El pasado 4 y 5 de marzo se celebró el primer simulacro de competición oficial tal y como va a ser en París 2024, organizado por la IFSC y la FEDME. Además fue la primera competición a la que asistimos oficialmente desde la creación de Sputnik Investigación. Ichi, Guille, Antía y Ainhize fueron como representantes del equipo Sputnik. La competición fue la leche. Buen espectáculo, muy divertido y sobre todo lleno de amigos que siempre te alegras de ver. Te contamos nuestra peculiar crónica del evento y la acompañamos de una jugosa galería de fotos.
Que este Test Event para preparar las Olimpiadas de París 2024 haya tenido lugar en España no es cosa del azar, la IFSC, que organizó el evento junto con la FEDME, decidió celebrarlo aquí en forma de reconocimiento a Alberto Ginés y su primer oro olímpico.
El encuentro se celebró en Sharma Climbing Gavá y quienes estuvimos allí coincidimos en que la organización fue impecable y que recibió una cobertura impresionante. Por allí nos encontramos a amigos de toda la vida como Darío Rodríguez, de Desnivel, o a Iván Torres, director de WOGÜ Climbing, que estaba transmitiendo en directo el evento y dedicó un buen rato a hablar del Equipo Sputnik.
Y eso nos hizo muchísima ilusión, porque era la primera vez, desde la creación de Sputnik Investigación, que cuatro integrantes de nuestro equipo participaban en una competición: Iziar Martínez, Antía Freitas, Guillermo Peinado y Ainhize Belar habían sido preseleccionados. ¡Qué nervios! Y allí fuimos todos para arroparles: Ekhi como entrenador, Miguel para el apoyo psicológico y Rubén, como fisioterapeuta. También íbamos Kymy, responsable de setting, que iba para fijarse en el equipamiento y poder trasladarlo a Sputnik y, cargado con la cámara, Juanma.
El jueves 3 estábamos todos listos en Avenida de América para subirnos al autobús que venía de Cáceres de recoger a los escaladores extremeños. Allí ya nos encontramos con Javi Cano y Alberto Ginés y nos preparamos para 9 horas de viaje, amenizadas con paradas para comer chatarra en una gasolinera perdida, muchos likes de Instagram, varias películas (Javi Cano contabilizó ocho al llegar a Barcelona) y alguna sorprendente lectura, como Marianela de Benito Pérez Galdós.
Reventados como estábamos, no nos quedaban mucha ganas de salir a cenar algo saludable, así que terminamos compartiendo una pizza que nos trajeron al albergue –seguro que Andrea Argüello, nutricionista del Equipo, no habría estado muy contenta con nuestro menú de aquella noche–.
Nervios, amigos y mucha concentración
Antes de las 7 de la mañana del viernes ya estábamos todos desayunando para, a las 8:15, llegar al Sharma Gavá. Allí nos encontramos con Andrea Cartas, con su equipo de Protes, y Sara Richart, como seleccionadora de la Comunidad Valenciana. Una vez que David Macià, seleccionador nacional y una de las personas que más sabe de entrenamiento en este país, hubo dado las indicaciones sobre cómo iba a ser la competición, el grupo de las chicas se reunió en la zona de aislamiento.
En las noticias sobre el evento no se habla mucho de la zona de aislamiento pero es un espacio de lo más interesante. Cuando estás fuera ves a todo el mundo charlando animadamente, haciéndose fotos, riéndose. Cuando entran, la cosa cambia: cada cual empieza a calentar –Ichi se vino pertrechada con sus pelotas de malabares para ello–, practicar sus técnicas de concentración y sus estiramientos imposibles. Entonces salen todas corriendo. Tienen ocho minutos para visualizar los cuatro bloques de la competición. Ahí comentan algunos pasos, qué posibilidades hay para superarlos –porque algo que nos ha fascinado durante todo el encuentro ha sido el buen rollo que había entre los participantes–, pero una vez que regresan a la zona de aislamiento, el aire cambia rotundamente: se vuelve más denso, más sigiloso. Ahora le toca a cada una concentrarse en sí misma y su escalada.
Para quienes no hayan estado antes en una competición el panorama puede resultar bastante vertiginoso: sale una competidora para enfrentarse al primer bloque y lejos de acercarse tranquila, sale disparada hacia el bloque. Tiene cuatro minutos para resolverlo así que cuantos menos segundos pierda en el desplazamiento, mejor. ¿Imaginas darte una carrera con tus pies de gato? ¡Guapísimo! Para añadirle algo de tensión a la escena, cuando queda un minuto para que acabe la prueba, suena un pitido, que vuelve a repetirse en los últimos diez segundos. El nerviosismo te tiene el corazón en un puño.
Una vez terminado el tiempo, esa escaladora regresa a la zona de aislamiento, tiene cuatro minutos de descanso (lo que tarda una compañera en enfrentarse a ese primer bloque) y vuelve a salir dispuesta a encadenar el segundo bloque, así hasta cuatro. De esta manera se van solapando las escaladoras y como espectador ya no sabes dónde mirar –Jimena Alarcón se dio un currazo coordinando cámaras para poder captarlo todo–. Una vez que las chicas terminaron los bloques, continuaron con las vías. Y de nuevo sus ocho minutos para visualizarlas.
