A los pocos meses de nacer, Víctor Morales puso los pies en el Circo de Gredos y allí se ha criado. A los 17 años empezó a formarse como guía de Media Montaña con Sputnik CFEM y posteriormente se tituló como guía de Alta Montaña, Escalada y Esquí Alpino. Su vida sigue ligada al Circo de Gredos, donde le encontrarás bien guiando por sus cumbres o en los alrededores del refugio de la Laguna Grande. Y a partir de enero le verás más por Sputnik, porque va a ser el coordinador de la parte outdoor del TD2 de Escalada. Le entrevistamos para conocer más sobre su relación con la montaña, su experiencia como guía y su visión como nuevo coordinador de técnicos de Escalada.
Víctor anda siempre ocupado subiendo una vía o preparando algún viaje, por eso decidimos enviarle las preguntas al móvil. Y nos contesta con audios a las 3 de la mañana. Quizás cuando ha terminado de recoger las cuerdas de una vía o de cerrar la cocina del Refugio de Laguna Grande, donde trabaja con su familia. Su voz suena cercana, tal y como le describe la gente que solemos estar cerca de él.
¿Recuerdas tus primeros días en la montaña?
No tengo recuerdos claros, seguramente son muchos días mezclados y casi todos ellos son en Gredos. De pequeños íbamos al refugio y pasábamos allí un mes [su padre, Óscar Morales, es dueño del refugio]. Recuerdo que íbamos a escalar, a bañarnos, visitas de conocidos,… Nos juntábamos con gente que queríamos y pasábamos muchos ratos en la cocina del refugio con mis padres y mi tío. Así que diría que los primeros recuerdos son todos en familia y en la Sierra de Gredos.
¿Cómo ha sido tu relación con la montaña, la escalada o el esquí en estos 25 años?
Mi relación con la montaña por un lado viene de mi familia, que es gente que se dedica al mundo de la montaña y que siempre le ha gustado el monte y la naturaleza. Y desde mi experiencia personal, diría que viene del esquí. Nunca he competido, solo he esquiado por ocio pero aquellos fueron los primeros contactos con montañas fuera de casa. De esos viajes tengo recuerdos bonitos y divertidos y son los que ahora me mueven a seguir haciendo viajes, conocer sitios distintos y a descubrir otras montañas. Antes era a través del esquí y ahora, con el paso del tiempo, otras disciplinas como viajes a escalar hielo, esquí de montaña, viajes a escalar… Al final, ya sea viajando o en casa –en Madrid, Gredos o Pirineos– lo que siempre me motiva es descubrir sitios nuevos, el conocer un rinconcito más de la Pedriza, una montaña nueva en Pirineos, un glaciar nuevo en Alpes…, cosas distintas.
¿En tu familia, cómo ven o entienden el recorrido que has tenido deportivamente y profesionalmente? Son profesiones más o menos modernas en nuestro país y poco conocidas por gran parte de la población.
Mis abuelos vivían en el campo y tuvieron mucho contacto con el monte. Luego ya mi madre y mi padre tenían afición desde jóvenes por el esquí, la escalada, andar por la montaña… Y bueno, incluso mi padre es guía de Alta Montaña desde hace 25 o 30 años.
Varios de mis tíos también son guías de montaña, mis hermanos se dedican al mundo del esquí. Y yo me dedico al mundo de guiaje, siempre en el entorno del Refugio de la Laguna Grande y trabajando allí. Todo ha sido muy natural. Y mi familia me ha apoyado y me ha dado todas las facilidades para viajar y hacer lo que me gusta.
¿Tienes algún recuerdo especial de tus días en la montaña cuando eras un niño?
Mi primer Almanzor invernal. Yo tendría pues 9 o 10 años y subí con mi padre y mi tío y fue en abril además, cerca de la fecha de mi cumpleaños.
¿Cómo ha sido tu recorrido para llegar hasta alcanzar el reconocimiento internacional en la profesión de guía de Alta Montaña? Seguro que no ha sido un camino de rosas. ¿Muchos estudios? ¿Muchos viajes?
