiones más típicas en escaladores menores de 18 años (1, 3, 4). Este tipo de lesión es específica de la escalada, es decir, no se da en ningún otro deporte (5). Además, consideramos que se puede evitar de una manera relativamente sencilla, así que vamos a hablar un poco de ella.

 

Imagen donde se ve la línea de fractura señalada con un círculo rojo en la base de la falange.

 

Lo primero es definir de manera sencilla qué es el cartílago de crecimiento o fisis: se trata de un tejido conjuntivo situado entre la epífisis (cada uno de los extremos de un hueso largo) y la diáfisis (porción central de los huesos largos) cuya función es la de permitir el crecimiento de los huesos.

Entrenamiento en campus y regletas

Una vez que ya conocemos lo que es el cartílago de crecimiento, toca hablar de por qué es la lesión más típica en escaladores jóvenes. El hecho de que estos se inicien antes en la escalada y que alcancen niveles de escaladores de competición a edades tempranas, promueve que lleven a cabo entrenamientos intensos en periodos donde la fase de crecimiento óseo aún no ha finalizado. Estos métodos de entrenamiento suelen contener ejercicios intensos de fortalecimiento de los dedos donde se incluyen ejercicios en campus y suspensiones sobre regletas pequeñas (5, 6, 7).

 

La posición de arqueo somete a las articulaciones interfalángicas a una fuerte sobrecarga.
La posición de arqueo somete a las articulaciones interfalángicas a una fuerte sobrecarga.

 

Se cree que el mecanismo por el que se produce esta lesión son las altas cargas repetitivas a las que se somete a la articulación interfalángica proximal en posición de arqueo.

En un estudio donde investigaron los cambios radiográficos en los dedos de escaladores de alto nivel, encontraron que solo los escaladores que realizaban entrenamiento intensivo de fuerza máxima de dedos, como el entrenamiento en campus, mostraban cambios osteoartrósicos a consecuencia de fracturas por estrés descuidadas (8).

Por lo tanto, podemos decir, y así lo exponen Schweizer et al. en su estudio, que la posición de arqueo parece estar directamente relacionada con el mecanismo de lesión de las fracturas por estrés del cartílago de crecimiento en los dedos (6).

La fractura por estrés del cartílago de crecimiento es específica de la escalada, es decir, no se da en ningún otro deporte

La edad media a la que los escaladores sufren esta lesión es sobre los 14 años (dentro del primer año de la pubertad), cuando los adolescentes se encuentran en su pico de velocidad de crecimiento (5, 6, 7). Hay estudios que sugieren que el cartílago de crecimiento es especialmente vulnerable durante estos periodos (9, 10), por lo que el entrenamiento en campus cuando el cartílago de crecimiento es más vulnerable se puede considerar extremadamente peligroso (5).

Los dedos en los que más se suele producir esta lesión son el dedo medio seguido del anular (5, 6, 11). La razón por la que el dedo medio es el que más sufre esta lesión se debe a la biomecánica de la mano: al tratarse del dedo más largo, el dedo medio es el que recibe la mayor carga, especialmente en la posición de arqueo (12, 13).

 

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Diagnosticar la lesión

Una identificación temprana de este tipo de lesión es imprescindible para evitar complicaciones serias como un cierre prematuro del cartílago de crecimiento, que podría derivar en una deformidad asimétrica del dedo o un dolor crónico (5, 14, 15), pudiendo llegar a incapacitar, en ocasiones, la práctica de la escalada (6).

A continuación vamos a enumerar unos ítems que te podrán hacer sospechar sobre la posibilidad de que esta lesión esté ocurriendo:

  • Edad entre los 14-16 años (antes en chicas).
  • Dolor en el agarre en arqueo, durante o después de escalar, y a la palpación de la cara dorsal de la base de la falange media.
  • Inflamación de la articulación interfalángica proximal.
  • Limitación en la flexión del dedo.

Si sospechas de estos síntomas debes acudir a tu médico de cabecera o traumatólogo para que realice una valoración y las pruebas diagnósticas que considere oportunas. Según Bayer et al., la resonancia magnética y el escáner se deberían usar para confirmar el diagnóstico de fractura por estrés de la epífisis de los dedos (11).

El entrenamiento en campus cuando el cartílago de crecimiento es más vulnerable se puede considerar extremadamente peligroso

Nos gustaría hacer un inciso en cuanto a las pruebas de imagen por radiografía y es que se ha visto que en los planos habituales en los que se suele hacer esta prueba de imagen (antero-posterior y lateral) no se ve la línea de fractura, ya que esta suele tener una orientación oblicua (6). Por tanto, es posible que no se trate de una lesión fácil de diagnosticar, al ser una lesión específica de escaladores.

Si actualmente sufres esta lesión, no te preocupes, la mayoría se recupera con descanso, después del cual volverás a tu estado de forma previa fácilmente e incluso mejorarlo (5, 6, 15).

