Viajar es una de las experiencias más enriquecedoras y hacerlo en bici, la forma más bonita, interesante e inocua. La velocidad justa para ver el paisaje y entablar conversaciones, la vulnerabilidad exacta para ser un poco más humilde, la satisfacción de moverte en algo impulsado por uno mismo… Es hora de soñar, la pesadilla tiene que acabar.
Viajar siempre ha sido una fuente de inspiración, conocimiento y la mejor forma de romper estereotipos. Desde el abaratamiento de los billetes de avión, cada vez los destinos son más lejanos. Muchos buscan el nirvana y el reencuentro personal en lugares que algún día fueron exóticos y ajenos a la explotación turística. Hasta la cima más alta del mundo se ha terminado convirtiendo en un carrusel de humanos que en vez de alpinistas parecen urbanitas en la cola de un Mercadona en tiempos del Covid-19.
Humildad y satisfacción
A pesar de todo, viajar sigue siendo una de las experiencias más enriquecedoras. Y no, no hablo de gastar los billetes en un pasaje a la Conchinchina con playas azul turquesa y un paquete de actividades de ocio, sino de enriquecerse con la experiencia de moverse, de salir de eso tan de moda llamado “confort”, y recorrer cualquier lugar del mundo a bordo del vehículo más inocuo para el medio ambiente: la bici.
La bici nos despoja de pensamientos que se han ido estableciendo en el subconsciente a lo largo de una vida urbana e individualista.
Desplazarse en bici es seguramente la forma más bonita e interesante de viajar: la velocidad justa para ver el paisaje y entablar conversaciones, la vulnerabilidad exacta para ser un poco más humilde y la satisfacción de moverte en algo impulsado por uno mismo. Al pedalear, la bici, como medio de viaje, nos convierte en un ente terrenal y nos despoja de ciertos pensamientos y creencias que se han ido estableciendo en el subconsciente a lo largo de una vida generalmente urbana e individualista.
Hay muchas formas de viajar en bici; puedes dormir en hoteles al final del día o ser totalmente autosuficiente. La experiencia será distinta en cada caso.
El viajero sencillo
Viajar en bici te permite vivir el momento presente. Cuando pedaleas, tu cabeza puede divagar pero siempre limitada por el esfuerzo de cada momento o la dificultad de la ruta. Si todo se alinea, puedes incluso llegar a tal estado de fluidez y disfrute que lo que ocurra fuera pasará a un segundo plano. Mindfulness en toda regla.
Es importante encontrar al ritmo perfecto de viajar: lo suficientemente rápido para cubrir una distancia considerable al día, y lo suficientemente lento para poder entablar conversaciones que en otras circunstancias seguro que no ocurrirían. La gente es curiosa y se siente atraída por lo inusual. Puede que seas el primer viajero sobre pedales que algunos habitantes hayan visto.
A los paisanos y paisanas de los pueblos les parecerás un loco agradable; a la gente de mediana edad, un tipo peculiar.
Además, la bici nos da una imagen de vulnerabilidad, de forasteros que aterrizan con respeto y timidez en un lugar, de viajeros que llevan muchas horas recorriendo caminos y carreteras, se mueven con el equipaje justo y pagan sus vacaciones con el esfuerzo de las piernas. Somos la imagen opuesta al turismo invasivo y prepotente.
A los paisanos y paisanas de los pueblos les parecerás un loco agradable; a los de mediana edad, un tipo peculiar, y a los más jóvenes quizás les des un poco de lástima, pero te sonreirán cuando te vean pasar. Ese aspecto se traducirá en gente deseando ayudarte o simplemente con curiosidad por saber por qué no te has dado cuenta aún de lo cómodo que se viaja en un coche.
El tiempo es tuyo
En estos viajes hay una cosa que la vida te devuelve: el tiempo. Tus horarios pasan a ser las horas de luz disponibles, el cuando tengas hambre para parar a comer o cuando el sol achicharra y haga falta parar y buscar la sombra de un árbol. Los kilómetros los marcarás tú, o el viento. En definitiva, el tiempo vuelve a ser tuyo, y te sentirás libre de nuevo. Y eso, amigos, quizá sea de los más placentero que puedes sentir.
Al final, de eso se trata, ¿verdad? De abrir la mente y crear recuerdos.
Así que la próxima vez que te plantees hacer un viaje, piensa en la bici. Te aseguro que disfrutarás de cualquier lugar al que decidas ir, recorrerás sitios que ni imaginabas, conocerás gente increíble, conectarás contigo mismo y, lo más importante, volverás con un poso de memorias y anécdotas que te obligarán a repetir. Al final, de eso se trata, ¿verdad? De abrir la mente y crear recuerdos.
¿Te animas? Resolvemos algunas dudas que surgirán antes de tu primer viaje en bicicleta
¿Puedo usar cualquier bici?
¡Por supuesto! Viajar en bici se resume en dar pedales y desplazarse de un sitio a otro. Y la mejor bici es la que ya tienes. En caso de que quieras cambiar o buscar una nueva, para viajar las ideales son las tipo bike-touring o gravel. Son bicis con dos o tres portabotellines, ojales para anclar alforjas y parrillas para llevar más equipaje y, fundamental, una geometría relajada que permite pedalear a ritmos lentos durante muchos kilómetros.
¿Alforjas o bikepacking?
Se ha escrito y discutido mucho sobre este tema. La diferencia de las alforjas y las bolsas de bikepacking es su distribución en la bici y la capacidad de unas y otras. El bikepacking quizá esté un poco más orientado a viajeros con algo menos de equipaje y que prefieran distribuirlo alrededor de la bici. Esto resultará muy útil en viajes en los que se mezcla mucho camino con carretera, viajes ligeros en carretera o viajes en bici de montaña. En cambio, las alforjas nos aportan más capacidad de carga y su forma de maleta permite un acceso más cómodo y rápido a su interior.
¿Es el cicloturismo una actividad para cualquier persona?
¡Claro! El cicloturismo es para todos, se puede practicar en familia y no hace falta ser Contador para viajar en bici. Se trata de una actividad para compartir y cuanto más diverso el grupo, más divertido. El ritmo lo pones tú, la ruta; hay que disfrutar. Así que no te preocupe no estar en tu mejor estado de forma; anímate y sal a pedalear.
¿Hay algunas rutas recomendables para empezar?
Rutas hay tantas como tú quieras hacer. Puedes empezar decidiendo un destino y buscar la forma de llegar a él. Si esto te parece un poco engorroso, hay muchas rutas señalizadas y de las que encontrarás una gran cantidad información en libros y en Internet. Algunas como el Camino del Cid, el Canal de Castilla, el Camino de Santiago en cualquiera de sus variantes son muy aconsejables para empezar, ya que cuentan con una buena red de alojamientos en la ruta y están bien señalizadas.
¿Qué cosas no puedo olvidar cuando voy a viajar en bici?
Es importante que evalúes tu actividad, la época del año y el entorno. En cuanto a ropa, te recomendamos que, como mínimo, metas dos de todo lo que vayas a usar (no es agradable ponerse ropa mojada por la mañana después de la tormenta del día anterior). Culote, camiseta o maillot, calcetines, guantes, chubasquero/cortavientos… Recomendado batería portátil para cargar los aparatos electrónicos, herramienta multiusos, repuestos varios para la bicicleta y la de tus compañeros (dividid las herramientas entre el grupo), un par de bolsas de plástico, ropa de abrigo ligera, calzado cómodo para cuando dejes de pedalear y mucha disposición positiva para cuando las cosas se tuercen un poquito.