¿Pasaste por la madrileña Plaza de España el fin de semana del 4 y 5 de junio? Pues seguro que alucinaste con lo que allí había montado. Las estructuras y los participantes de la primera prueba de la Copa de España de Boulder y Velocidad fueron los protagonistas durante dos días. Sorpresa: hace 40 años las competiciones de escalada ya se hacían en la calle.
4 y 5 de junio de 2022. Arranca la Copa de España, modalidades de boulder y velocidad. Nos vamos a ver la compe… ¿a un polideportivo? ¿a un rocódromo indoor?… ¡No!, a la mismísima Plaza de España. Intervenir los espacios públicos de las ciudades con estructuras de escalada no es algo nuevo; las competiciones al aire libre, tampoco.
Prehistoria de la competición de escalada
La compe de escalada nació en los países comunistas del este de Europa a finales de los 70 y comienzos de los ochenta, especialmente en la URSS. Y, oh, sorpresa, eran competiciones de velocidad, con circuitos incluso nacionales. En el 1982 se invitó tres escaladores franceses punteros –Patrick Edlinger, Eddy Boucher y Laurent Jacob– a vérselas con los bólidos soviéticos en la ciudad de Yalta. No hicieron un buen papel, pero llevaron de vuelta noticias interesantes a un incipiente grupo que pronto iba a protagonizar la eclosión de la escalada deportiva y los encadenamientos de algunas de las vías más duras del mundo.
Dos años después el también francés Jacky Godoffe consigue una invitación a Yalta y se hace un forofo de la velocidad, consiguiendo después títulos internacionales en la disciplina. Un dato: Godoffe es el diseñador del muro oficial de las compes modernas de velocidad y un verdadero pionero y artista del “routesetter”, el oficio de diseñar movimientos en estructuras artificiales.
Los encuentros europeos
En 1985 Italia organiza la primera gran competición europea, esta vez de dificultad. La sede es la localidad alpina de Bardonecchia y acuden 60 participantes (italianos, franceses, suizos y alemanes). Había 30.000 francos para el ganador (una pasta entonces) y 15.000 para la ganadora… Ganaron Stefan Glowacz y Catherine Destivelle al imponerse en una vías de roca equipadas (y taladradas) para la ocasión. Entre los jueces se encontraba Ricardo Cassin (sí, sí, el Capo di Cordata controlando que nadie pisara una chapa o se agarrara a la cinta). La compe resultó todo un éxito mediático.
A mitad de los 80 los rocódromos estaban en el Pleistoceno y durante los siguientes años las vías de las competiciones se trazaban en la roca, y, claro, como las vías debían tener una dificultad y cumplir unos requisitos, se manipulaban para que así fuera y hubo quien dijo que eso no estaba del todo bien…
La primera vez que se organiza una competición importante en un muro artificial fue en 1986, en Vaulx-en-Velin, Lyon (Francia), con un reglamento que aún hacía aguas por muchos sitios. El caso es que aquella competición sirvió para anunciar que los maestros de la roca podían ser eclipsados por jóvenes escaladores más estimulados por la competición y el entrenamiento.
Ese mismo año, al otro lado del Atlántico, se disputaba la primera gran competición norteamericana, en la fachada de un hotel de Snowbird (Utah) y adonde fueron invitados las estrellas europeas, quienes se llevaron el pastel.
¿Y en España?
Las dos primeras competiciones de escalada en España se celebran en 1986, con sedes en Riglos y en Panticosa, y, al año siguiente se establece el primer circuito de Copa de España, con pruebas en Leiva (Murcia), Oliana (Lérida) y Patones (Guadalajara). En esta última, que duró tres días, constan 100 inscritos; ganan Txavo Vales y la navarra Miriam Pascual. El diario El País, el 30 de mayo de 1987, publicaba lo siguiente sobre el encuentro patonero:
“Las eliminatorias se realizaron sobre vías de una dificultad de 6c y 6c+, para hombres, y 6a para mujeres. La máxima dificultad de escalada en España es de 8a. Estas cifras marcan la dificultad de los pasos en una pared, que puede ser incluso más inclinada de la vertical, extraplomada, por lo que se deben escalar techos. Anteriormente se efectuaban estos pasos con una especie de escalerillas con tres peldaños que se denominaban estribos. En la actualidad se efectúa por los montañeros pasando a fuerza de brazos. Los escaladores ahora sólo utilizan sus manos y sus pies. Antes recurrían a métodos más artificiales. Únicamente usan empotradores, en lugar de clavijas, para su seguridad. El empotrador, aparte de ser más seguro, se utiliza porque nunca rompe la roca”.
Y continuaba: “Cada participante tuvo que cubrir dos itinerarios de escalada y pasaron a semifinales los 18 que ascendieron los dos o llegaron más alto en cada uno. En caso de empate se tiene en cuenta el tiempo empleado. En semifinales la dificultad será de 7a para hombres y 6b para mujeres, y en la final (a la que llegarán 7 escaladores) será de 7b y 6c respectivamente. El primer premio masculino es de 200.000 pesetas [1.200€] y el femenino de 75.000 [450€]”.
Los años siguientes se suceden más encuentros, algunas competiciones se hacen sobre presas artificiales, llegan los masters internacionales a nuestro país y comienzan las competiciones Top 30.
2022, ¡volvemos a las plazas!
“Top 30 nace tras el Master 30 de Coruña que se hizo en el 89 para presentar el primer rocódromo cubierto de España”, nos cuenta Celso Martínez Finuco, un gallego que pasó buena parte de su juventud escaladora en las paredes de Yosemite junto a su socio y amigo Francisco Blanco y donde descubrieron la competición en las pioneras pruebas de boulder en el granito californiano y en la ciudad de Atlanta. “Blanco y yo creamos un evento al que invitamos a los 30 mejores escaladores de España, pagándoles el viaje, el hotel, con restaurantes vegetarianos… Estamos hablando del año 88, con premios de 300.000 pesetas [1800 €], eso en aquel momento era la pera. Ahí nació Top 30, la empresa de rocódromos”.
