Después de haber probado muchos deportes –y progresar en todos ellos– Daila Ojeda, (Gran Canaria, 1981) llegó a la escalada y, a pesar de estar muy fuerte, no lograba progresar. Se había topado con un elemento del que carecen otras actividades: la incertidumbre. Entonces se presentó ante la realidad de que, si quería avanzar, tenía que aprender a caer. El 27 y 28 de abril ofrece el curso “Cómo gestiono el miedo en escalada” de mano de, Sputnik Formación, para aprender a caer y poder disfrutar plenamente de tu escalada. Hablamos con ella sobre su proceso de conocerse como escaladora, enfrentarse al miedo y sí, llegar a disfrutar de las caídas.

Ahora hace 15 años que Daila vive profesionalmente de la escalada y 25 que escala. Ha vivido en Cataluña, uno de los epicentros mundiales de la escalada deportiva y, aunque fundamentalmente se dedica a la roca, también ha competido en el circuito nacional. En 2010 encadenó Fish eye, su primer 8c, un logro que alcanzó gracias a todo un proceso de aprender a enfrentarse al miedo, lo que le permitió progresar en la escalada. Ahora ha recopilado toda esta experiencia para ponerla a disposición de la gente y compartir lo que a ella le ha ayudado a mejorar: aprender a caer para poder disfrutar más de la escalada.

¿Cómo ha sido tu relación con el miedo a lo largo de estos 25 años? 
Cuando empecé a escalar ya hacía otros deporte. Había hecho surf, cogía olas en Canarias y hacía skate, estaba en un equipo de fútbol, atletismo,…, todo tipo de deporte.  Y físicamente la progresión siempre era buena. Progresaba en el deporte y se me daba bien, por lo general.

Pero con la escalada fue como que me encantaba la idea de escalar pero cuando escalaba no lo pasaba bien, tenía miedo. Veía que estaba fuerte pero no progresaba y me daba cuenta de que algo había ahí que no funcionaba, ¿no? Fue hablando con amigos que tenían más experiencia que me dijeron: “¿Sabes? Lo que tú tienes es como un bloqueo, una limitación psicológica”. Algo que con otros deportes nunca me había pasado porque no hay que tomar según qué tipo de decisiones. El grado de incertidumbre es distinto, porque está el factor también de la caída y eso siempre un poco te limita.

A raíz de esto que empecé como a inventar mis trucos, a ver cómo podía hacer para tomar las decisiones en los momentos que necesitaba tomarlas en las vías. Y así empecé a progresar con algunos trucos que me decían algunos amigos y también yo misma. Así aprendí quién era yo como escaladora.

Daila Ojeda Sputnik Formacion Brasil aprender a caer
Daila Ojeda escalando en Brasil. Cuando va a escalar tiene un truco que le ayuda a concentrarse: le dice a quien le asegure que puede caerse en cualquier momento. Foto de Bernardo Gimenez.

Bueno, tus amigos te dicen esto de que lo que tienes es un bloqueo pero tú podrías haber dicho, pues muy bien, me dedico al surf. ¿Cómo te enganchas tú para abrazar ese miedo y decidir que quieres enfrentarlo?
Me parecía como muy fácil dejarlo y dedicarme a otra cosa. La escalada me resultaba súper atractiva, incluso si no estaba disfrutándolo como sabía que se podía disfrutar –porque iba con gente que realmente ya había pasado esa etapa y disfrutaban de la escalada y se podía apreciar– y yo quería llegar ahí en plan: “Guau, me gustaría vivir eso que ustedes hablan, ¿no?”. También pensando que si evito eso, al final me quedo en la evitación siempre: esto que me da miedo no lo hago y así no voy a conseguir lo que quiero, que es progresar en este deporte. Podía progresar físicamente, porque sabía que podía hacer vías más difíciles, pero no me dejaba la cabeza.

Quería disfrutar, quería sentir eso que me decía la gente que estaban en flow, que estaban metidos ahí súper conscientes en la actividad y eso nunca lo experimenté al principio.

