Equipador de profesión y hortelano por afición, Carlos Catari, venezolano afincado en el norte de la provincia de Barcelona, pasó por Sputnik para firmar unas cuantas líneas y movimientos.
Carlos, ¿desde cuándo te dedicas al equipamiento?
Empecé a equipar las compes nacionales de Venezuela en 2002, paré unos años para entrenar a saco y competir y, hace unos 5 o 6 años, retomé el trabajo de equipador. Ahora estoy centrado en el trabajo en salas.
¿En las salas está la salida profesional del equipador?
Sí, obviamente, hay más trabajo en el routesetting comercial que en las competiciones.
Y, además, la compe implica más responsabilidad.
En la competición hay que tomar decisiones difíciles y asumir un riesgo y, aparte, hay que tener suerte. A mí me gusta.
¿Te consideras entonces un equipador profesional?
Sí, tengo una pequeña empresa que se llama All4Climbing, con un equipo para equipar en salas con un objetivo muy claro: hacer de nuestra afición un trabajo profesional.
¿Y qué distingue el trabajo de un equipador profesional de otro amateur?
El primero entiende lo necesita realmente el rocódromo (el cliente). Yo no equipo nunca para mí, lo hago para el público que va a ese centro. Hay escaladores a los que les gusta mucho equipar, pero no lo han hecho nunca y no lo entienden como un trabajo con empatía hacia los demás. Todo es cuestión de rodaje y verlo desde la perspectiva de brindar una experiencia o una emoción a otros que no conocemos.
“es cuestión de rodaje y verlo desde la perspectiva de brindar una experiencia a otros que no conocemos”
Hay muchos tipos de clientes…
Exacto. Pasa igual que con la comida: hay demasiados gustos y no todo gusta a todos. Por eso no existe el bloque perfecto para todos. Tampoco existe una tendencia clara en el routesetting comercial. No te puedes limitar a solo romos, solo regletas, solo volúmenes… Hay que ofrecer de todo. Aunque, por norma general, lo que el público agradece es no encontrar pasos morfológicos, y también gustan mucho las regletas.
¿Si quiero ser profesional?…
No existe una titulación homologada, pero sí existen formaciones para aprender los procesos, a usar las herramientas… Un buen sistema de trabajo y algunos detalles llaman a la creatividad.
¿Qué echas de menos en tu oficio?
¡Equipadoras! Solo tenemos una [Shirleys Noriega] en All4Climbing. Ellas tienen una empatía diferente a la hora de diseñar movimientos, es imprescindible contar con chicas en el equipo.
Cambiando de tema, me llama mucho la atención todos esos movimientos acrobáticos en las competiciones. ¿Es una moda o la tendencia del futuro?
Fue una moda que empezó en el 2014/15 y ha durado demasiado. Yo tengo contacto con muchos equipadores internacionales y te puedo decir que la tendencia es que esto se reduzca; no se va a eliminar porque en las compes el factor suerte facilita la labor del equipador y el resultado. Eso ocurre con los boques acrobáticos: si corres y te resbalas, un pegue más. Con este tipo de bloques es más difícil que haya empates. Lo que ha pasado es que se está abusando del parkour. Lo ideal es tener diferentes estilos para una competición.
Entonces, ¿no es más difícil para un equipador diseñar acrobacias?
Un equipador que no esté muy en forma tendrá problemas para abrir bloques de intensidad y por eso acaban eligiendo algo coordinación, de riesgo, para asegurarse un resultado, pero caen en monotonía, ya están demasiado vistos los bloques de correr.
¿Qué estilo veremos en las Olimpiadas?
Mucha fuerza, rollo “old school”: regleta pequeña, muchos romos, compresión y complejidad. Como habrá menos tiempo y se busca mucho espectáculo, en las finales, para dar show, se bajará la intensidad y se buscarán movimientos espectaculares, volar pies y eso. El parkour estará también, pero no tan predominante.
¿Tu bloque perfecto?
El que prueba alguien que cae y después sonríe… La escalada es algo que me genera felicidad y si puedo darle felicidad a los demás con un bloque o un movimiento, para mí ese es el bloque perfecto. Pero, insisto, perfecto para mí, no para otros.
“Si puedo darle felicidad a los demás con un bloque o un movimiento, para mí ese es el bloque perfecto”
Sí, una vez te oí algo sobre el “nivel felicidad” relacionado con la escalada. ¿Qué es eso?
Es complicado de explicar. La escalada para mí es una inyección de felicidad, y equipar también lo es porque transmito esa felicidad a la gente. Muchas veces, cuando termino la jornada de equipar, me gusta quedarme, ver a la gente escalar y comprobar si lo he conseguido; una simple sonrisa me lo confirma. Transmitir emociones es un reto, pero no solo la felicidad. La euforia, la incertidumbre, el miedo, el desequilibrio, el cansancio, un juego de colores, la claustrofobia… generan sensaciones inexplicables que, al enfrentarte a ellas y superarlas, dan satisfacciones, producen alegría. Regalar esto a otras personas que no conozco es algo que me encanta.
Sputnikense de nacimiento! Pedazo de equipador y pedazo de filosofía de vida y de trabajo. Ojalá le veamos por el cohete muchas veces más!