Comentamos brevemente las recomendaciones en cuanto al tratamiento según los diferentes estudios (5, 6):

  • Inmovilización del dedo durante unas 6-8 semanas.
  • Reducir de la carga.
  • Disminuir el nivel y practicar principalmente escalada deportiva.
  • Evitar el arqueo y agarres dolorosos.

En la mayoría de los casos del estudio de Schweizer et al., el tratamiento varió entre 2 y 6 meses (6), por lo que se recomienda paciencia ante esta lesión.

Se recomienda hacer una prueba de control cada 2-3 meses hasta que el dolor desaparezca para evitar el posterior desarrollo de una fractura por estrés (6).

Para terminar, vamos a comentar en una sola frase lo que hay que hacer para disminuir el riesgo de sufrir esta lesión: evitar los entrenamientos intensos y de potencia máxima de dedos en edades comprendidas entre los 14-16 años (antes en chicas). De hecho, Jones et al. sugieren en su artículo que el riesgo de fractura del cartílago de crecimiento está asociado con un fallo en el diseño del entrenamiento (movimientos dinámicos con los dedos y demasiada carga) (14). Es por esto que consideramos que se trata de una lesión relativamente sencilla de evitar.

Rubén Martínez y Ramiro Fernández
Fisioterapeutas en Sputnik Salud

Bibliografía

  • (1) Schöffl V, Lutter C, Woollings K, Schöffl I. Pediatric and adolescent injury in rock climbing. Research in Sports Medicine 2018 Apr;26(sup1):91-113.
  • (2) Schöffl V, Morrison A, Schöffl I, Küpper T. The epidemiology of injury in mountaineering, rock and ice climbing. Medicine and sport science 2012;58:17-43.
  • (3) Schöffl V, Popp D, Küpper T, Schöffl I. Injury Trends in Rock Climbers: Evaluation of a Case Series of 911 Injuries Between 2009 and 2012. Wilderness & Environmental Medicine 2015;26(1):62-67.
  • (4) Schweizer A. Sport climbing from a medical point of view. Swiss medical weekly 2012;142.
  • (5) Schöffl I, Schöffl V. Epiphyseal stress fractures in the fingers of adolescents: Biomechanics, Pathomecanics and Risk Factors. European Journal of Sports Medicine 2015 Sep;3(1):27-37.
  • (6) Schweizer A, Scheibler A, Bärtschi N. Symptomatic epiphyseal sprains and stress fractures of the finger phalanges in adolescent sport climbers. Hand Surgery and Rehabilitation 2019;38(4):251–256.
  • (7) Hochholzer T, Schöffl V. Epiphyseal Fractures of the Finger Middle Joints in Young Sport Climbers. Wilderness & Environmental Medicine 2005;16(3):139-142.
  • (8) Schöffl V, Hochholzer T, Imhoff A. Radiographic Changes in the Hands and Fingers of Young, High-Level Climbers. The American Journal of Sports Medicine 2004 Oct;32(7):1688-1694.
  • (9) Bailey DA, Mckay HA, Mirwald RL, Crocker PRE, Faulkner RA. A Six‐Year Longitudinal Study of the Relationship of Physical Activity to Bone Mineral Accrual in Growing Children: The University of Saskatchewan Bone Mineral Accrual Study. Journal of Bone and Mineral Research 1999 Oct;14(10):1672-1679.
  • (10) Flachsmann R, Broom ND, Hardy AE, Moltschaniwskyj G. Why Is the Adolescent Joint Particularly Susceptible to Osteochondral Shear Fracture? Clinical orthopaedics and related research 2000 Dec;381:212-221.
  • (11) Bayer T, Schöffl V, Lenhart M, Herold T. Epiphyseal stress fractures of finger phalanges in adolescent climbing athletes: a 3.0-Tesla magnetic resonance imaging evaluation. Skeletal Radiol 2013 Nov;42(11):1521-1525.
  • (12) Vigouroux L, Quaine F, Paclet F, Colloud F, Moutet F. Middle and ring fingers are more exposed to pulley rupture than index and little during sport-climbing: A biomechanical explanation. Clinical Biomechanics 2008;23(5):562-570.
  • (13) Quaine F, Vigouroux L, Martin L. Effect of simulated rock climbing finger postures on force sharing among the fingers. Clinical Biomechanics 2003;18(5):385-388.
  • (14) Jones G, Johnson MI. A Critical Review of the Incidence and Risk Factors for Finger Injuries in Rock Climbing. Current sports medicine reports 2016 Nov;15(6):400-409.
  • (15) Jones G, Schöffl V, Johnson MI. Incidence, Diagnosis, and Management of Injury in Sport Climbing and Bouldering: A Critical Review. Current sports medicine reports 2018 Nov;17(11):396-401.

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