El miedo a caer es el más común, pero ¿hay otros tipos de miedos dentro de la escalada?
Para mí, más que a caer era el miedo a la incertidumbre. Tenía miedo a caer porque nunca lo había practicado. Creo que cuando empezamos a escalar se nos enseñan algunas cosas y nos saltamos aprender dos cosas súper importantes que son caer y saber asegurar. En una caída, no es solo que te aseguren bien, sino que tú sepas asegurar bien una caída. Cuando sabes asegurar una caída estás formando parte del proceso de la caída. No se cae solo esa persona, es un proceso de dos personas que están ahí conectadas. Y yo creo que cuando empecé a asegurar a gente cayéndose y yo era partícipe de eso, lo empecé a normalizar.

Veo a mucha gente que empieza a escalar y saben cómo funciona el mecanismo del Grigri, pero no saben cómo asegurar en la práctica. Además, para asegurar, necesitas asegurar en diferentes momentos, lo que te da realmente el conocimiento es verte en diferentes situaciones, diferentes tipos de caídas, diferentes tipos de aseguramientos.

Y eso es la gente que va a los cursos, que le da importancia a este tipo de aprendizaje y dice, voy a ir a una persona que sepa y que me enseñe. La mayoría hemos aprendido con autodidactas, con amigos, y yo creo que igual en nuestra generación todavía había gente con mucha experiencia, que te enseñaba bien, pero creo que tomar la responsabilidad de aprender correctamente este deporte te ahorra un montón de días malos y de frustración.

¿Y en qué momento sentiste que hiciste clic, que comenzaste a colocarte de otra manera ante esa incertidumbre?
Pues la verdad que no fue de golpe, sino que muchas veces iba a escalar y pensaba: “¿A ver cómo estoy hoy?”. A ver si hoy estoy con el flow y estoy valiente, comprometida y a veces llegaba y no, no era el día.

A mí me ayudó mucho a conocerme como escaladora, conocer cómo gestiono yo las cosas. Si un día no estaba dispuesta a tomar esas decisiones, me hacía mi plan de escalada, en mi zona de confort e igual no intentaba escaquearme de asumir algún tipo de riesgo, pero sí que me planeaba el día. No dejaba que alguien eligiera la vía por mí o que me pusieran un top rope, sino que yo elegía la vía y sobre todo intentaba ir de chapa en chapa, aunque no fuera a ir a vista, pero ir tranquilita de chapa en chapa, incluso caerme alguna vez entre chapas.

Cuando empecé a escalar no sabía que yo era una escaladora valiente, porque no lo había descubierto, y ahora considero que lo soy.

Pero recuerdo que le decía a mi partner siempre: “No me bajes, llego a la R, aunque me veas que estoy pasándolo mal”. Hacía eso, intentar conocerme en cosas que no tengo el control y cada vez familiarizándome más con todo lo que es la toma de decisiones o la incertidumbre.

¿Qué más cosas has aprendido de ti como escaladora en todo este proceso?
La escalada me sorprende mucho, porque soy bastante insegura y me cuesta tomar decisiones, sobre todo las pequeñas, en plan, si hay una carta, ¿qué pido? Dímelo tú, por favor, ya, algo que te guste a ti, que me fío. [Risas]

Y escalando, tomo decisiones, rara vez me gusta que me den información, no me gusta que me flasheen. Escalando quiero estar en mi mundo, en mi flow.

Cuando empecé a escalar no sabía que yo era una escaladora valiente y ahora me considero una escaladora valiente, dentro de mis limitaciones. Pero cuando empecé no lo sabía, porque no lo había descubierto. Y escalando es cuando más segura me siento y lo tengo todo muy claro, rara vez dudo. Yo creo que es muy bueno.

Hablabas de cuando vas a escalar y sientes que no tienes el día, sin embargo, escuchar ese límite puede ser difícil porque a veces nos exigimos estar siempre el 100 por cien. ¿Cuál es el límite para ti entre respetar el miedo que estás sintiendo y el decir “no, venga, hoy me enfrento”?
Sí, es difícil, porque a veces esa exigencia no viene de nosotros, viene del ego y de la gente que está con nosotros escalando. Pero tienes que estar seguro contigo mismo, de que puedes tener una experiencia positiva de esto que vas a hacer. Seguro que nos equivocamos muchas veces y seguimos y entonces nos pasamos el límite.

