Ainhize Belar, del Equipo Sputnik, ha conseguido encadenar Begi puntuan, un 9a de Etxauri. Nuestra compañera Hyperaitz la ha acompañado en el proceso para contarnos a través de sus fotografías cómo se escala un 9a… en silencio.

El sonido del calzado sobre el asfalto es lo único que acompaña a las primeras luces del día. A pocos metros, en la inmensidad del muro de Etxauri, las aves aparecen y desaparecen haciendo que la pared cobre vida. Etxauri respira y Ainhize Belar quiere ser parte de su aliento.

Junto a ella camina Jon: su padre, asegurador, amigo y confidente. Ha conducido de noche y se ha despertado antes que nadie para llevar la autocaravana hasta el aparcamiento a pie de vía, todo con tal de que Ainhize pueda dormir un poco más. Todo por ayudarla en su sueño por alcanzar la reunión de Begi puntuan, una de las vías míticas de Euskal Herria y que la meterían en la escueta lista de personas que han alcanzado la cadena de una vía graduada de 9a.

Ha conducido de noche y se ha despertado antes que nadie para llevar la autocaravana hasta el aparcamiento a pie de vía, todo con tal de que Ainhize pueda dormir un poco más.

De camino al pie de vía se respira una calma tensa, un silencio que nadie se atreve a romper, ya que en ese silencio Ainhize ha creado su refugio donde sentirse capaz de todo. Y a pesar de sus 17 años y del gran paso que supone encadenar esta vía, cuando la observas mantiene una templanza que no deja entrever dudas o miedo.

Las mejores historias se escriben en silencio

Llega el momento de calzarse los gatos, que rechinan cuando aprieta los cordones para ajustarlos al máximo. Una última visualización a la vía antes de lanzarse a por esos agarres que se resisten a ser cogidos, aunque en su cabeza ya tiene memorizado cada paso, cada reposo. El choque de puños con su padre y compañero de cordada para darse fuerza, y antes de que nadie se dé cuenta, Ainhize está moviéndose por la vertical con pasos seguros pero tranquilos. Y en ese momento, el mundo entero parece aguantar la respiración. Está sola en la pared y sube por ella con tal seguridad en sí misma que hace parecer fácil lo que es inalcanzable para la mayoría de los humanos. Y lo hace en silencio. No se escuchan alaridos de esfuerzo, ni siquiera un resoplido en busca de un punto más de fuerza y resistencia. Detrás va dejando los cientos de kilómetros de carretera, los madrugones, las horas muertas estudiando en la autocaravana, el frío, la incertidumbre de si será capaz de realizarlo.

Y lo hace en silencio. No se escuchan alaridos de esfuerzo, ni siquiera un resoplido en busca de un punto más de fuerza y resistencia.

Y cuando todo termina no hay grandes celebraciones, ni un gran grupo de personas vitoreando a pie de vía. Tan solo el canto de los pájaros, el tintineo de la cadena y la sensación de que esto puede ser solo el principio. Porque Ainhize ya ha hecho historia, pero aún queda mucho por escribir. Y las mejores historias se escriben en silencio.

Zorionak, Ainhi.

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