Jordi lleva escalando la mitad de su vida. Empezó con 22 años, intentando conquistar a una chica, y aunque no salió bien, ganó una compañera para toda la vida: la escalada. A los 39 le diagnosticaron párkinson. Nosotros le conocimos en enero de 2025 escalando con la Federación Madrileña de Paraescalada y hoy, con 46 años, tiene la misma energía y actitud que ese chaval. Hemos querido entrevistarnos con él para conocer más sobre su historia y cómo es vivir (y escalar) con esta enfermedad degenerativa.

Durante años Jordi fue un escalador fanático. Incluso llegó a encadenar un 8b en Red River Gorge, una de las mecas de la escalada deportiva en EE.UU. Pero todo cambió cuando, cuatro meses después de aquel encadene, le diagnosticaron párkinson. “Fue como un mazazo. Pero dos semanas después me fui al viaje que tenía planeado a Dolomitas. Fue un viaje de mucho pateo y escalar poco, pero me ayudó muchísimo con la rigidez que sentía en la pierna en ese momento”.

Los años de pandemia no fueron mejores. Dos semanas antes del confinamiento tuvo que ser operado de urgencia del tendón de una mano, lo que hizo que frenara su rutina de entrenamiento y tuviera que someterse a un largo proceso de recuperación física y mental. “Mi cirujano me dijo que me olvidara de escalar. Pero aquí estoy”.

Jordi Cruz parkinson Sputnik05

A pesar de todo, Jordi nunca dejó de escalar y de hacer actividades de montaña dentro y fuera de España con su actual pareja. Fue en uno de esos viajes donde coincidieron con una prueba de la Copa del Mundo de paraescalada. En ese momento, Jordi encontró una nueva motivación para volver al muro. “Me dije: es mi forma de poder aportar visibilidad a la enfermedad”.

Así es como, en 2024, Jordi empieza a entrenar de nuevo: “Estaba bajo de forma y no tenia ni idea de cómo funcionaban las categorías en paraescalada”. Para ello, se ha rodeado de un equipo multidisciplinar: entrenador, psicólogo deportivo y nutricionista. “Cada año estoy peor. La enfermedad es degenerativa, así que entreno para intentar frenar ese deterioro o, al menos, que sea el menor posible.”

¿Qué diferencias notas escalando?
Chapar con la mano derecha me cuesta, porque cada vez tengo menos capacidad de prensión fina y noto menos fuerza y equilibrio en general.

También tengo que tener en cuenta la medicación, es lo que me ayuda a controlar los temblores, así que normalmente tengo que cuadrarla con los entrenos para poder escalar lo mejor posible.

Jordi Cruz parkinson Sputnik02

¿Y la escalada ayuda a que la enfermedad no avance?
El ejercicio es nuestra medicina. Y la escalada es perfecta: te obliga a concentrarte, a resolver problemas, a moverte. Los estímulos, los colores de las presas… Todo eso genera conexiones neuronales que ayudan a frenar el párkinson.

¿Qué te esperaen los próximos años?
Más allá del reto personal, quiero ser un altavoz.

Actualmente estoy en contacto con rocódromos en EE.UU. donde se están realizando estudios sobre los beneficios de la escalada indoor en personas con párkinson. También colaboro con catedráticos y asociaciones para que en España también ocurra.

Tu mensaje para quienes no se atreven a empezar
Que se animen. La escalada es segura, cercana y muchísimo más que un deporte. Aquí te vas a sentir parte de algo y si yo puedo escalar con párkinson, tú también puedes.

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