Pero si te empiezas a conocer, tú sabes, tu instinto te dice, no, es que no me apetece, no es el día. Porque la escalada no es como jugar al fútbol, sino que tienes que tener tanta presencia que si hay una parte de ti que no está, es mejor bajar un poco y entrar en la zona de confort. Por eso no me gusta mucho cuando me flashean, porque me sacan de mi mundo y de lo que yo estoy haciendo, para darme una información que igual no es lo que me está pidiendo mi cuerpo.

Y cuéntanos un poco, ¿qué va a encontrar la gente que vaya a tu curso?
Me gustaría transmitir a la gente que es súper importante aprender a caerse, que es una habilidad más. Es como saber meter una rodilla cuando haces una bicicleta o un talón, ¿sabes? Que tengas un recurso más y saber caer es uno de los recursos más importantes, porque vas a caer siempre [Risas]. Entonces, es mejor que lo aprendas y que no sea algo desconocido, sino que lo hagas y digas, ah, vale, es esto.

También que saber asegurar bien es una parte muy importante de la escalada. Y cuando aprendes a asegurar y te aseguran bien, va todo como súper fluido. Y se le da muchísima importancia al físico y el físico es el que está después de eso.

Habrá una parte teórica, en que vas a hablar ahí de tu experiencia, vas a dar herramientas… ¿Cómo va a estar estructurado?
Voy a hablar de la experiencia que yo tuve, que no me dejaba progresar y, luego, sí, contar los trucos que a mí me ayudan. No solo con el tema de la caída, sino con la incertidumbre en general: llegar a un sitio, que esté súper petado y decir, ¿qué hago? ¿Sigo? ¿No sigo? Que te conozcas en esas situaciones. Y entre menos lo evitamos, mejor, porque más progresamos.

Y luego habrá práctica de caídas, sobre todo. Caídas en top rope, súper zona de confort, siempre muy seguro y cada uno a su manera.

Y, sí, caídas, sobre todo caídas. Es un curso de caer. [Risas]. De escalar, también, pero escalar para caer, para estar ahí comprometido con lo que estás haciendo al 100 por cien hasta el punto de caerte.

¿Y a quién está dirigido el curso? ¿A quién le puede interesar?
Le puede interesar a gente que lleva mucho tiempo, porque al final la mayor parte de la gente que tiene esto bloqueado es gente que lleva muchos años escalando. Con más experiencia te pones más fuerte, has hecho un montón de entrenamiento físico, pero ahora no te puedes poner a grados más altos porque el entrenamiento mental no lo trabajaste tanto. Y esto puede ayudar a mucha gente a explotar su potencial físico que estaba ahí estancado.

Y luego para gente que inicia por eso mismo, porque si ya esto lo aprendes desde el principio, ya vas para arriba solo. Empiezas a aprender todas las habilidades, los recursos que necesitas como una coctelera para escalar y disfrutar.

Así que dirías que aprender a caer es necesario para disfrutar más de la escalada.
Y es divertido incluso.

¿Sí? ¿Has llegado a sentir esa reacción en la caída?
Sí, porque cuando más comprometido estás con la escalada al punto de decir, cojo ese agarre o me caigo, es muy guay.

Hablabas del flow escalando y resulta que un psicólogo húngaro llamado Mijaíl Mihály Csíkszentmihályi que formuló el concepto de estado de flujo, que es cuando estás completamente enfocado en una actividad y esto acerca a un sentimiento de felicidad.
Sí, él fue el primero.

¿Tienes algunas claves para poder acceder a ese flow?
Cuando la demanda física y psicológica está en tu límite, tienes que estar concentrado a tope. Por ejemplo, yo cuando salgo a escalar le digo a mi aseguradora, I can fall everywhere (puedo caer en cualquier momento), que se lo digo en inglés porque empecé con una amiga de Estados Unidos. Y para mí eso no es solo que puedo caer, sino que me meto aquí en la batalla esta, ¿sabes? Me voy a caer en cualquier sitio, lo que quiero es que tú estés atento. Y eso me ayuda también a concentrarme. Dejo la mochila abajo, aquí es lo que pase.