El setting de la competición, una obra de ingeniería. El estilo de cada uno de los cuatro bloques era diferente: había una placa muy técnica, otro desafío de coordinación, un bloque de fuerza y un último muy complejo de resolver a vista. Para ganar esta prueba no valía con ser el más fuerte o el más alto, sino que había que ser un escalador muy completo. Un buen equipador –por allí andaba Sergio Verdasco, entre otros– construye los bloques pensando en quienes van a competir. Si en lugar de Ichi y Guille hubieran ido a competir Ondra y Megos, los bloques hubieran sido otros.
Una vez terminaron las pruebas Rubén, nuestro fisio, se dedicó a ayudar a nuestro equipo –a los que habían escalado, los que se habían dedicado a grabar con el móvil, no– a descargar con electro estimulación, masajes y ejercicios para recuperarse para el día siguiente. ¡Y dicen que notaron la diferencia! De hecho Ichi se hizo daño en el puente del pie en el bloque de placa y Rubén la estuvo tratando durante toda la compe para descargarle el flexor del dedo.
Aquella noche fuimos pronto al albergue, sobrevivimos a la cena y Miguel juró que no volvía a compartir habitación con alguien que roncara. Ni idea de a quién se refería.
Focus
Las finales del sábado fueron iguales que las del día anterior. Buen rollo en el autobús de camino al Sharma pero en cuanto pisamos el roco las caras cambian y todo el mundo se pone en modo focus.
Por allí nos encontramos con nuestro amigo Álex, el de Climbskin, a quien también hemos liado para que enseñe al Equipo Sputnik cómo cuidar su piel. Resulta que todos tienen el mismo handicap porque aguantan bien los entrenos físicamente pero ¡no les aguanta la piel! Así que allí mismo hablamos con él para que nos enseñe a proteger los dedos con esparadrapo, hidratarse, etc.
En la zona de aislamiento el ambiente va cambiando a medida que avanza la prueba. Si sales al primer bloque y es un estilo que se te da bien y en el segundo también te mueves con fluidez, vas ganando en confianza. O al revés, lo que está por venir se ve más negro y las caras se ven más tensas cuando algo va saliendo mal.
Antía estaba escalando muy concentrada, muy focus, como dicen ellas y podría haber quedado mejor pero en el último tercio de la vía, en finales, cuando ya había superado el tramo donde se habían caído las demás escaladoras, se le fue un talón. ¡Qué rabia! ¡Sabía que podía haber hecho top! Cuando tocó suelo se echó a llorar, era su manera de soltar toda la tensión acumulada durante toda la competición.
El apoyo de Ekhi y Miguel es fundamental para el Equipo en estas situaciones, tanto antes de entrar en la zona de aislamiento como después de la competición. Entrenador y psicólogo les ayudan a compartir las sensaciones que han tenido y no alucinar o deprimirse en exceso por el resultado en la competición, hacer una valoración objetiva del resultado y buscar el balance en positivo. Ekhi, además, se pasó toda la competición grabando en vídeo las actuaciones de cada uno de los cuatro para poder analizar a posteriori sus aciertos y errores.
Un rato después pudimos ver a Ichi riendo de nuevo, porque sabía que había escalado con mucha solidez y seguridad.
Cuando llegó el turno de los chicos, durante las vías, Javi Cano remontó y se puso segundo. El suyo es un caso curioso porque los escaladores tienen entre 16 y 20 años pero Javi tiene 31, ¡le saca 10 años al mayor! Esto es porque para estas pruebas las categorías son absolutas, no hay limitación por edad y llega el mejor clasificado de cada competición. Nos alegramos un montón por él.
Más que fuerza… determinación
Hay algo llamativo que es el buen rollo entre todos los competidores, porque son amigos, se conocen de toda la vida, se ayudan y fuera de la competición escalan y viajan juntos y eso se nota en el ambiente.
Ese buen rollo lo llevaba Ichi encima todo el tiempo. Hizo una actuación perfecta. Más que competir, se la veía disfrutar en cada una de sus actuaciones. En la zona de aislamiento estaba concentrada pero disfrutando, en su salsa. Seguro que su actitud, relajada y positiva, influyó de manera decisiva en el resultado.
Una imagen que se nos quedó en la retina es que, al bajar de la vía, hubo un montón de gente que corrió hacia ella para abrazarla: todo el mundo quería darle la enhorabuena porque dio un espectáculo de lo que es escalar y disfrutar –David Maciá, el fotógrafo Javi Pec que la conoce desde pequeñita, la secretaria de la FEDME y el resto de escaladoras se acercaron a ella con lágrimas en los ojos–. Ichi nos enseñó que no todo se reduce a la fuerza sino más bien a la confianza y la determinación.
Guille Peinado salió como un huracán a escalar. Más que trepar parecía que saltaba entre chapa y chapa, tirando de una energía inagotable. Nos hemos quedado alucinados al verle porque hemos confirmado que Guille lleva dentro un dragón –y que tiene que sacarse el carnet para conducirlo–. Su compañera Ainhize, una de las más fuertes del equipo, quedó en el puesto número 13 pero en Sputnik no somos supersticiosos y sí muy positivos, así que el 13 es un número que nos encanta y, como dice ella, tenemos mucho por aprender.
El regusto final que se nos queda es que asistimos a un evento muy divertido, muy emocionante y sobre todo nos dimos cuenta de la cantidad de cosas que tenemos por aprender. Gracias a la FEDME, IFSC y Sharma Gavá por hacer ese evento tan redondo.