En aquel momento el término rocódromo era algo bastante desconocido, “los concejales no tenían ni idea, pensaban que era algo para hacer conciertos de rock. Entonces lancé la idea de sacar las competiciones oficiales a las plazas, para darle visibilidad y a la vez que fuera un escaparate para nuestra empresa. Y funcionó: justo después de hacer una prueba en algún sitio, normalmente firmábamos un contrato. Poco a poco fue creciendo Top30 como empresa de rocódromos mientras nuestro escaparate era la organización de la Copa de España”, continúa Finuco.
La jugada funcionó porque los medios de comunicación acudían y el público estaba asegurado; ir al centro de las ciudades resultó una fórmula eficaz de acercar la escalada de competición al gran público, pero hay algunos inconvenientes también: “Los costes, evidentemente, son más altos y la climatología es un condicionante, pero es un riesgo que hay que echar a la balanza. En la calle hay público, los sponsors tienen más visibilidad… Si te metes en un palacio de deportes, en un pabellón, hay que gastarse cuatro veces más en marketing. Aunque somos un deporte olímpico, creo que cuesta meter al público en un espacio cubierto. En Europa se paga por ir a ver una prueba de Copa del Mundo, pero aquí, no”.
El año pasado, coincidiendo con el cambio de directiva de la Federación y el centenario de la misma, Finuco vuelve a ponerse al frente de la organización de parte del circuito oficial. Le acompañan además dos de sus antiguos socios, Francisco Blanco y Corsino Fernández. “Dije que había que darle más visibilidad a la velocidad ya que sería disciplina en París y tendríamos opción de tener más medallistas”, entonces se crea la Copa de España Velocidad y la Copa de España de Boulder. Me uní con Corsino, mi antiguo socio hace 15 años, y firmamos con la Federación por cuatro años para llevar a cabo las competiciones de velocidad y de bloque y sacarlas a la calle”.
Madrid, primera prueba de velocidad y boulder
“¡Ha sido una puta locura!”, asegura Finuco nada más finalizar la primera prueba de la Copa de España de Boulder y de Velocidad, nada menos que en la madrileña Plaza de España. “Después de la pandemia, llega la maldita guerra, la crisis energética, la huelga de transporte y todos los patrocinadores que iban a acompañarnos en el circuito se caen. Solo nos quedó el apoyo de las administraciones, pero eso no cubre la inversión. Y luego la burocracia, es algo terrible, no te imaginas lo que ha supuesto organizar la primera prueba deportiva en la Plaza España. Pero nos hemos comprometido durante cuatro años y aquí estamos”.
El circuito de boulder y velocidad va a constar de tres pruebas. “Queríamos arrancar en Madrid para dar la máxima visibilidad, seguir en Oviedo porque tenemos la base de la empresa y el histórico con Top 30 de haber organizado varias competiciones allí, y por último Cáceres, como homenaje a Alberto Ginés. Cerramos las tres ubicaciones ¡en un mes y medio! Evidentemente la escalada está de moda”.
Los días 18 y 19 de junio se llevó a cabo la segunda prueba, la de Oviedo, aunque la climatología, que a veces es muy tozuda y no atiende a razones de peso, obligó a meter las estructuras en el Palacio de los Deportes de la ciudad asturiana. Un par de datos: hubo 273 inscritos en las cuatro categorías (se quedaron sin plaza 300 escaladores); Teledeporte transmitió en directo las semifinales y las finales a una audiencia de 1.464.000 espectadores, con una cuota de share de 0,9 a 1,7 en algunos momentos (sin contar la audiencia en TVE Play).
Antes se trataba de romper regletas
—Finuco, con perspectiva, después de estos 35 años de experiencias en las competición de escalada, ¿cuál dirías que ha sido la evolución?
—Hombre, mucha desde el punto de vista deportivo y por el tipo de escalada. El cambio ha sido brutal por las instalaciones de estos últimos años. Es un hecho y lo hemos visto en los chavales que han participado en estas dos pruebas, con casi 300 inscritos, jóvenes de 14, 16, y 18. Nosotros no teníamos instalaciones para entrenar, para competir; teníamos escalada, roca. Desde hace 15 años ha evolucionado muchísimo el mundo de los fabricantes de presas; se ha producido tal crecimiento de esa industria que ya tiene su propia feria. La escalada de velocidad, que en los 80 era solo una movida de los rusos, que a nadie le gustaba…, pues ha llegado a ser olímpica. Ahora la escalada es una mezcla de parkour, gimnasia y escalada. No tiene nada que ver con con lo que hacíamos antes, que era romper las regletas; si les pones regletas ahora a los chavales de 20 años ¡te las revientan todos!
Me entra alguna duda histórica, la verdad. Bueno, lo de la primera copa de España, desde luego no fue Oliana sino Coll de Nargó. Pero no recuerdo que fuera una copa de España organizada. Mi recuerdo, seguramente erróneo, es que eran pruebas individuales sin conexión a una copa. La compe de Riglos del 86 tampoco la recuerdo, sí la de otoño del 87. Quizás hubo los dos años y no recuerdo la del 86. Y en ese mismo 87, la primera competición en Euskadi en abril, y en Etxauri en septiembre. Todas ellas en roca natural, en unas circunstancias curiosas, entre la expectación por lo nuevo y la complejidad de meter vías en roca natural, sitio para el público…Por ejemplo, la final de Riglos del 87 en el desplome del Mango del Cuchillo, el público estaba superlejos y no se veía una leche desde allí.