Daila Ojeda Sputnik Formacion Kalymnos
Daila asegura que la confianza entre escalador y asegurador es fundamental para progresar en la escalada. En la foto, en un vuelo en Kalymnos (Grecia). Foto de Klara Stein.

Tampoco me gusta que me flasheen. Y me gusta pensar que lo que tengo delante es como un Tetris. Eso sí me lo enseñó un amigo en Canarias hace muchos años: no mirar la reunión ni la cinta, solo focalizarme en lo que tengo aquí. Y cada cinta es un objetivo y tengo que solucionar esto. Y eso me mantiene súper presente. Y la verdad que hay veces que me salto chapas y así, pero porque estoy tan concentrada en escalar que no la veo.

Esto que le dices a quien te asegura que te puedes caer en cualquier momento, que necesitas su atención, entiendo que te facilita el estar concentrada.
Claro, sí, sí. Esto es importante que la gente lo aprenda, que no es una falta de respeto. Se puede ser asertivo y decir:  “Mira, cuando estoy escalando está por mí, porfa, que yo estoy más concentrada, estoy más tranquila”. Y es un lujo cuando estás con una persona en quien confías 100 por cien, que sabes que te asegura bien. Es una diferencia muy grande, escalando. Eso facilita muchísimo el flow, muchísimo.

Tengo esa conexión con algunas amigas que sé que, si alguien viene a hablarles, le van a decir: “Espera, ahora no”.

Y también la comunicación entre la gente cuando escala. Si yo caigo un poco mal, tienes que tener empatía con la persona que escala, que en ese momento está más tensa, igual si encima tiene un poquito de miedo y está trabajándolo, pues hay que empatizar un poco y si cayó de alguna manera que se asustó, puedes decir “explícame, ¿cómo te gustaría mejor, un poquito más dinámico?”.

Es importante que sepamos comunicar esas cosas, que nos escuchemos. La escalada es un deporte para disfrutar.

En 2010 endadenaste Fish eye, tu primer 8c
Sí, uno de ellas. Fue mi primer 8c, fue algo especial.

Y en ese momento, ¿cómo recuerdas que era tu relación con el miedo? ¿Ya habías hecho todo este proceso?
Sí, de hecho creo que hay vías difíciles que las he hecho porque le meto morro porque, escalando por lo menos, tengo el ego bastante amaestrado, adiestrado. Y eso me ayudó muchísimo en la progresión. Veo gente que es más fuerte que yo que, como están tan fuertes, tienen que hacerlo pero, no, no tenemos que hacer nada. Tú pruebas una vía y es un proceso y eso es lo bonito, ¿no? Ahí está el juego. Si supieras que la puedes hacer, se pierde un poco el encanto.

Cuando escalaba en Cataluña, la verdad que ya tenía muy trabajado eso, aunque siempre lo trabajo.

Es raro que me frustre porque no he encadenado una vía. En ese sentido soy bastante comprensiva y empática conmigo misma. No me trato mal escalando.

Hablando del ego, ¿qué significa para ti esto de tenerlo amaestrado? Y, ¿dónde ves que te juega malas pasadas?
Me juega malas pasadas cuando no estoy centrada por algo y lo reflejo en la escalada, pero es algo que me está pasando.

Pero, por ejemplo, amaestrado yo lo digo cuando me puedo caer un montón de veces y no siento como que no tendría que haberme caído.

Sí, es duro y si estás jugando a este juego te vas a caer, no pasa nada. Es raro que me frustre porque no he encadenado una vía o porque me caiga o algo de eso. En ese sentido soy bastante comprensiva y empática conmigo misma.

No me trato mal escalando.

Porque caer es parte del proceso de escalar, ¿no? Es parte de la escalada.
Sí, sí. Igual hay gente que no se quiere caer y también es respetable cómo cada uno juega su juego, pero si realmente te expones y quieres jugar al límite e intentar tu límite personal, caer es parte el proceso y es importante porque cuando no caes es cuando te das cuenta de que progresaste.

Y este proceso en relación con el miedo, ¿es extrapolable a la vida?
Sí, totalmente. Es una pasada. Tengo una anécdota. Me gusta mucho respirar cuando estoy en un reposo y estoy petada y sé que si no descanso me voy a caer en el siguiente paso.