Ha sido un proceso largo. Ha habido ratos de centrar muchas energías en la formación, pero la verdad es que se ve compensado de sobra. Al final, si echo la vista atrás en la formación, todo son cosas buenas: desde compañeros –que muchos son amigos ahora–, profesores, muchos aprendizajes, he descubierto millones de sitios en Pirineos, en Alpes, en la Sierra de Guadarrama, Gredos… Ha sido un camino largo pero puedo decir que he disfrutado cada uno de esos pasos. No es que haya salido solo, ha sido necesario mucho esfuerzo y al final, como es algo te gusta y los días que tienes libre, vas a hacer lo mismo que en tu trabajo, ese proceso es más sencillo.
Dinos cosas que te fascinan de la profesión y otras que no te gustan tanto.
Es una profesión que se disfruta en todo momento y no distingues muy bien, si es por un objetivo o simplemente estás haciendo lo que te gusta cada día y eso es algo que mola. Al final lo que nos gusta es estar en el monte y la parte del trabajo que más disfrutas es esa: hacer actividad con clientes, enseñar, transmitir cosas que has aprendido, hacer cumbre, llegar a los objetivos de la gente… Y esa parte es muy reconfortante.
Y quizá la parte que menos me gusta de la profesión es todo el trabajo de vender tus servicios. El trabajo de hacer carteles, redes sociales, de contestar, de llamadas… Ese trabajo me cuesta más.
¿A qué dedicas tu tiempo? Profesionalmente eres guía de Alta Montaña pero ¿tienes otros oficios, aficiones o recursos profesionales?
Pues la mayor parte de mi tiempo, desde hace unos años, la dedico a Gredos. Trabajo ahí como guarda en el refugio, un trabajo en el que cada día aprendes algo: trabajar de arriero, de cocinero, de camarero, fontanero un día, de electricista otro… Tienes que estar todo el día resolviendo problemas en un sitio aislado. Y creo que eso luego, pasándolo un poco al ámbito profesional del mundo de viaje, creo que es muy útil y se compagina muy bien. Porque al final vas a sitios en los que la mayor parte de tu tiempo o de tu trabajo tienes mucha responsabilidad y tienes que tomar decisiones todo el rato.
¿Tienes algún proyecto por cumplir, profesionalmente o deportivamente?
Mi objetivo más cercano es conseguir la UIAGM, la titulación de Guía de Alta Montaña Internacional, que me queda un año de formación. Y luego, deportivamente, hay muchas actividades que quiero hacer, muchos sitios a los que quiero ir, pero desde hace un año o dos el esquí de pendiente es lo que más me motiva.
Vas a coordinar el curso de TD2 de Escalada en Sputnik Formación, ¿qué supone la formación y la enseñanza de estos contenidos para ti? ¿Qué te ilusiona de este nuevo proyecto?
Me hace ilusión formar parte de este proyecto, digamos, nuevo pero que lleva ya muchos años asentando bases de la formación del técnico de Escalada. Es un proyecto del que creo que voy a sacar muchas cosas buenas, que voy a aprender mucho de los compañeros, de alumnos, de gestión, de docencia… Y, bueno, es un proyecto que me apetece mucho y que tengo muchas ganas de hacer.
¿Cómo ves el recorrido de los guías de Montaña en España y sus montañas?
Es un sector en el que va a haber trabajo. Si se hacen las cosas bien por parte de todos –desde escuelas, asociaciones, los propios guías y aspirantes que quieran entrar a este mundo y dedicarse al mundo del guiaje–, si todos aportamos el valor que merece y remamos en la misma dirección, tenemos un buen futuro. Aunque sea una profesión muy nueva, porque fue reconocida hace 25 o 30 años en España, tiene mucha historia, se puede aprender de modelos de países en el extranjero y en Europa. Creo que se están haciendo las cosas con buenas intenciones y que tendremos un buen futuro.



