Daila Ojeda Sputnik Formacion aprender a caer
Daila Ojeda escalando Digital crack. Foto de Bernardo Gimenez.

Y hace poco y me fui a hacer una resonancia del hombro y me metieron en el tubo ese y soy claustrofóbica. No me lo esperaba. Me amarran y me ponen una manta encima y yo decía, méteme tierra encima [Risas]. Y pensaba, venga, que tú has pasado momentos en los que tienes que gestionar esto y me decía: “Tú puedes con esto”. Y hacía [hace una respiración profunda] y no valía porque la chica me dice: “Estás respirando muy fuerte”. ¡Mecaguen! Pues ya está. [Risas] ¡Se me acabaron todos los recursos que tenía! [Risas].

Cuando tengo que enfrentarme a algo que me da miedo, pienso en momentos de escalada y pienso “puedes hacer esto, tienes tus recursos”. Me gusta pensar en mis varios yoes y, vale, ahora viene la Daila miedosa y le digo: “Gracias por venir a protegerme, a cuidar de mí porque estás asustada pero yo te voy a cuidar. Te escucho, estás en pánico pero no soy yo, venga, tranquila, que vamos a superarlo”.

Y cuando pasas estos momentitos de superar estos miedos personales que para cada uno es el suyo, te sientes super empoderado. Como decía una amiga hablando de este tema, te sientes la puta ama. Sufre un poco, tolera esta incomodidad, podemos hacernos más tolerantes a estar incómodas y luego dices, guau, ¡ya ha pasado!

Así que no va tanto de no tener miedo como de poder escucharlo y no dejar que no sea él quien tome las decisiones.
Escucharlo es necesario, porque es un buen aliado pero también saber gestionarlo y llevártelo de amigo, de copiloto. Para que me ayudes en caso de que haya que salir corriendo, pero no vas a pilotar tú.

¿Qué sería la escalada sin la parte incómoda?
Probablemente no tendría todo el atractivo que tiene.

‘Cómo gestiono el miedo en la escalada’

El fin de semana del 27 y 28 de abril de 2024 Daila Ojeda impartirá el curso ‘Cómo gestiono el miedo en la escalada’ tras más de 25 años de experiencia escalando y 15 como escaladora profesional.

Daila es TD2 de Escalada, encadenó su primer 8c en 2010 y ha viajado por las escuelas de escalada de todo el mundo.

Apúntate:
📆 27 y 28 de abril, de 11 a 19h y de 9 a 17h respectivamente.
📍 Sábado en Sputnik Las Rozas y domingo en una zona de roca de la zona centro por definir.

Experiencia mínima

  • Escalar en rocódromo vías de 6a en top rope sin caídas
  • Al menos 6 meses de experiencia escalando

Más información aquí.

Reserva tu plaza aquí.

Daila Ojeda sputnik formacion Oliana
Daila, en pleno flow, escalando en Oliana. Foto de Nils Olhendorf.

El estado de flujo

El psicólogo húngaro Mihály Csíkszentmihályi definió en 1975 el estado de flujo y se refiere a esos momentos en que las personas estamos enfocadas en una sola tarea y se pierde la noción del tiempo.

Existen ciertos factores que facilitan la entrada en este estado de flujo –o el flow al que se refiere Daila– e, increíblemente, todos confluyen en la escalada. Estos factores serían:

  • Eliminar distracciones, es decir, dedicarse a una sola tarea (escalar)
  • Tener un objetivo claro que ayude a mantener el foco (encadenar)
  • Enfrentar una tarea ligeramente por encima de nuestras posibilidades (probablemente si escalamos una vía por debajo de nuestro grado no tengamos tanta concentración, es la dificultad lo que facilita la atención plena)
  • Graves consecuencias en el horizonte (al igual que estudiamos más la semana antes de un examen, la posibilidad de una caída favorece también este estado de flujo)

Determinados estudios aseguran que el estado de flujo está relacionado con una mayor productividad y con un estado emocional de felicidad.

¿Conclusión? Escalar nos hace más felices.

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